El pan es un alimento imprescindible en los hogares españoles. Según la encuesta sobre "Hábitos y consumo de pan en España" realizada por Simple Lógica, 9 de cada 10 españoles comen pan a diario.

El problema que tenemos los consumidores de este producto es que podemos observar cómo comienza a perder poco a poco sus propiedades nada más hornearse. De hecho, a través de un proceso que recibe el nombre de retrogradación del almidón el pan comienza a perder su humedad. De ahí que no resulte nada extraño que muchos tipos de pan tarden poco tiempo en ponerse duros.

Hay diferentes técnicas y métodos que podemos poner en práctica para conservar el pan y recuperar el que se ha puesto duro. Algunas de estas técnicas son más efectivas que otras, ya que todo dependerá del tipo de pan y del tiempo que haya pasado desde que se ha horneado.

Cómo conservar el pan

Los panes con grasa añadida tardan más tiempo en ponerse rancios. Caso contrario sucede con el pan tipo baguette, ya que su forma estrecha y su falta de grasa hacen que se pasen muy pronto. Es un pan que debe consumirse en el mismo día que se hornea para que no se pierda.

Todos nos hemos preguntado en más de una ocasión cómo podemos mantener el pan fresco durante más tiempo. Si bien hay muchas opciones, lo cierto es que algunas son mejores que otras. He aquí las más habituales y las más efectivas.

1. Congelar el pan

Congelar el pan es la mejor manera de conservarlo por más tiempo. Si se congela vamos a poder seguir disfrutando de un pan crujiente y esponjoso. La congelación ralentiza el proceso de envejecimiento. Por tanto, debemos colocar el pan en una bolsa con cierre hermético, sacando la mayor cantidad de aire posible de ella, y meterlo en el congelador.

Bolsas de plástico con cierre hermético

Cuando lo queramos comer, se saca del congelador y se mete en el horno para descongelarlo. Al recalentar el pan en el horno, se consigue que el pan recupere todas sus propiedades. Un dato a tener en cuenta: el pan se puede congelar durante dos o tres meses perfectamente.

2. No meter el pan en la nevera

El pan refrigerado en la nevera puede perder sus propiedades hasta seis veces más rápido que si se conserva en una panera. La única opción recomendable es meter en la nevera el pan que se compra en el supermercado para mantenerlo fresco unas horas. Así se evita el moho y la sequedad. Pero dejarlo más tiempo es un error.

3. Guardar el pan en una panera

Una panera especial para guardar el pan crea un ambiente que equilibra la humedad y la circulación del aire. Las paneras grandes son más recomendables, ya que así se permite una mayor circulación de aire. Las mejores son las paneras de cerámica, pero también las hay de otros materiales.

Panera de cerámica

Cuanto más pan pongamos en la panera, mayor será el nivel de humedad en la misma. Por lo tanto, no coloquemos mucho pan en el interior de una vez. Hay que evitar también guardar el pan en la panera dentro de una bolsa de papel, ya que la bolsa atrapará la humedad y destruirá la corteza.

4. Envolver el pan en papel de aluminio o plástico

Para almacenar el pan en la panera, nada mejor que hacerlo en una bolsa de plástico o en papel de aluminio. Ambos materiales harán que el pan no se deteriore tanto. Sin embargo, hay que tener cuidado: la corteza puede sufrir por culpa de la humedad. Por eso, al sacarlo de la panera es preferible tostarlo para devolver a la corteza su textura.

Qué hacer con el pan duro

Cuando el pan se pone duro, hay mucha gente que opta por deshacerse de él. Sin embargo, hay al menos tres métodos que podemos poner en práctica para tratar de recuperarlo. Quizás no obtengamos un pan con las mismas propiedades que si acabara de salir del horno, pero al menos se podrá comer.

1. El microondas

Este método es el más rápido para ablandar el pan y proporciona los efectos más duraderos. Lo único que hay que hacer es humedecer un paño de cocina en agua fría para cubrir el pan duro. Una vez envuelto, se trata de exprimir el paño para sacar toda la cantidad de agua posible.

A continuación, se mete el pan en el microondas durante unos 10-20 segundos a una temperatura alta. Pasado este tiempo, se saca el pan y se comprueba si se ha logrado ablandar lo suficiente. Si no es así, se repite metiendo de nuevo el pan en el microondas.

2. El horno

El método del horno tarda más en ablandar el pan que el microondas, pero también resulta muy efectivo. En este caso, precalentamos el horno a 150 grados centígrados. Cortamos un trozo de papel de aluminio y cubrimos el pan con él. Colocamos el pan envuelto en el horno durante unos 5-20 minutos (el tiempo dependerá del volumen de pan).

Pasado este tiempo, sacamos el pan del horno y dejamos que se enfríe dentro del papel de aluminio. Es muy importante que se enfríe aún envuelto para que, a medida que se enfríe, no libere la humedad restante como vapor. Una vez listo, se sirve y se come.

3. El apio

El método del apio está especialmente indicado para el pan en rebanadas. Metemos un tallo de apio dentro de la bolsa de pan y sellamos la bolsa. Colocamos esta en la nevera y la dejamos reposar durante varias horas, preferiblemente toda la noche. Tras este tiempo, se retira el apio de la bolsa y ya debería estar listo para consumir.

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