"Nací el 30 de abril del 39, justo cuando acabó la Guerra Civil". Manuel Ramos bebe un café con leche muy caliente. Lo hace muy despacito, a sorbitos. Mientras, repasa algunos de los acontecimientos más importantes de su vida. Prestarles atención es muy relevante. Quizá en alguno se esconda el secreto de por qué a los 84 años tiene un cerebro de 50.

Este hombre es uno de los voluntarios del Proyecto Vallecas, un estudio longitudinal que busca mecanismos para identificar en un futuro a individuos en riesgo de demencia tipo alzhéimer. Pillar la enfermedad antes de su desarrollo es una de las grandes dianas para acabar con ella. "A mí el alzhéimer siempre me ha dado mucho miedo y cuando vi el cartel del proyecto no dudé en apuntarme", cuenta Manuel.

Si bien, su caso no es protagónico por la enfermedad. Todo lo contrario. Lo que hace especial a Manuel es que es un 'súperenvejecedor', una rara avis que ya quisiera encontrar David Fincher para una secuela de El curioso caso de Benjamin Button. "Hay quien me pide el DNI porque no se cree mi edad", presume.

Manuel Ramos, voluntario de El Proyecto Vallecas. María Antonia Piñeres E.E.

"Un 'súperenvejecedor' es una persona de 80 años o más que puede recordar acontecimientos cotidianos y experiencias vitales tan bien como alguien 20 o 30 años más joven", explica Bryan Strange, director del departamento de neuroimagen de la Fundación Centro de Imagen de Investigaciones Neurológicas (CIEN) y firmante principal de un reciente estudio publicado en The Lancet Health Longevity sobre los 64 afortunados que han encontrado entre los 1.213 voluntarios del Proyecto Vallecas. Vaya alegría que se llevó Manuel cuando se lo dijeron: "Estoy contentísimo", dice sorbiendo el café.

Strange cuenta lo impactante que ha sido encontrar un número tan alto de 'súperenvejecedores' en España. "Mis compañeros de Chicago se han quedado sorprendidísimos", confiesa. En Estados Unidos o Alemania también están con proyectos similares, pero las muestras no son tan grandes. ¿Tiene España algo especial?

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"Yo creo que la dieta mediterránea es muy importante", concede el experto. Manuel, por ejemplo, come de todo. "Además, todo me cae bien", presume. Según él, mucho tiene que ver en esto el hambre de la posguerra, época en la que su madre freía las mondas de las patatas para sacar todo el partido a lo que había por casa. Cuando habla de ella, se emociona mucho: "Era muy luchadora".

De Badajoz a Madrid

Manuel nació en Salvatierra de los Barros (Badajoz) y se vino a vivir a Madrid junto a su madre y sus tres hermanos unos años después de terminar la guerra. Se afincaron en la casa de su abuela, en la calle de Francos Rodríguez. Ella encontró trabajo de planchadora en el hotel Wellington para sacar a su familia adelante, aunque a todos les tocaría arrimar el hombro. Actualmente, este jubilado vive muy cerca de aquella casa, en la zona de Estrecho, pero no tiene ningún problema en desplazarse cada año a hacerse los chequeos que corresponden a Vallecas, donde se afinca la Unidad de Investigación del Centro Alzheimer de la Fundación Reina Sofía, mecenas de la Fundación CIEN. De ahí lo de Proyecto Vallecas.

Manuel Ramos charla distendidamente durante su entrevista con El Español. Javier Carbajal E.E.

Los resultados de la investigación han permitido arrojar un poco de luz al misterio de los 'súperenvejecedores', a qué es aquello que les hace tan privilegiados frente al deterioro de la edad. Un primer hallazgo, en consonancia con estudios anteriores, es que estas personas poseen más materia gris — un tejido fundamental para el funcionamiento del cerebro—  en áreas clave relacionadas con la memoria y con el movimiento. "Además, dimos cuenta de que no tienen la atrofia típica en el cerebro que tendremos todos con el paso de la edad", añade Strange.

Las indagaciones del estudio demuestran que los 'súperenvejecedores' son resistentes a la degeneración de los años, aunque las razones exactas del porqué no están claras. Strange aclara que uno de los puntos en común que han encontrado entre los participantes es el haber tenido una vida activa de joven. No tanto en el sentido de hacer ejercicio, sino de hacer en su día a día pequeños esfuerzos, como eso que contaba Gary Grant de que su secreto era subir escaleras.

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La vida de Manuel es el ejemplo perfecto de este punto. Se ríe recordando cómo a los 14 años su hermano le metió a aguador en la obra. "No veas cómo pesaba el botijo", clama. También fue albañil, un trabajo que le obligaba a estar de aquí para allá con una caja la mar de pesada, "de unos 12 o 15 kilos". Afortunadamente para él, su hermano le encontró un trabajo más tranquilito, de electricista, el oficio que ejercería ya para toda su vida y que le permitió dejar eso de las pesas para el gimnasio. Ahora se ha apuntado a uno, pero por culpa de un ejercicio mal hecho ha terminado en rehabilitación. "Me creo Schwarzenegger, pero no", entona con guasa.

Manuel confiesa que es habitual que le pidan el DNI para corrobar su edad. Javier Carbajal E.E.

En el comunicado difundido junto al estudio, Marta Garo-Pascual, la primera firmante, anotaba por su parte que en las pruebas clínicas para medir los niveles de ansiedad y depresión, los 'súperenvejecedores' puntuaron cotas más bajas que el grupo de control. "Esto hay que estudiarlo con un poco más de profundidad, porque hay un solapamiento entre los factores de riesgo o de protección de la demencia y los asociados al súperenvejecimiento", matiza Strange.

Cuidar la salud mental

A día de hoy, no está claro si sufrir depresión aumenta el riesgo de alzhéimer. Un estudio publicado en PET and SPECT in Psychiatry demostró que la depresión de inicio tardío en la vejez parecía favorecer procesos neurodegenerativos y el acúmulo anormal de beta-amiloide y tau —una de las hipótesis del desarrollo del alzhéimer— pero todavía no hay nada concluyente. Lo que sí está comprobado es que estar sólo o infeliz acelera más el envejecimiento que fumar.

La vida de Manuel ha tenido momentos tristes, sí. Como esa Nochevieja en Alemania, país al que emigró junto a siete amigos tras la mili para ganar un dinerillo. Al dar las 12, vieron como todos los presentes en la fiesta disfrutaban de sus familias; ellos la tenían muy lejos: "Nos abrazamos entre nosotros y nos pusimos a llorar".

Quitar nieve en Suiza tampoco fue tarea fácil, aunque ojo, de allí se fue sabiendo francés, una actividad cerebral que la investigación también arroja como clave en los 'súperenvejecedores'. Según los datos que han recopilado, estos tienen más estudios y puntúan más alto en los test de inteligencia. La música también parece tener importancia, aunque lo de Manuel es dibujar: "Tuve que aprender de pequeño para hacer patrones a mi hermana. Ella luego los bordaba y me daba un dinerillo".

Aunque no tiene ningún secreto, Manuel recomienda vivir y ser feliz. Javier Carbajal E.E.

Todos estos recuerdos forman parte de la vida apacible de Manuel. Los momentos buenos siempre han superado a los malos y no hay mejor medicina para el cerebro que la felicidad. La comparte con su mujer, María. Han celebrado las bodas de oro y dice que está "enamoradísimo". También con su hijo, quien por cierto engaña lo mismo que él. Si nadie se cree que Manuel tenga 84 años —servidora se quedó helada cuando le vio aparecer andando ágil, bronceado y sin apenas una cana— a su hijo tampoco le echan su edad. Lo mismo es que un 'súperenvejecedor' nace y no se hace.

"Esa es la gran pregunta", razona Strange. La investigación no ha podido explicar un 66% de la diferencia entre los 'súperenvejedores' y los controles. Según el investigador, probablemente es porque el porcentaje esté ligado a un componente genético. A pesar del dato, teniendo delante a Manuel, hay que intentarlo. "¿Cuál es el secreto, Manuel?", espeta esta periodista. "Pues no hay ningún secreto. A mí me gusta vivir. Voy a la casa del mayor y viajo mucho. No entiendo a la gente que está todo el rato con el móvil. Hay que disfrutar".