Las modas en los bulos vienen y van, sobre todo en lo relacionado con la Covid-19. Si un día se ponen de moda los microchises en las vacunas para tenernos controlados, al siguiente es directamente para matar gente, pero siempre dentro de una plandemia en la que el virus existe y no existe a la vez, o las mascarillas hacen que la gente se muera por no poder respirar.

La última de estas modas es una vieja conocida que se ha reformulado con ocasión de la pandemia: la de que las vacunas contienen metales pesados que igual nos matan que sirven para teledirigirnos cuales zombis mediante el 5G. Varios videos circulan en las redes sociales de personas que, supuestamente tras ser vacunados, se colocan en zona del pinchazo un imán y este no se cae. Muchos de ellos han sido retirados de las mismas tras ser verificados, pero siguen subiéndose cada día.

Hay otros más espectaculares todavía, en los que se llegan a colocar tijeras, clips y hasta dos móviles. En este punto, parece que se invierte la idea y las vacunas, en lugar de contener metales pesados, lo que tienen son partículas magnéticas. En un grupo de Telegram de difusión de los bulos de Josep Pamiés se afirma, "nada bueno sugiere este potente efecto electromagnético en nuestro cuerpo", y se sugiere que las vacunas "necesitan de campos electromagnéticos externos (¿5G?) para 'mejorar' su efectividad". El post ha sido visto más de 5.000 veces y tiene más de 30 comentarios, algunos de ellos sugiriendo el uso de cilantro para eliminar los metales pesados de las vacunas, otros indicando que quizá el metal pesado que contienen es grafeno (que, por otro lado, no es un metal).

Especialmente llamativo ha sido el caso de la diputada de Vox por la Asamblea de Madrid Alicia Verónica Rubio, que se ha dedicado a recopilar a través de Twitter cerca de una treintena de videos con los supuestos efectos de la vacuna y pidiendo una explicación. "Tengo bastantes vídeos de vacunados con imantación en el lugar de la vacuna. Me gustaría que me dijeran si esto está sucediendo, o no. Y, si es así ¿por qué sucede? Si no es así, ¿por qué se han confabulado tantos ciudadanos en contar este cuento?", pide explicaciones en un tuit que, posteriormente, ha sido borrado por la propia plataforma por "incumplir las reglas de Twitter".

Rubio se cuida, en todo caso, de achacar este 'fenómeno' a la presencia de metales o elementos magnéticos en la vacuna, pero sí indica que el uso de cremas, explicación dada por varios usuarios de Twitter para justificarlo (cuando no se trata de una manipulación), "resbala". "Que opinen los médicos, si les pregunta un paciente. Yo solo soy el mensajero de un fenómeno raro de Twitter".

Los médicos: "Es una tontería"

Y los médicos opinan. Este medio ha contactado con varios expertos en vacunas que consideran tan absurdo este bulo que no ven necesario rebatirlo. "Salta a la vista que es mentira, es una tontería que no merece ningún comentario", afirma Fernando Moraga-Llop, vicepresidente de la Asociación Española de Vacunología. Por si quedara alguna duda, recalca: "Ninguna vacuna contiene metales pesados".

Isabel Jimeno, médica de Familia y coordinadora del grupo de trabajo de vacunas de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, lo califica directamente de "gilipollez". "En todo caso, yo quiero que me inoculen el chip, no metales pesados", bromea.

Captura de un tuit de Alicia Verónica Rubio antes de que Twitter procediera a borrarlo.

Otra de las capturas de los tuits de Rubio en que recoge algunos de los numerosos vídeos con presuntas imantaciones.

Acudiendo a las fichas técnicas de las vacunas, no se observa que estas contengan metales pesados. Por ejemplo, Comirnaty, la vacuna de ARN mensajero desarrollada por Pfizer y BioNTech, incluye como excipientes agua, sacarosa, cloruro sódico, colesterol y nanopartículas lipídicas (abreviadas con las siglas ALC-0315, ALC-0159 y DSPC) para envolver el ARN y que este pueda entrar en el cuerpo humano. Ni rastro de metales.

Vayamos a una vacuna que no sea de ARN. Vaxzevria, el suero desarrollado por AstraZeneca y la Universidad de Oxford, contiene etanol, sacarosa, cloruro sódico, L-histidina (un aminoácido), polisorbato 80 (un aditivo alimentario)… pero ni un solo metal pesado. Tampoco los contienen las vacunas de Moderna (ARN mensajero) o Janssen (adenovirus).

En todo caso, no tiene mucho sentido que ese efecto solo tenga lugar donde se puso la inyección, pues la vacuna viaja a través del cuerpo: si solo se quedara en el brazo, no tendría ningún efecto. Y, precisamente, en todos los videos se hace la prueba con otras partes del cuerpo y ni los metales, ni los imanes, ni los teléfonos móviles, se quedan pegados.

El espíritu de chanza, como no puede ser de otra forma, ha inundado las redes. Los usuarios de Twitter no han parado de hacer chistes sobre el tema en las respuestas a los numerosos tuits de la diputada de Vox.

El secreto está en la grasa

Pero entonces, ¿por qué se quedan algunos objetos de metal e imanes pegados en la piel de las personas? Probablemente, una buena parte de los vídeos estén trucados (pegamento, cinta de doble cara, etc.), pero que haya tantos hace pensar que es muy poco probable una 'conspiración' conspiracionista tan bien orquestada.

El mecanismo que explica los vídeos no trucados es, sin embargo, bastante conocido. ¿Ha visto alguna vez a una persona que sostiene mágicamente una cuchara con su nariz? Pues esto es lo mismo, afirma el periodista científico Mick West en vídeo de su web Metabunk.org. Se trata de "un nuevo giro de un truco carnavalesco. Imanes, monedas y otros objetos con una superficie lisa se pegarán a la piel si ésta es muy ligeramente oleosa. Elimina el aceite y el objeto no se pegará".

West no se refiere a aceite de cocinar, sino a la grasa que se acumula en la superficie de la piel. Algunas partes del curpo –la nariz– la generan más que otras pero, en mayor o menor medida, el cuerpo la genera en gran parte de su superficie. Y donde la genere, se podrán pegar objetos, sean metales, sean imanes o cualquier cosa con una superficie lisa.

Rubio, que es vicesecretaria de movilización de la formación de ultraderecha y era conocida –hasta ahora– por sus posturas radicales en contra del feminismo y de lo que llama la 'ideología de género', todavía no parece haber encontrado la solución al misterio de las vacunas y los imanes. "Sigo sin una explicación convincente", afirma en su cuenta de Twitter. Quizá tenga que buscarla en otros lugares.