La contaminación se asocia a la muerte de hasta siete millones de personas cada año en el mundo, según estimaciones de la propia OMS. En el caso de España, solo durante el pasado año 2019, se estima que alrededor de 30.000 personas murieron a causa de la contaminación atmosférica. 

Sin embargo, no es lo mismo dar estimaciones (basadas siempre en estudios y evidencia científica) que achacar una muerte en particular a dicha contaminación atmosférica.

Por ello, el caso de Ella Kissi-Debrah es particular e histórico a partes iguales: un forense ha dictaminado que la pequeña murió a causa de la exposición a la contaminación ambiental, entre otras razones.

Una combinación fatal

Así lo indica el medio anglosajón The Guardian, el cual explica que se trata de un dictamen histórico a nivel legal. En este caso, Philip Barlow ha sido el forense del interior del sur de Londres el que ha hecho historia al indicar que la muerte de la pequeña de nueve años en 2013 se produjo por una combinación de varios factores: insuficiencia respiratoria aguda, asma grave y exposición a la contaminación del aire.

Según Barlow, la pequeña estuvo expuesta a la contaminación por dióxido de nitrógeno y partículas en suspensión (PM) a unos niveles superiores a las directrices de la OMS. Y, en este caso, la causa de estos niveles habrían sido las emisiones causadas por el tráfico de la zona.

De nuevo según el forense, el hecho de no reducir los niveles de contaminación a los limites legales posiblemente contribuyó a la muerte de la pequeña; además del hecho de no proporcionar a su madre información sobre el potencial que tiene la contaminación ambiental para empeorar y agudizar casos de asma, como la que sufría Ella.

Durante la vida de Ella, las emisiones de dióxido de nitrógeno de la población de Lewisham, donde vivía, excedían tanto los limites aconsejables por parte de la OMS, como los límites legales dictados a nivel nacional y en la misma Unión Europea. Esto habría exacerbado el asma que sufría la menor, la cual vivía en una zona próxima a carreteras altamente transitadas y contaminantes. Todo ello, en su conjunto, habría contribuido a un desenlace fatal.

Una relación conocida

El forense también recordó que los efectos perjudiciales de la contaminación del aire se conocían desde hace muchos años, y también el riesgo que sufrían de forma particular aquellas personas diagnosticadas de asma u otras enfermedades pulmonares. En el caso de Ella, que sufría un asma grave, la contaminación pudo ser la gota que colmó el vaso.

El dictamen llevado a cabo por el forense sería el primero de su clase en Reino Unido, y se espera que aumente la presión sobre el gobierno del país para abordar los niveles ilegales de contaminación ambiental que asolan a las islas.

Además, otra peculiaridad del caso es que la madre de Ella, Rosamund Kissi-Debrah, exmaestra, pasó años intentando buscar una segunda opinión para examinar la muerte de su hija. En este caso, la segunda opinión corrió a cargo de Barlow, que argumentó su postura con evidencias médicas.

En este caso, una de las pruebas de la investigación la aportó el profesor Stephen Holgate, inmunofarmacólogo y neumólogo consultor de la Universidad de Southampton y del Hospital General de Southampton. Según el mismo, una causa biológica del empeoramiento de la enfermedad de Ella durante los meses de invierno era precisamente el aumento estacional de la contaminación del aire: vivía a escasos 30 metros de la carretera South Circular, lo cual causó su última crisis de asma. Llegó a sufrir convulsiones y fue atendida en el hospital casi 30 veces en apenas tres años previamente a su fallecimiento.

Por su parte, los abogados de la familia llevaban años sosteniendo que la contaminación del aire era de por sí una emergencia de salud pública, y que su regulación era necesaria. Así mismo, también argumentaron la necesidad urgente de registrar la muerte como secundaria a la contaminación, un registro que ayudará a dar prioridad a los programas de salud pública para combatir la toxicidad del aire.

El fallo de investigación de 2014 fue anulado por el tribunal superior tras las pruebas de que los niveles de contaminación del aire cercanos a la casa de la pequeña eran excesivos. En primera instancia se determinó que su muerte fue a causa de una insuficiencia respiratoria aguda, sin contar con la contaminación como causante de la misma.

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