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Las claves

El estudio de la microbiota está en auge, y hoy en día sabemos que muchas de las enfermedades crónicas más prevalentes se inician en nuestro sistema gastrointestinal o, al menos, este colabora en gran medida en su evolución a largo plazo.

Si bien es cierto que no todo hinchazón abdominal es una patología, ni que todos los problemas gastrointestinales son siempre SIBO (siglas de small intestinal bacterial overgrowth o sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado), aún existe mucho que estudiar al respecto.

En este aspecto, la bióloga Asun González, autora del libro ¿Tú también tienes SIBO?, ha dado recientemente una entrevista en el programa 'Herrera en COPE' hablando sobre todos estos conceptos: dietas antiinflamatorias, problemas gastrointestinales, SIBO y la importancia de la crononutrición en la microbiota.

Según explica la experta, "el 90% de las enfermedades están relacionadas con la microbiota. Síntomas como gases, hinchazón, distensión, diarrea o estreñimiento son indicativos de un desequilibrio en la microbiota".

Aunque este aumento de casos se debería, según González, a una combinación de problemas de salud crónicos, mejoras en el diagnóstico y un aumento de la información disponible.

Si bien es cierto que la microbiota influye en nuestra inmunidad y se ha demostrado su papel en el aumento o disminución de la inflamación crónica de bajo grado, además de su importante colaboración en el metabolismo energético y en el metabolismo hormonal, especialmente en el eje hipotálamo-hipofisario-adrenal o 'eje del estrés', la afirmación de que el 90% de las enfermedades se relacionan con la microbiota a día de hoy sería exagerada con la limitada evidencia disponible.

Por otro lado, sí es cierto que hoy en día existen multitud de posibles factores capaces de desequilibrar la microbiota, como el uso de antibióticos (especialmente de forma repetitiva o crónica), el uso de inhibidores de la bomba de protones como el conocido omeprazol, o el consumo de fármacos opiáceos, entre otros fármacos.

Asimismo, las dietas ultraprocesadas y el estrés crónico circulante en la actualidad son otros factores clave en este detrimento de nuestro sistema microbiano gastrointestinal.

Siguiendo con la entrevista, la bióloga también recuerda que "no todo es SIBO", y que sufrir hinchazón abdominal de forma puntual no implica sufrir una patología, y que dicho hinchazón es habitual y normal tras comidas más copiosas.

El problema, afirma, sería que este hinchazón se produjera de forma diaria, o si se acompaña de otros síntomas como alteraciones del tránsito gastrointestinal, gases persistentes o malestar tras las comidas.

Como también recuerda González, no todos los cuadros gastrointestinales son sinónimo de SIBO, y existen otras posibles patologías como el síndrome del intestino irritable, las disbiosis no específicas u otras alteraciones del eje intestino-cerebro que se deberían descartar.

La experta también recuerda que la microbiota posee sus propios ritmos circadianos que nos convendría respetar, aunque su sincronización puede ser más o menos fácil dependiendo de nuestro país y cultura gastronómica.

De hecho, según afirma González, "el horario ideal sería desayunar a las 9 y cenar a las 4", algo inviable en países como España.

La microbiota posee mayor actividad metabólica en ese rango de horas, y por la noche entra en una fase de menor actividad. De hecho, como explica la bióloga, los intestinos "cierran la cocina" a las 22:30h de la noche, refiriéndose a la menor actividad tanto en cuanto a motilidad como en cuanto a secreción de sustancias tras esas horas.

Todas estas afirmaciones están respaldadas por diversos estudios, especialmente esta última, dado que no son pocas las investigaciones que aconsejan evitar cenas tardías y dejar un espacio de dos a tres horas entre la cena y la hora de dormir.

Idealmente, sincronizar nuestros horarios de comida con la mayor actividad de la microbiota mejoraría nuestra motilidad gastrointestinal, nuestro metabolismo glucémico, nuestra sensación de saciedad e incluso nuestros niveles de inflamación crónica.

Sin embargo, dado el ritmo de vida actual en el mundo occidental, como bien recuerda González, lo fundamental sería intentar "comer cuando es de día. Con cenar prontito y no picotear por las noches, sería estupendo", sugiriendo que las 20:00h serían la hora límite ideal para obtener una buena digestión.