El director académico del Máster en Nutrición de Precisión y Epidemiología Nutricional, Edwin Fernández Cruz, de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), ha destacado el peligro del azúcar oculto en alimentos que se consideran saludables, como zumos y 'smoothies'.
Bollería, chucherías y refrescos incorporan más azúcar de la que necesitamos, pero también hay "productos que intentan parecer saludables, como los lácteos o los panes, pero presentan lo que se conoce como azúcar oculto".
Se trata de un azúcar "que no parece muy evidente pero que podemos observar en la lista de ingredientes" con una presencia muy alta, ha relatado este experto en una entrevista a Europa Press.
"Cuando vemos que hay un alimento que, por cada cien gramos, tiene un diez por ciento de azúcar -o sea, más de diez gramos- tendríamos que estar planteándonos si la frecuencia puede ser habitual", ha señalado.
El ser humano está preparado para asimilar el azúcar. Sin embargo, "hoy en día hay una metabolización trampa, porque estamos rodeados de productos que nos están ofreciendo unos niveles más altos de lo que nuestro cuerpo está preparado" a soportar.
Fernández Cruz explica así que hay tres tipos de azúcar. Está el intrínseco, que está en la propia matriz alimentaria y que nosotros tenemos que liberar con el proceso de digestión. Está presente en frutas, verduras como la calabaza o los cereales integrales.
En segundo lugar, está en el que se añade en un proceso en el que se libera ese azúcar y le ahorramos a nuestro cuerpo el digerirlo. Lo podemos encontrar en la miel, los zumos de frutas o los smoothies.
Por último, está el azúcar añadido, que no está presente en una matriz alimentaria y lo añadimos en el proceso industrial de elaboración del alimento. A los nutricionistas les preocupan el azúcar añadido (presente en todos los ultraprocesados) y el liberado, que forma parte del "azúcar oculto".
"La persona no es consciente de que lo está ingiriendo e incluso lo puede ver dentro de un alimento que considera saludable", ha dicho en referencia al pan de molde, la miel o las salsas industriales. También los zumos, "que pensamos que, como proceden de una fruta, son saludables" pero tienen un proceso que hace que "la cantidad de azúcar sea superior",
Además, "estamos quitando la fibra", con lo que estamos dando a nuestro cuerpo el azúcar "en una bandeja de plata para que nuestro metabolismo empiece a funcionar". Nuestro cuerpo, explica, "lo metaboliza de una manera muy rápida y empieza a funcionar todo el mecanismo de la insulina; empezamos a tener peligro".
"Si esa ingesta es muy elevada puede llegar a haber un daño hepático, lo que se conoce como hígado graso, una patología que está elevando su prevalencia", advierte. Esto es aún más grave en la infancia, "ya que estamos predisponiendo a nuestro cuerpo a que pueda padecer enfermedades crónicas".
Con los alimentos que tienen el azúcar libre "estamos liberando de esa matriz alimentaria el azúcar". Por tanto, "incorporarlo de una manera habitual a la dieta no es una ventaja si no está acompañado de productos con fibra".
"Si lo tomamos una vez a la semana, o dos veces al mes, no debe representar un problema porque lo importante es cuidar de la dieta habitual y la ingesta habitual que tengamos de azúcares", ha concretado.
Por otro lado, cuando tenemos un exceso de ingesta de azúcar, ha relatado Fernández Cruz, "notamos un aumento de los ciclos de comida". Tras las comidas, nos vuelve a entrar hambre antes. El azúcar, por tanto, "activa los mecanismos de recompensa, que ayudan a liberar dopamina y esa sensación de satisfacción es adictiva".
Zumos o 'smoothies' no deberían tomarse todos los días y eso, a los nutricionistas, les preocupa "muchísimo porque hace que se introduzcan alimentos que pueden tener efecto a largo plazo como la diabetes". Si lo unimos al sedentarismo, concluye "tenemos una bomba de relojería",.
