La Unidad de Rehabilitación Neurológica del Hospital Vithas Xanit Internacional alerta de que el impacto del alcohol empieza a dañar la memoria, la atención y el control motor desde la primera copa.
El 93% de los españoles de entre 15 y 64 años ha consumido alcohol alguna vez en su vida, según la última Monografía de Alcohol del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones (2024). Una de cada seis personas reconoce haber tenido un consumo intensivo reciente, un patrón más frecuente entre hombres y jóvenes de 20 a 24 años.
El alcohol altera desde el primer momento la comunicación entre las neuronas y el funcionamiento de áreas cerebrales implicadas en la memoria, la atención y el control motor. Investigaciones recientes confirman que incluso consumos moderados modifican la conectividad funcional entre regiones clave del cerebro.
Asimismo, un estudio con resonancia magnética de ultra-alto campo publicado en Human Brain Mapping ha identificado alteraciones en la red frontoparietal y en el sistema de control atencional tras ingestas leves de alcohol, lo que respalda la evidencia de que sus efectos comienzan desde la primera copa.
"La evidencia científica es clara: el alcohol afecta al cerebro desde el primer contacto. Aunque muchas personas lo asocian únicamente a consumos excesivos, sabemos que pequeñas dosis ya modifican procesos esenciales como la atención o la memoria de trabajo", explica Belén Moliner, directora médica de Irenea.
"El cerebro es especialmente sensible a estas sustancias, y su capacidad para coordinar movimientos, procesar información o tomar decisiones puede verse afectada de forma inmediata", añade la experta.
"En nuestra práctica clínica comprobamos que incluso los consumos sociales pueden tener consecuencias en la coordinación y la motricidad fina, aumentando el riesgo de caídas o accidentes", añade Myrtha O'Valle, directora asistencial de Irenea en Vithas Sevilla y Vithas Xanit Internacional
"Es fundamental entender que no existe un consumo totalmente seguro: cada copa genera un efecto y el cerebro no dispone de mecanismos que lo hagan inmune", prosigue O'Valle.
La especialista advierte también que el alcohol puede interactuar con tratamientos farmacológicos habituales en pacientes neurológicos, potenciando efectos secundarios o reduciendo la eficacia de la medicación. "En personas que están en tratamiento, incluso un consumo ocasional puede alterar la respuesta del sistema nervioso o interferir con los procesos de recuperación", ha subrayado.
Desde Vithas recuerdan que el consumo de alcohol no solo afecta al rendimiento diario, sino que también puede agravar enfermedades neurológicas o dificultar la recuperación tras una lesión cerebral.
"El Día Mundial Sin Alcohol, celebrado este mes, invita a reflexionar sobre cómo normalizamos una sustancia que, aunque culturalmente aceptada, tiene un alto impacto en la salud cerebral", ha concluido la doctora Moliner,
Incide en que "evitar o reducir el consumo de alcohol es especialmente importante en jóvenes y personas con vulnerabilidad neurológica, ya que su ingesta se asocia a un mayor riesgo de ictus y otras alteraciones cerebrales".
El Instituto de Neurociencias Vithas, de carácter multidisciplinar y que integra no solo la asistencia médica de excelencia sino también investigación traslacional y formación, ofrece una atención integral a pacientes de todas las edades con patologías neurológicas.
