La obesidad en edades tempranas constituye un desafío de salud pública de creciente relevancia a nivel global, asociándose con un mayor riesgo de enfermedades crónicas y complicaciones metabólicas en etapas tempranas y posteriores de la vida. Se estima que en nuestro país la prevalencia oscila entre el 2% y el 10% en niños de 2 a 6 años, mientras que, en el grupo de 6 a 9 años de edad se registra un máximo de casi el 20%. En los niños de 10 a 16 años, la prevalencia oscila entre el 10% y el 15%.
Un estudio del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada ha identificado una posible asociación entre la exposición a bisfenoles, compuestos químicos presentes en ciertos alimentos, y una mayor probabilidad de desarrollar sobrepeso y obesidad en niñas.
El bisfenol es un compuesto orgánico que consiste en dos anillos fenólicos (de ahí “bi” y “fenol”) unidos por la parte central a una molécula de propano simétrica. Se utiliza fundamentalmente en resinas epoxi (un tipo de polímero) y determinados plásticos y algunos policarbonatos.
El estudio analizó una muestra de 303 niños y niñas de entre 3 y 12 años, y evaluó su dieta midiendo los niveles de exposición dietética a bisfenol A (BPA) y bisfenol S (BPS), informa el instituto.
Los resultados indicaron que las niñas que consumían mayores cantidades de BPA, especialmente a través de la carne y los huevos, tenían casi tres veces más probabilidades de tener sobrepeso u obesidad en comparación con aquellas con menor exposición al BPA. No se encontraron asociaciones claras en los niños.
Según el catedrático de la Universidad de Granada y autor principal del estudio, Alberto Zafra, los resultados sugieren que la exposición a bisfenoles a través de la dieta podría desempeñar un papel en el desarrollo del sobrepeso infantil, especialmente en niñas, "lo que refuerza la necesidad de seguir investigando el impacto de estos compuestos en la salud".
Durante el estudio, en las niñas una mayor calidad de la dieta se asoció paradójicamente con niveles más altos de exposición total a bisfenoles. Por el contrario, en los niños del grupo de control (sin sobrepeso), se observó una mejor calidad de dieta independientemente del nivel de exposición.
Este estudio destaca la necesidad de seguir investigando sobre la relación entre contaminantes ambientales y enfermedades metabólicas, con el objetivo de mejorar la salud pública y el bienestar de la población infantil.
Además, la investigación reveló que la ingesta estimada de bisfenol A y bisfenol S en la dieta de los menores superaba los límites considerados seguros por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria.
Según los investigadores, esto sugiere que la exposición a estos compuestos es un problema generalizado que requiere medidas regulatorias urgentes más estrictas para limitar su presencia en los alimentos y reducir su impacto en la salud infantil.