En esta sección del El Español, hemos hablado infinidad de veces de los lácteos. Estos se encuentran entre los productos más consumidos, algo normal si tenemos en cuenta la variedad de alimentos que encontramos bajo esta etiqueta. Entre ellos, los yogures se encuentran entre los más polémicos, consecuencia de un recurrente debate sobre si son saludables o no. Como en muchas otras ocasiones, la respuesta es que depende de la variedad. No es lo mismo un yogur repleto de azúcares que un yogur griego natural.
Pero si lo que se quiere es optar por un lácteo que no deja lugar a dudas en cuanto a si es saludable o no, sí hay una respuesta clara: el kéfir. Así lo ha asegurado el nutricionista Pablo Ojeda en un vídeo en su cuenta de Instagram (@pabloojedaj), en el que explica por qué el kéfir es más potente para nuestra microbiota que el yogur. “El kéfir contiene hasta 30 tipos de microorganismos beneficiosos, mientras que el yogur solo tiene entre dos y cinco”.
El motivo lo encontramos en unos microscópicos seres que habitan estos productos lácteos. "Las bacterias del kéfir colonizan mejor el intestino y permanecen más tiempo, ayudando así a equilibrar la flora intestinal, mientras que las del yogur pasan por el tracto digestivo y solo tienen efectos mientras se consumen. A ello se le une que se trata de un alimento más digestivo “porque las bacterias y levaduras han predigerido parte de la lactosa, lo que lo hace más tolerable para personas con sensibilidad a la lactosa”.
Pero no quedan aquí los beneficios que el popular nutricionista le atribuye al kéfir. Otro de los que resalta está relacionado con la inflamación. En efecto, en comparación con el yogur, posee un “efecto más potente en la reducción de la inflamación intestinal y en el fortalecimiento del sistema inmune, debido a su riqueza en levaduras beneficiosas y péptidos bioactivos”.
Una leche fermentada
Si no somos demasiado expertos en el tema, es muy probable que a simple vista, el kéfir nos parezca prácticamente igual al yogur. Además, ambos se elaboran a partir de la fermentación de la leche y comparten un color y una textura que resultan muy similares. Sin embargo, hay importantes diferencias, incluso legales. Según el Real Decreto 271/2014, el yogur es un producto de leche coagulada obtenido por fermentación láctica con Lactobacillus delbrueckii subsp. bulgaricus y Streptococcus thermophilu.
Una definición en la que el kéfir no tiene cabida. La razón es que el kéfir es una leche fermentada con Lactobacillus acidophilus y levaduras, lo que le confiere una fermentación láctico-alcohólica y lo excluye de la denominación legal de "yogur". Además, el kéfir no puede someterse a una segunda pasteurización tras su fermentación, preservando así una mayor cantidad de microorganismos vivos.
Probióticos y prebióticos
Los probióticos son microorganismos vivos que contribuyen al equilibrio de la microbiota intestinal, un factor clave en la salud del organismo. Según la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD), el tubo digestivo alberga entre 10 y 100 billones de bacterias. Esta comunidad microbiana desempeña un papel esencial en la protección contra patógenos, la regulación del sistema inmunitario y el mantenimiento del equilibrio entre la microbiota, el sistema nervioso y la pared intestinal.
El consumo de alimentos ricos en probióticos, como yogur, kéfir, queso y chucrut, puede favorecer la estabilidad de la microbiota intestinal al interactuar con los microorganismos nativos del organismo. Para ello, es necesario mantener una dieta saludable. En cambio, un exceso de azúcares refinados, alcohol y grasas saturadas puede alterar este equilibrio y provocar una disbiosis intestinal, un trastorno relacionado con afecciones como diarreas, obesidad y enfermedades inflamatorias del intestino.
Pero no solo los probióticos desempeñan un papel crucial en la salud digestiva. También existen los prebióticos, compuestos de hidratos de carbono complejos que el organismo no puede digerir y que sirven de alimento para las bacterias beneficiosas del intestino, como las bifidobacterias y lactobacilos. Entre los alimentos ricos en prebióticos destacan el plátano, cebolla, ajo, endibias, alcachofas, puerros, legumbres secas y cereales integrales.
En definitiva, volviendo a la explicación de Pablo Ojeda, podemos preguntarnos si es mejor tomar yogur o kéfir. La respuesta que él mismo nos da es clara: “El kéfir es superior al yogur debido a su mayor diversidad y capacidad de colonización. No obstante, si solo buscas una opción probiótica ligera y fácil de incluir en la dieta, el yogur sigue siendo una excelente opción”. Eso sí, un yogur de los saludables.
