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    La buena fibra

    Las frutas están formadas en su mayoría por agua, fibra y azúcares. Es decir, lo que más destaca en su composición son los hidratos de carbono. Las proteínas y las grasas son, salvo en algunas excepciones como el coco y el aguacate, prácticamente inexistentes en ellas. De todas formas, las frutas también se caracterizan por su contenido en vitaminas y en minerales.

    La fibra es, probablemente, una de las partes más importantes de la fruta. Los carbohidratos que la forman son azúcares simples como la glucosa, la fructosa y la sacarosa. La fibra hace posible que los azúcares sean absorbidos por el cuerpo de manera lenta y sostenida. Esta es la razón por la que se dice que la fruta tiene un índice glucémico bajo y es importante porque si el azúcar pasa a la sangre rápidamente aumenta el riesgo de sobrepeso y de sufrir diabetes. 

    Los carbohidratos con un índice glucémico bajo son lo que puede calificarse como "hidratos de carbono buenos". Estos pueden encontrarse, además, en los cereales de grano completo o integrales. De todas formas, esta no es la única función que cumple la fibra en la composición de la fruta.

    El tipo de fibra predominante en este alimento es la soluble. Este compuesto tiene efecto saciante, es decir, que evita que pasemos hambre y, en consecuencia, realicemos una mayor ingesta de calorías. Pero, además, la fibra soluble es capaz de atrapar grasas y azúcares en el sistema digestivo y sirve de alimento para las bacterias beneficiosas del sistema digestivo.

    Por lo tanto, la fruta debe ser uno de los alimentos más presentes en nuestra dieta. Sin embargo, cuando nos pasamos de consumo de fibra pueden producirse ciertos problemas. Uno de los principales problemas que provoca el exceso de fibra en la dieta es la dificultad para absorber ciertos minerales en el intestino.

    Todas las frutas contienen fibra, aunque en proporciones diferentes. A continuación, las frutas una proporción menor de fibra.

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    La sandía

    De esta fruta se ha dicho siempre que es “todo agua”. A pesar de lo que se pueda pensar, no se trata de una exageración. El 94,6% de la sandía está compuesta por el líquido elemento y tan sólo el 0,5% de ella es fibra. La gran parte del resto de su composición son azúcares propios de la fruta. 

    Al tratarse de la fruta que más proporción de agua alberga, la sandía tiene un valor energético muy bajo. De hecho, la Fundación Española de Nutrición (FEN) cuenta 21 kilocalorías en cada ración de 100 gramos de esta fruta. Por esta misma razón, la sandía no se considera como fuente de ningún nutriente en particular.

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    Las uvas

    Si por algo destacan estas pequeñas frutas es por encontrarse entre las que más azúcar contienen. Su proporción de hidratos de carbono alcanza el 16% del total. Sin embargo, esta fruta no es tan abundante en cuanto a fibra se refiere: concretamente, solo el 0,9% de una uva está compuesto por fibra, según la FEN.

    El gran contenido en azúcares de las uvas hace que sean bastante energéticas. Con 100 gramos de esta fruta podemos obtener hasta 70 kilocalorías, que, para ser una fruta, se trata de un nivel alto. A pesar de ello, las uvas tampoco son consideradas como una fuente de ningún nutriente en concreto

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    El melón

    Pareja inseparable de la sandía durante el verano, esta fruta se encuentra también entre las que menos cantidad de fibra contiene. Aunque no alcanza a la sandía, del melón también puede decirse aquello de que "es todo agua": el 92,4% de esta fruta lo es. El porcentaje que le queda a la fibra es, por tanto, un escaso 1%.

    A pesar de contar con unos valores nutricionales muy similares a los de la sandía, el melón sí se considera fuente de algunos micronutrientes. Todos ellos son comunes en las frutas: el potasio —que mantiene la salud de los músculos—, la vitamina C —que es antioxidante— y, por último, el ácido fólico.

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    El limón

    Esta fruta tiene fama de tener propiedades astringentes, pero, además, tiene muy poca fibra. Concretamente, la misma que contiene el melón: 1 gramo por cada 100 de producto. De todas formas, el limón suele utilizarse exprimido y, normalmente, combinado con otros alimentos para rebajar su potente sabor ácido.

    Al exprimirlo se suprime buena parte del contenido de fibra, como pasa con todos los zumos de fruta. Esto provoca que su índice glucémico ascienda. Es decir, el azúcar que contiene la fruta en cuestión pasaría a la sangre de manera rápida al igual que los azúcares añadidos y libres. El limón es fuente de vitamina C, como lo son todos los cítricos.

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    La piña

    Por último, este fruto tropical con propiedades diuréticas es uno de los alimentos con menos fibra que podemos encontrar. Según la FEN, tan sólo el 1,2% de su composición es fibra. El componente que sí abunda en esta fruta es el agua, que llega a alcanzar el 86,8% de cada piña. Otro aporte destacable es el de azúcares: un 11,5% del total de la fruta.

    La piña es considerada como fuente de vitamina C, pero también de yodo. Este mineral se relaciona con el buen funcionamiento del metabolismo energético y de la producción de hormonas de la glándula tiroides.