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    El mejor embutido: el que se consume ocasionalmente

    El embutido es carne procesada. Por desgracia para muchos consumidores, este tipo de carne es una de las que más demonizadas en este momento. Aunque los estudios que asociaban el sobreconsumo de embutido con el cáncer eran conocidos desde antes, la Organización Mundial de Salud confirmó en 2015 estos resultados. "Ejemplos de carnes procesadas incluyen salchichas de perritos calientes, otras salchichas, jamón, carne en conserva y cecina o carne seca, así como la carne en lata y las preparaciones y salsas a base de carne", enumeró la OMS en aquel entonces.

    En concreto, el tipo de cáncer que se le asocia a estos productos es el colorrectal. De hecho, la organización supranacional alertó de que el consumo de 50 gramos de carne procesada a diario, aumentaba la probabilidad de sufrir cáncer en un 18%. Por esta razón, el consumo de embutido debería de ser esporádico. Sin embargo, en España la industria cárnica genera el 2% del PIB nacional y su consumo habitual está normalizado.

    La carne procesada se considera parte del grupo 1 de carcinogénicos para humanos. En este grado también están contenidos el tabaco y el alcohol, sin embargo, no significa que tengan una mortalidad asociada similar. En realidad quiere decir que son productos que tienen una relación segura con el cáncer. La principal diferencia con el alcohol y el tabaco es que el embutido sí aporta un valor nutricional: es fuente de proteínas y de minerales.

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    La sobrasada

    El origen de la sobrasada es español y, concretamente, procede de Mallorca. Se trata del embutido con más calorías de todos: tiene 600 calorías por cada 100 gramos. Para elaborarse se combina carne magra de cerdo con tocino de este mismo animal, pimentón, sal y varias especias. Después se introduce en tripas naturales o fibras de colágeno.

    La sobrasada suele tomarse untada en pan. Se trata de una fuente de proteínas y de ácidos grasos monoinsaturados que son aportados por la carne de cerdo. Sin embargo, la sobrasada también tiene un alto contenido en colesterol. Destaca el aporte de grasa de este producto, que constituye un 67% del total.

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    El chorizo

    Se trata de uno de los alimentos más asociados a España en el mundo. El chorizo se elabora de una manera parecida a la sobrasada. Contiene carne y tocino picado de cerdo que se mezclan con ajo y pimentón. Posteriormente, se introducen en la tripa de animal y se dejan secar en un ambiente natural. En ese período de secado, el chorizo adquiere su firmeza característica. En el producto final existen 455 calorías por cada 100 gramos.

    El chorizo contiene la mitad de grasas que la sobrasada, pero, aun así, se considera un alto porcentaje: 32%. A pesar de contener ácidos grasos monoinsaturados, el chorizo tiene un alto porcentaje de grasas saturadas y de colesterol. Como el resto de embutidos, es una fuente de proteínas y de vitamina B12.

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    El salchichón

    El salchichón también procede del cerdo, pero no es raro encontrar algunos en los que se combina esta carne con la de vaca o la de jabalí. Esta carne se pica y se mezcla con tocino, se condimenta con sal y con especias y se procede a embutir en una tripa de animal. Las calorías totales del salchichón se sitúan en torno a las 420 por cada 100 gramos.

    El salchichón es rico en grasa y, de hecho, llama la atención en su composición que este contenido es superior al porcentaje de agua. La proporción de grasas saturadas también es alta. Este embutido es fuente de minerales como el hierro, el selenio, el zinc y el fósforo.

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    El fuet

    El fuet es uno de los embutidos más apreciados en España. Procede de Cataluña y, aunque tiene unas características muy similares al salchichón, se trata de un producto muy consumido y, por ello, digno de mención. El fuet se diferencia del salchichón en el tamaño: es mucho más delgado y más fino. Pero, además, las especias que se usan son diferentes. En cuanto a las calorías, ambos comparten el mismo dato: 420 por cada 100 gramos.

    El color blanco del popular embutido se debe a la acción de un tipo de hongos que protegen el interior del embutido de otros microorganismos y, además, controlan la cantidad de agua.

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    La morcilla

    En este embutido los principales componentes son la sangre y la grasa del cerdo con los que se hace una pasta que, posteriormente, se mezcla, o bien, con cebolla, o bien, con arroz. Esta masa se introduce en una funda para luego cortarse en rodajas que deben ser fritas posteriormente. La morcilla cuenta con un total de 380 calorías por cada 100 gramos de este producto.

    La utilización de morcilla en España está muy extendida. Tanto es así que forma parte de varios guisos regionales. Sin embargo, se trata de un alimento que se debe consumir de manera ocasional pues, además de considerarse como carne procesada, la morcilla tiene un contenido alto en grasas saturadas y colesterol. Actualmente, hay pequeñas empresas que preparan morcillas con la sangre del consumidor.