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    La evidente relación entre el sobreconsumo de embutido y el cáncer

    El embutido es un grupo de alimentos muy consumido en España. Se elaboran con carne, aunque también con otros productos animales como la grasa o la sangre. A esta materia prima se le añade sal y diferentes especias. Después se introducen en una funda que puede estar hecha con las tripas de un animal o puede ser sintética. A partir de este paso, el producto embutido se puede cocinar, secar o ahumar. Son considerados como carne procesada y, por lo tanto, no está recomendado su consumo habitual.

    En octubre de 2015, la Organización Mundial de la Salud difundió la advertencia. El consumo de carnes procesadas estaba asociado a una mayor incidencia de casos de cánceres colorrectales. De hecho, este organismo introdujo a los embutidos en el grupo 1 de carcinogénicos para humanos, junto al tabaco y al alcohol. La OMS destaca que no significa que sea igual de peligroso que estos. Lo que significa, realmente, es que la relación entre el cáncer y el consumo excesivo de embutidos tiene una evidencia muy fuerte y contrastada.

    La organización supranacional aseguró que el abuso de la carne procesada dejaba 34.000 muertes anuales. Lo que está claro es que la probabilidad de sufrir un cáncer de este tipo aumenta cuando se incrementa el consumo de este tipo de alimentos de forma diaria, por lo que el consumo ocasional no es perjudicial. La probabilidad de desarrollar cáncer colorrectal aumentaba en un 18% cuando se tomaba una porción de 50 gramos de forma diaria. Es decir, la cantidad asociada a unas tres o cuatro lonchas de jamón, aproximadamente.

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    El jamón cocido

    Este embutido está elaborado a partir de la carne de la pierna del cerdo que se hierve y se le añade sal. El proceso de embutido, por tanto, es posterior. La pieza de carne debe haber sido previamente separada de los ligamentos, la grasa y los tendones del animal. El jamón cocido suele tener cerca de 140 calorías por cada 100 gramos de producto. Las calorías son menores a la carne de cerdo porque en el jamón cocido existe una proporción mayor de agua.

    Un aspecto importante a tener en cuenta en estos jamones es la pureza de su composición. Es decir, un buen jamón cocido debería de ser aquel que es únicamente carne. Sin embargo, en el mercado se pueden encontrar algunos que están mezclados con otras partes del cerdo o con féculas y grasas.

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    El chóped

    Uno de los embutidos más baratos que existen en el mercado. También es uno de los que tiene menos calorías por el gran contenido de agua en su peso total: un 56%. El chóped se puede hacer con varios tipos de carne, pero lo normal es que esté elaborado a base de cerdo. En 100 gramos de este producto están presentes unas 180 calorías.

    El chóped es considerado como fuente de fósforo, hierro y zinc. La cantidad de proteína, sin embargo, se ve reducida en comparación a las carnes de cerdo sin tratar. El nombre de este producto procede de la palabra chopped que significa cortado y hace referencia a los distintos trozos de carne que se aglutinan para formar de este embutido.

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    El lomo embuchado

    El lomo se elabora con carne de cerdo a la que se le añaden sal y especias. Con las mismas tripas del cerdo se elabora la funda en la que se introducirá esta carne tratada. Tras un período de secado que alcanza los 80 días, se obtiene lo que se conoce como lomo embuchado. En 100 gramos de este producto existen 200 calorías, lo que lo convierte en uno de los embutidos menos calóricos.

    La curación del lomo hace que pierda una gran cantidad de agua con respecto a la carne de cerdo inicial con la que se elaboró y, por tanto, sus nutrientes se concentran. En el lomo destaca el contenido de proteínas que alcanza el 50% de su composición, pero también de grasas, que suponen el 20%. Ambos macronutrientes son de buena calidad porque contienen aminoácidos esenciales y ácidos grasos insaturados, respectivamente.

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    La cecina

    Se trata de un embutido muy característico de España y, concretamente, de la zona de León. La cecina proviene, casi siempre, de la carne de vacuno y, concretamente, de cortes de los cuartos traseros. Después de añadirle sal, la cecina pasa por un proceso de ahumado y de curado. Tiene 250 calorías por cada 100 gramos de producto.

    Al igual que el lomo, la pérdida de agua confiere a la cecina una mayor concentración de nutrientes en ella. Sin embargo, en este caso la cantidad de grasas es considerablemente menor ya que no llega a alcanzar el 10% de su composición. La cecina es fuente de proteínas y de minerales como el hierro y el potasio.

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    La mortadela

    La mortadela es una de las lonchas que se encuentran de manera más habitual dentro de los bocadillos. Se trata de un embutido de origen italiano y que está elaborado con una pasta de carne de cerdo a la que se le incorpora cierto contenido de grasa. Sin embargo, es frecuente que en las mortadelas se encuentren también aceitunas u otros componentes igualmente embutidos. La mortadela cuenta 266 calorías por cada 100 gramos de producto.

    El componente que se encuentra en mayor proporción dentro de la mortadela es el agua, que ocupa el 56% del peso del embutido. En este producto, la cantidad de grasas superan a la de proteínas. Sin embargo, son grasas insaturadas en su mayoría.