El sector del turismo en el medio rural de Castilla y León y las actividades complementarias vive una situación "límite" como consecuencia de las medidas restrictivas derivadas de la pandemia del coronavirus, ya que en la mayor parte de los casos suman más de tres meses sin clientes y además lamentan que las ayudas que se han anunciado por el momento serán insuficientes y se teme que no amparen a todos los tipos de negocio.

Se trata de un sector que aunque pudo trabajar con relativa normalidad durante los meses de julio, agosto y parte de septiembre, con las restricciones de la segunda ola a partir del noveno mes de 2020 comenzó a complicarse la llegada de turistas hasta reducirse a prácticamente cero en noviembe con el establecimiento de los cierres perimetrales de la comunidad y las provincias.

Estas empresas se han agrupado en colectivos como SOS Turismo Rural Castilla y León o emplean plataformas ya creadas, como las asociaciones profesionales de Turismo Rural y Activo, para tratar de llevar sus reivindicaciones ante las administraciones, algo que en algunos casos lamentan que todavía no han podido conseguir.

Así lo explica Julio Sánchez del Peso, de SOS Turismo Rural, una plataforma que reúne ya a 417 propietarios de casas rurales, hoteles rurales y apartamentos turísticos y que esperaba que los representantes de esta organización se hubieran reunido con la directora general de Turismo de la Junta de Castilla y León, Estrella Torrecilla, algo que esta semana les han comunicado que no podrá ser sino que serán recibidos, aún sin fecha concreta, por la Fundación Siglo para el Turismo y las Artes.

"Estamos intentando reunirnos, pero nos dan largas y largas mientras la cosa se esta haciendo insostenible. Llevamos casi un año sin ingresos y no sabemos ya qué palo tocar", ha lamentado Sánchez del Peso en declaraciones a Europa Press, en las que ha reconocido eso sí la ayuda de otras instituciones como la Diputación de Segovia, que se ha ofrecido a hacer de "intermediaria" con la Junta.

Este empresario turístico de Burgohondo (Ávila) cuenta con varias casas rurales en esta localidad. Por el momento asegura que no ha recibido un euro en ayudas de la Junta de Castilla y León, y cuenta con recibir una aportación de "1.000 euros" en base a la última línea de ayudas anunciada el pasado 21 de enero por la Consejería de Cultura y Turismo, dirigida al sector turístico, si bien pronostica que el pago quizás "no llegue hasta el verano".

Además, esa cantidad tanto para su caso como para muchos otros le parece "insuficiente", ya que se otorga por persona física y no por el número de establecimientos que puedan tener, así que afirma que es indiferente tener "una casa rural o cinco".



"NO ES LO MISMO UN PUEBLO DE MENOS DE 1.000 HABITANTES QUE UNA CAPITAL"

El caso de Ana Herrero, que tiene una empresa con cuatro trabajadores --en ERTE desde noviembre-- dedicada desde hace casi ocho años a la organización de visitas teatralizadas por el patriminio histórico y artístico de Sepúlveda (Segovia), la situación es aun más complicada, ya que explica que ni siquiera ve posible acceder a esas últimas ayudas de la Administración regional.

'Sepúlveda Viva', nombre de su pequeña empresa, está registrada como 'Actividad turística especializada' y, a la hora de rellenar telemáticamente la solicitud para las esperadas ayudas al sector, esa opción no aparece en el listado de opciones para acogerse a las mismas, por lo que teme que se va a quedar fuera.

"He consultado el registro y como mi tipo de empresa hay 323 más en Castilla y Léon, también de actividades deportivas y de ocio, visitas a bodegas o enoturismo. La mayor parte nos dedicamos a actividades dedicadas a la puesta en valor del patromionio natural y cultural, por lo que trabajamos un turismo de calidad, pero ahora no podemos solictar una ayuda al sector turística", lamenta Herrero.

Fuentes de la Consejería de Cultura y Turismo analizan esta problemática y, por el momento, sugieren que estas empresas también pueden acogerse a las ayudas para paliar los efectos del COVID-19 que ha sacado la Consejería de Empleo, abiertas a todo tipo de actividades.

Pero esta empresaria turística segoviana considera que el problema es que la Junta de Castilla y León no hace honor a uno de sus lemas, 'Castilla y Léon es Vida', pues recuerda que en la mayor parte de las publicidades de esta campaña aparece el mundo rural, "vendiendo experiencias en el pueblo o en la naturaleza", pero con las políticas reales se "está dando la puntilla" al medio rural.

"Se incita a la población a que vengan jovenes, a potenciar el teletrabajo, a emprender en el medio rural, pero luego se dan estas situaciones", lamenta Ana Herrero, que reclama que no se mida por el mismo rasero las politicas para ciudades y para pueblos". "No es lo mismo Sepúlveda, con menos de 1.000 habitantes, que la calle Santiago de Valladolid", ha enfatizado.

En su empresa pudieron trabajar en verano aunque con una reducción de los grupos para adaptarlos a los límites establecidos en la normativa de la entonces llamada 'nueva normalidad', primero de un máximo de 25 personas aunque en agosto ya se redujo a diez.

Aun así, Herrero considera que en verano trabajaron "muy bien", tuvieron que doblar el número de visitas para "abarcar la demanda", ofrecer más servicios y tuvieron llenos todos los grupos. Pero llegó el principio de noviembre, la segunda ola de la pandemia, y los cierres perimetrales, lo que redujo mucho la demanda y "la puntilla" fue la reducción de los grupos a un máximo de seis personas, lo que hace inviable las visitas para un público tan reducido y, con ello, el mantenimiento de una plantilla de cuatro personas, por lo que tuvo que acudir al ERTE.

Desde noviembre, asegura Herrero, apenas han recibido un par de llamadas para grupos "muy reducidos" en el puente de diciembre, pero les tuvieron que decir que no.

Esta empresaria apunta que subsiste "tirando de ahorros" para pagar los gastos fijos y con la ayuda por el cese de actividad como autónoma, pero "se agotan y es complicado resistir si no dan alicientes".

EL DESEO DE "UN VERANO POTENTE"

"Necesitaríamos un verano potente", es el deseo común de todo el sector del turismo rural, aunque lo plantean con la incertidumbre de qué medidas mantendrá la Junta de Castilla y León para entonces, pues si persiste la reducción de grupos de personas por debajo de diez muchos de los negocios seguirán siendo inviables.

Ana Herrero deja una pregunta en el aire: ¿por qué las medidas restrictivas tienen que ser las mismas en un establecimiento cerrado de una gran ciudad que en una visita guiada por un pueblo, todo en exterior, en el que además "no hay nadie por la calle".

Algo similar plantea Julio Sánchez del Peso en el caso de las casas rurales, ya que recuerda que en las pasadas navidades en el bar de su localidad, Burgohondo, podía haber "50 o 60 personas" pero en sus alojamientos, alguno con más de 250 metros cuadrados de superficie, no podía tener más de seis huéspedes, motivo por el cual los ha mantenido cerrados desde noviembre.

Eso sí, el trabajo no cesa y por ejemplo, en el caso de Ana Herrero y pese a las dudas sobre el futuro, ya han diseñado dos espectáculos nuevos "más personalizados, para grupos más reducidos", aunque no sabe cuándo los podrán poner en marcha. "Nos han llamado personas interesadas de cara a primavera, pero no les hemos podido dar respuesta", ha apuntado la empresaria, que asume "vivir con incertidumbre", pero no "con esta dejación" por parte de la Administración autonómica.