. Juan José Carbajo Cobos, natural de Villalube y de 26 años de edad, se convirtió este domingo en nuevo sacerdote de la diócesis de Zamora. Se trata de la primera ordenación sacerdotal durante el episcopado del obispo, Fernando Valera Sánchez. Una circunstancia que no pasó por alto el prelado zamorano durante su homilía: “Es mi primera ordenación. Es el acto supremo de la sucesión apostólica y es algo que sobrecoge interiormente”.



A las 18.00 horas comenzaba la celebración, presidida por monseñor Valera, que contó con un aforo reducido y con todas las medidas de seguridad establecidas por sanidad. Así las cosas, asistieron 250 personas de las cuales 90 eran sacerdotes, algunos de ellos llegados desde Ávila. Hay que recordar que los seminaristas mayores de la diócesis de Zamora cursan sus estudios en el Teologado de Ávila que se encuentra en Salamanca.

Entre los fieles y en los primeros bancos se colocaron los familiares y amigos más cercanos de Juan José. También destacó la presencia del vicario general de Ciudad Rodrigo, José María Rodriguez-Veleiro, así como algunos sacerdotes de esta diócesis en la que Juan José es notario judicial de su Tribunal Eclesiástico.

Después de la proclamación del Evangelio tuvo lugar el escrutinio en el que el obispo preguntó al rector del Seminario si los candidatos eran considerados dignos. Tras la respuesta afirmativa, Valera Sánchez eligió al candidato para el Orden de los Presbíteros.

HOMILÍA



El obispo de Zamora inició su intervención agradeciendo a Juanjo su generosidad con la Iglesia: “¿Cómo no te vas a sentir desbordado por el misterio de la llamada de Dios a participar del sacerdocio de Cristo? De ahí nace la disponibilidad, la obediencia de la fe y el envío de la misión. Dios toma la iniciativa y tú respondes en tu libertad. Gracias por tu generosidad”.

Monseñor Valera le pidió que fuera un hombre de Dios y misericordioso en un mundo que necesita tanto perdón. “¡Cuánto necesita este mundo que se derrame el perdón y el amor como ese crisma perfumado que ungirá tus manos! Y serás ministro de la misericordia. Hoy recibes el don del Espíritu Santo y recibes un ministerio profundamente espiritual”.

Por otra parte, el obispo insistió en que la oración fuera el fundamento de su ministerio puesto que sería la mejor forma de mostrar la ternura del rostro de Dios. 

“Una oración llena de nombres, llena de los sufrimientos de nuestra gente. La cercanía es un trabajo de entrega y generosidad. Es el rostro de la ternura de Dios. Tu vida, así arraigada en la oración y en el servicio, mostrará el rostro de la misericordia, de ese amor entrañable de nuestro Dios. Así podrás decir bien de tu gente, de los tuyos, de aquellos que nuestro Señor pone en torno a ti. Tu oración en lo profundo del corazón será expresión de donde el Padre habita, Cristo habla y el Espíritu ora”.

Juan José Carbajo Cobos



La celebración, que duró más allá de dos horas, estuvo amenizada por el coro La Mayor de la Colegiata de Toro. El punto final lo puso el nuevo sacerdote con unas palabras de agradecimiento a familiares, amigos, formadores, vecinos, a los que “se han ido”...También agradeció al obispo por ser la “medicación” con el Espíritu.

“Al igual que el misterio de la Cruz de Cristo tiene la génesis en el pan y el vino; mi vida tiene génesis de pan y vino. Ser de Villalube, de buen pan, y de Valdefinjas, de buen vino, te van configurando de cuna y aprendes lo que es vivir en acción de gracias y en sacrificio. Hoy agradezco a los que me han enseñado a ser pan y vino: a mi madre, a mi hermana, a mis abuelos, a mi familia...A mis vecinos desde la niñez. Gracias”.

Tras su intervención, los asistentes a la celebración rompieron en una larguísima ovación.

La ceremonia y su significado



El sacramento del orden, administrado por el obispo, ha tenido lugar en el marco de la eucaristía. En la procesión de entrada el joven ordenando ha participado como lo que era hasta ese momento: diácono.

Tras la proclamación del Evangelio se ha hecho la elección del candidato, que fue llamado por su nombre. Después de la elección por parte del obispo, la asamblea ha cantado en acción de gracias.

Después de la homilía del prelado ha sido el escrutinio, en el que Juan José fue preguntado por su disposición a la predicación, la presidencia de los sacramentos, la oración por el pueblo, la unión con Cristo para salvar a los hombres, y la obediencia al obispo. A continuación, postrado el ordenando en tierra, toda la asamblea ha invocado a los santos con el canto de las letanías.

Una vez que el ordenado se ha levantado, el obispo le ha impuesto las manos en silencio, como signo de transmisión del Espíritu Santo y de encomienda del ministerio sacerdotal. Tras el obispo, lo han hecho todos los presbíteros presentes.

Al terminar, el obispo ha pronunciado la larga oración consecratoria y, una vez concluida esta plegaria de ordenación, ha ungido con el Santo Crisma las palmas de las manos del ordenado, que ha sido revestido con los ornamentos sacerdotales: la estola al modo presbiteral y la casulla. Monseñor Valera le ha entregado la patena con el pan y el cáliz con el vino que han sido presentados en el altar para su consagración, invitando al nuevo sacerdote a conformar su vida "con el misterio de la cruz del Señor".

El rito termina con el beso de la paz del obispo al nuevo presbítero, que ha continuado concelebrando por primera vez la eucaristía.

La última celebración de estas características en Zamora tuvo lugar hace casi dos años, en junio de 2019, cuando el anterior prelado ya fallecido, don Gregorio, ordenó sacerdote a Millán Núñez, quien a día de hoy es formador del Seminario menor San Atilano y miembro de la Secretaría Particular de don Fernando Valera.