Es un día de guardia para Sergio Fernández Vaquerizo, pero pese al abundante trabajo de cada día, abre la puerta a NoticiasCyL Valladolid para hablar sobre el avance de la pandemia en esta segunda ola y también sobre las claves para evitar que esta no sea tan violenta como la anterior.

Sergio, vallisoletano de 24 años, es rastreador en el centro de salud de Zaratán, perteneciente a la zona básica de salud de Rural II, en la provincia de Valladolid. Este profesional sanitario recalca la importancia de la utilización de la mascarilla, la ventilación, la distancia social y, sobre todo, reducir al máximo los contactos y reuniones sociales para que esta segunda ola COVID no pegue con la misma fuerza que la primera a los vallisoletanos.

P. ¿Quién puede ejercer de rastreador? ¿Se estrecha la posibilidad al ámbito sanitario? La mayoría son enfermeros, a priori.



Los rastreadores militares nos están ayudando mucho porque es inasumible abarcar toda la labor de rastreo con solo el personal sanitario



R. Como rastreadores, cuando comenzó todo esto, empezamos la mayor parte enfermeros especialistas en familiar y comunitaria. Luego, es verdad, que comenzaron a hacer esas funciones de rastreo enfermeros y a día de hoy se que se están contratando fisioterapeutas. Estas  funciones de rastreo las pueden desempeñar todas las personas que se formen para ello. Los rastreadores militares nos están ayudando mucho porque es inasumible abarcar toda la labor de rastreo con solo el personal sanitario.

P. ¿Cuándo comenzó usted  a desempeñar la labor de rastreador?



R. Desde el principio. Cuando empezaron a contratar enfermeros, en su mayoría de especialidad familiar y comunitaria y enfermeros sin especialidad. Llevo desde el mes de mayo como rastreador.

P. ¿En qué consiste su trabajo? ¿Cómo es su día a día?



R. Cuando detectamos un caso positivo, por ser un caso sintomático le realizamos una prueba PDIA (prueba diagnóstica de infección activa). Lo que hacemos es comprobar cómo se encuentra el paciente, le indicamos que debe aislarse y le proporcionamos cita con su médico o enfermera para que se encargue de hacerle un seguimiento hasta el alta.

La función principal del rastreador es esa, la de rastrear. Cuando tenemos un paciente positivo identificamos los contactos estrechos, es decir, todas las personas en contacto con el positivo y que hayan tenido el más mínimo riesgo de poder infectarse. Toda persona con la que este positivo haya estado dos días antes en contacto desde la aparición de síntomas o dos días antes de la prueba positiva. Personas con las que hayan estado a menos de dos metros, durante más de 15 minutos y valorando que alguno de los dos haya estado sin mascarilla.

Localizamos a todas estas personas, les llamamos y les hacemos el seguimiento. Pedimos una primera prueba inicial para ver si esas personas son positivas. Les aislamos para que, en el caso de que sean negativas o positivas, eviten contagiar a más gente y pedimos una prueba final para poderles dar el alta garantizando que no son positivos o que no han positivizado y, por tanto, no van a contagiar. Si estos contactos dan positivo, también son aislados.

P. En localizar esta hoja de contactos está la clave de la cuestión y la labor real del rastreador, el objetivo último vaya.



No podemos aislar a una persona que no tenga riesgo diez días en su casa



R. Eso es. Nuestro objetivo es localizar una hoja de contactos real, viendo quiénes tienen riesgo, definir a esas personas que tienen riesgo y a qué personas unimos que puedan también haber tenido el mínimo riesgo de haber contraído la enfermedad. No podemos aislar a una persona que no tenga riesgo diez días en su casa. Resolvemos también muchas dudas. Gente que piensa que ha podido ser contacto estrecho de alguien llama al centro de salud y resolvemos esas dudas para decirle si es o no contacto. Al final llevamos a cabo esa labor de rastreo y también la de información.

P. ¿Resulta complicado rastrear todo el recorrido de un positivo por COVID-19?



R. Depende de la persona que es positiva. Del número de reuniones sociales que haya tenido y de la vida social de esa persona. Por estas cosas puede ser más o menos complicado. El nivel de complejidad del rastreo es siempre el mismo. Puede llevar más o menos tiempo en función al número de contactos estrechos que tenga la persona.

P. En esta segunda ola de la pandemia, como rastreador, ¿Nota  que la edad media de positivos ha bajado?



R. Esta es una duda que no me atrevería a responder, no sabría decirte si hay más o menos pero no hemos apreciado mucho cambio, la verdad. Notamos que la mayor parte de los contactos siguen dándose igual que en la primera ola. Personas que se relajan en una reunión familiar, quedan para celebrar un cumpleaños, y no tienen sensación de riesgo, de que su padre o su hijo les puedan pegar el coronavirus. A lo mejor hacen una comida familiar, salta un positivo y acaba toda la familia infectada.

Como casos nuevos en esta segunda ola destacan los asociados a la reapertura de guarderías o a centros escolares de niños de menos de seis años que no llevan mascarilla. Es cierto que nos encontramos no un aumento de positivos pero sí de contactos estrechos.

P. ¿Cómo de complicado es rastrear entre los jóvenes?



R. Normalmente comenzamos el rastreo por una persona que comienza con síntomas o por alguien que piensa que ha sido contacto. En cuanto salta un positivo buscamos entre esos jóvenes con qué personas han estado. Cuando hablamos de jóvenes que están yendo al instituto o van a la universidad, si cumplen los criterios, no suele haber problemas. Dentro del aula no se contagia nadie, el problema viene cuando salen del recinto, se van a tomar un café o al recreo y ahí está el riesgo. La gente cercana entre los jóvenes son los que más dificultades en el rastreo nos suponen.

P. La lista de contactos de estos positivos en verano sería amplia. Se notará ahora con las medidas restrictivas como el toque de queda, o el confinamiento perimetral.



R. Se ha notado una barbaridad. Todas las medidas de restricción, de limitar el círculo social y demás son las que nos facilitan el trabajo y lo que favorece que haya menos contagios. Medidas como la de las reuniones con un máximo de seis personas hacen que el número máximo de contactos estrechos, salvo que alguien se salte la medida, sea  de esas seis peronas.

En verano hemos tenido que rastrear barbacoas y quedadas con jóvenes de hasta 30 personas pero ahora, medidas como la del toque de queda o el confinamiento perimetral nos facilitan mucho el trabajo.

P. Laura Ruiz, rastreadora en Parquesol, apuntaba hace apenas tres semanas que “nos olvidamos de las medidas de prevención en las reuniones con amigos y familiares”. ¿Está de acuerdo? Ahora viene la Navidad también y puede ser un riesgo grande.



La gente piensa que el coronavirus no le va a afectar



R. Doy toda la razón a Laura Ruiz, una profesional excelente. La gente piensa que el coronavirus no le va a afectar. Pierde la sensación de riesgo cuando está con un familiar, con un padre, un hermano, un hijo o un amigo íntimo y realizan actividades como puede ser tomarse algo. Esto les lleva a  prescindir de las medidas de protección, a estar con esas personas sin mascarilla. Es muy importante, para evitar contagiarnos por el virus, tener claro que hay que intentar reducir el número de personas a las que vemos y usar la mascarilla siempre. Hemos de intentar que sean conviviente por no decir que a nadie más y en el caso de que no sean convivientes no olvidarnos nunca de las medidas de protección. Es decir, estar ambos con mascarilla quirúrgica, que nos va a proteger del contagio. Intentar mantener distancia social y reunirnos en lugares bien ventilados.

P. Seguro que quiere hacer un llamamiento a la responsabilidad de todos y a la higiene para evitar nuevos contagios.



R. Si todo el mundo reduce las visitas a familiares, amigos y, en caso de hacer esas visitas, toma las medidas de protección necesarias: usar la mascarilla, no quitarla para nada, ventilar bien la zona, el lavado frecuente de manos con geles y la distancia social, el riesgo se reduce al máximo.

P. ¿Hay suficientes rastreadores en Valladolid en particular y en Castilla y León en general?



R. Es cierto que somos pocos trabajadores sanitarios. Hemos empezado a contar con la ayuda de los rastreadores militares. Sin ellos sería imposible ejercer las labores de rastreo. Seguimos todos hasta arriba trabajando sin parar pero gracias a estos rastreadores militares podemos llevar a cabo el trabajo.

P. ¿Conseguiremos pronto derrotar al virus?



R. Es una pregunta difícil de contestar. Espero que gracias a la responsabilidad social y de cada ciudadano, consigamos derrotar lo antes posible al virus pero va a depender de las medidas que cada uno tome dentro de su casa.