Era 15 de junio de 2022. La provincia de Zamora y buena parte de Europa vivía un episodio de calor sofocante, que en España se prolongó desde el 12 hasta el 18 de junio. Sería la segunda ola de calor más temprana jamás registrada en nuestro país. Además, en el caso de la provincia de Zamora, esta venía acompañada de decenas de tormentas secas, que descargaban con fuerza rayos y más rayos en el territorio, que había soportado ese día máximas de 35,8 grados. Una bomba de relojería que estallaba a las 20 horas cuando 14 rayos impactaban en el corazón verde de la provincia: la Sierra de la Culebra.
Catorce puntos de inicio simultáneos entre las localidades de Ferreras de Arriba, Sarracín de Aliste y Ferreras de Abajo, que iniciarían el peor desastre medioambiental de la provincia de Zamora y el mayor incendio en la historia en España desde que hay registros. En este primer incendio se calcinaron 29.670 hectáreas. Un fuego de dimensiones nunca vistas en la zona, que se agravó solo un mes más tarde, cuando el 17 de julio, en Losacio se iniciaba un segundo gran incendio que acabó por superar el territorio quemado en el primer fuego con 35.960 hectáreas.
En total, 65.630 hectáreas quemadas en este espacio natural y protegido por su alto valor medioambiental. Un territorio que forma parte de la reserva de la biosfera Meseta Ibérica ,y que perdió el 45% de su masa forestal durante los dos incendios. Para hacerse una idea de su magnitud, se puede indicar que la ciudad de Madrid tiene una superficie de 60.436,7 hectáreas. Es decir, que en Zamora ardió el equivalente a más del territorio que ocupa la capital de nuestro país.
El pueblo salva al pueblo
Con la Sierra aún en llamas con el segundo incendio (Losacio), nacía la plataforma La Culebra no se calla. Una organización que aglutinó otras asociaciones y colectivos de la zona, que desde el minuto uno del desastre comenzaron una laboriosa e incansable actividad, tanto reivindicativa como de apoyo a todos los afectados. Fueron ellos quienes organizaron la multitudinaria manifestación que llenó el centro de Zamora capital, con miles de personas pidiendo la dimisión del presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco y del consejero de Medioambiente, Juan Carlos Suárez Quiñones; apuntándoles como máximos responsables del desastre forestal.
De hecho, un día antes de esta manifestación se producía otra de las imágenes que se compartía por toda España. Vecinos de la zona increpaban a ambos representantes a su llegada a Villanueva de Valrojo al grito de "cabrones, que nos habéis dejado sin Reserva", en uno de los momentos más tensos y de mayor indignación de aquellos días.
Pero pasada la indignación y la rabia iniciales, La Culebra no se calla se puso manos a la obra. Una de sus primeras acciones fue el apoyo a los ganaderos que se habían quedado sin pasto para dar de comer a sus animales y a la propia fauna salvaje. Equipos de voluntarios colaboraron en el reparto de paja; y con las aportaciones que empezaron a llegar a la asociación también se compraron bebederos para el ganado y los animales salvajes. "Se colocaron en las zonas de fuentes y manantiales para que pudieran acceder", recuerda el secretario de La Culebra no se calla, Lucas Ferrero. Más adelante se organizaron para limpiar y despejar las zonas quemadas y recoger la maleza y basura que pudiera quedar en el monte.
Poco a poco, la asociación se convirtió en todo un referente de la colaboración del pueblo para el pueblo. Otras asociaciones, equipos y personas individuales organizaron comidas solidarias, carreras y otras actividades para hacer donaciones a esta organización, que siempre se mostró apolítica y con el único interés de intentar apoyar a sus vecinos en la recuperación de la zona.
Para canalizar esta oleada de apoyo a La Culebra no se calla también se creó una página web donde ir informando de todos los avances y se comenzó a vender merchandising (camisetas y pulseras) en apoyo a la causa. La página tardó en estar en funcionamiento, pero mientras algunos comercios zamoranos se encargaron de colaborar en su distribución. Con eso, entre otras cosas, donaron 5.000 euros a la asociación Apis Durii, también de Zamora, para comprar colmenas para los apicultores que lo habían perdido todo durante los incendios. Una compra conjunta con Caja Rural de Zamora y Cobadu, que supuso poder reponer 1.275 colmenas.
Y también se han unido a otras generosas manos para intentar ir repoblando de nuevo de árboles el lugar que un día fue uno de los pulmones verdes de Zamora. La asociación trabaja en conjunto con una treintena colegios de Madrid, Barcelona, Castilla y León y Zamora para crear semilleros con árboles autóctonos, que cuidan los propios alumnos. Un "importantísimo proyecto" para que en 10 o 15 años las zonas quemadas puedan volver a tener árboles resistentes al fuego como robles, castaños o encinas y que son propios de la zona.
Ahora se encuentran inmersos en recibir la donación de "miles de árboles" también para repoblar la zona. Estos se cederán a Refosetas, una empresa que también tiene su propio proyecto de reforestación a través de la micología, para que se encargue de su plantación y protección para que puedan volver a conformar la masa verde que en su día fue la Culebra.
De hecho, cabe recordar que, de forma independiente, Refosetas, es un proyecto que lidera Nazaret Mateos, y que consiste en setas que se comen la materia muerta, cuando se descompone pasa al suelo y lo abona, por lo que enriqueces esa tierra que quedó quemada. Un proyecto brillante de I+D+i pra tratar el suelo quemado de la sierra combinando hongos saprófitos y micorrícicos, aprovechando los árboles y la materia muerta para producir setas y regenerar la microbiota del suelo y la micología del bosque de cara al futuro.
Y la última de las iniciativas desarrolladas por La Culebra no se calla ha sido su propio festival de música solidario. Tras la polémica generada por el concierto solidario que la Vicepresidencia y la Consejería de Cultura de la Junta quisieron organizar en la Culebra, y que termino cancelado por el rechazo unánime de grupos participantes y los propios zamoranos, esta asociación quiso aprovechar la oportunidad para hacer un festival solidario "real".
Un evento que celebraron el pasado 3 de junio, con actuaciones musicales, entradas solidarias con fila cero y un mercado al que pudieron acudir todos los productores, comerciantes y empresas de la zona para promocionar y vender sus productos. Lucas Ferrero explica que aún no tienen los números finales del evento, pero que "en bruto habremos conseguido unos 15.000 euros". Eso sí, tienen que restarle el pago de las facturas en comida, bebidas, seguros y el escenario donde se desarrolló el evento, del cual tienen el compromiso de la Diputación Provincial "de que pagarán una parte".
El secretario de la asociación espera que como beneficio puedan quedarse en el entorno de 5.000 euros, que se sumarán a los 40.000 que tienen en las cuentas para seguir haciendo proyectos e iniciativas "que beneficien a la gente de la zona". Ese es su objetivo ahora. Y es que cuando se cumple un año de la pesadilla que destrozó su sierra, el secretario de la asociación no esconde su hartazgo con las ayudas llegadas por la Junta de Castilla y León y por cómo las han gestionado los alcaldes de la zona. "Las ayudas han llegado a quienes las han pedido, que han sido cuatro. Todos los alcaldes estaban en las reuniones sobre ellas, pero luego no todos las han pedido", se queja.
También cree que a la administración autonómica todavía le queda trabajo por hacer con sectores como la hostelería, restauración o turismo. En este ámbito, la Junta de Castilla y León aún no ha creado partidas específicas y desde la asociación explican que "nos han dicho que están redactando tres ayudas distintas, pero aún no hemos visto sus bases, así que no sabemos si serán suficientes".
Lo que sí adelanta es que el planteamiento de la Junta de otorgar ayudas para que los afectados inviertan "es la pescadilla que se muerde la cola, si lo han perdido todo no les puedes pedir que inviertan, porque lo que necesitan es recuperarse".
La Junta defiende una respuesta "sin precedentes"
Como responsable de la gestión medioambiental de la Comunidad, la Junta de Castilla y León también ha querido hacer balance tras los devastadores incendios vividos en Zamora. La delegada territorial de la Junta en Zamora, Leticia García, recordó que la reacción del gobierno autonómico fue acorde a la gravedad de los fuegos que "sin precedentes en nuestra provincia y sin precedentes en la comunidad autónoma".
Leticia García lamentó en primer lugar la trágica pérdida de cuatro vidas humanas como consecuencia de estos incendios y destacó que el operativo de extinción de incendios y la atención a las personas afectadas había respondido de "manera excepcional".
Desde el año pasado hasta hoy, la Junta ha invertido aproximadamente 11 millones de euros en ayudas a las personas afectadas, además de los fondos destinados al operativo de extinción de incendios, que se han incrementado en 10 millones de euros desde el año pasado. Además, el operativo de extinción ha adelantado el riesgo extremo a esta misma semana, en previsión a lo ocurrido el año anterior cuando este incendio pilló a la provincia en riesgo medio.
La delegada territorial recuerda que desde el primer incendio hasta la actualidad, se ha dado prioridad a las necesidades de las personas afectadas. Leticia García recordó que se han establecido dos oficinas de atención al ciudadano en Villardeciervos y Ferreras de Abajo, que atendieron más de 2.200 consultas en seis meses y que "jugaron un papel crucial en la respuesta inicial de emergencia", indicaba.
En primer lugar, se atendieron las emergencias relacionadas con el abastecimiento de agua; donde invirtieron 792.000 euros en el mejoramiento de las captaciones de agua, la creación de nuevas ETAP y una vigilancia estricta para garantizar que las personas afectadas no sufrieran consecuencias por la calidad del agua.
También se brindó apoyo a la ganadería, proporcionando 3.500 toneladas de alimentación para el ganado, 3.400 colmenas con alimento energético para las abejas y 800.000 litros de agua en balsas para el ganado. Igualmente, realizaron obras de emergencia ambiental con una inversión de dos millones de euros por parte del Gobierno de España y 1.165.000 euros por parte de la Junta. Por cierto, la delegada territorial recordó que esta cuantía de dos millones de euros es la única aportación económica realizada por el Ejecutivo desde entocnes.
La saca de madera quemada fue otra de las grandes preocupaciones de la Junta tras poder apagar los fuegos. El gobierno autonómico quería evitar a toda costa que los árboles quemados pudieran generar plagas y enfermedades a la vegetación que no se había perdido en los fuegos. Además, los aprovechamientos madereros eran también cruciales para comenzar a inyectar dinero a los ayuntamientos afectados por el desastre, aprovechando la madera quemada.
Desde entonces se han llevado a cabo cuatro procedimientos de subasta para la saca de madera quemada. Los primeros tres procedimientos generaron 16 millones de euros, de los cuales el 70% se destinó a libre disposición de los ayuntamientos afectados y el 30% obligatoriamente se destinó a la mejora del monte. Ahora se espera que el cuarto procedimiento maderero genere 2,5 millones de euros adicionales para la recuperación de los municipios.
Además, las viviendas afectadas recibieron una inversión de 350.000 euros para su recuperación. En agricultura y ganadería, se brindó apoyo a 430 agricultores y ganaderos con ayudas que pueden alcanzar los 15.000 euros según los daños sufridos; se otorgaron ayudas de 125 euros por colmena a los apicultores.
Leticia García quiso destacar también el trabajo en colaboración con todas las Consejerías de la Junta para proporcionar apoyo en distintas áreas. La delegada hizo hincapié en que esta desgracia medioambiental movilizó a todo el gobierno autonómico. Por ejemplo, la Consejería de Presidencia invirtió 431.000 euros en vehículos de actuación de emergencia, como retroexcavadoras o autobombas para mejorar la seguridad en la zona. La Consejería de Cultura y Turismo destinó 1,5 millones de euros a ayudas específicas para la cultura y el turismo en la Culebra, como en rutas turísticas y recursos culturales.
En respuesta a las reclamaciones de la asociación de La Culebra no se calla sobre las ayudas al turismo y la hostelería, la delegada señaló que para estos sectores existen ayudas genéricas del Instituto de Competitividad Empresarial. En concreto se refirió a que el ICE ya ha entregado ayudas directas a 79 empresas de la zona, con 5.000 euros cada una. Y anunció que desde este mismo organismo se va a lanzar una nueva línea genérica, "que puede llegar hasta 100.000 euros también de forma directa cuando acrediten los daños".
Además, recordó que existen otras ayudas en forma de inversión empresarial, donde la Junta aporta el 40% a empresas que estén en la zona y que quieran incrementar su inversión. Una ayuda que puede ser del 100% para aquellas de nueva creación y que quieran empreder de primeras en las zonas afectadas. Leticia García ha indicado que en estos casos, el ICE ya ha entregado más de dos millones y medio en inversión para 17 empresas de la zona.
Cronología de una pesadilla
Aquel 15 de junio, tras los catorce rayos que iniciaron el incendio sobre las 20 horas, tal era la violencia de las llamas que a las 22.20 horas, la Junta de Castilla y León declaraba el nivel 1 de alerta en el operativo de incendios. Se esperaba una larga y complicada madrugada, donde a las 02.00 horas del 16 de junio se declaraba ya el nivel 2 de alerta, por acumulación de dos nivel 1 y la evolución desfavorable de los múltiples focos del incendio.
Más de cien efectivos del operativo de lucha contra incendios forestales de la Junta trabajaron durante toda la noche para su control, y tras el nivel 2, el Gobierno de España ordenó el despliegue de la Unidad Militar de Emergencias, a la que también se sumaron efectivos el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, de la Comunidad de Madrid y Galicia.
Estos se enfrentaron a una auténtica pesadilla, con vientos que superaron los 40 kilómetros por hora y con temperaturas que alcanzaron los 40 grados. Ya al mediodía de este día 16 de junio las hectáreas calcinadas superaban las 900 y subiendo. También se notificaba el primer herido, un conductor de buldócer, que formaba parte de las cuadrillas de extinción de incendios. Un primer atisbo de lo que luego se transformaría en pérdida de vidas.
Los fuertes vientos, con rachas que alcanzaron los 54 kilómetros horas, acabaron por descontrolar el incendio hacia el oeste, y se declaró fuera de toda capacidad de extinción. No había forma de para esas llamas que llegaron a devorar 1.200 hectáreas de terreno a la hora. El responsable del Centro de Defensa contra el Fuego (CDF) de la Junta,Enrique Rey, aseguraba días más tarde que el 50% del tiempo que estuvo activo el incendio era incontrolable.
Fue esa madrugada del 16 al 17 de junio cuando llegaron las primeras evacuaciones. La extrema gravedad del incendio, que avanzó a 15 kilómetros en línea recta durante la noche obligó al desalojo de Cabañas de Aliste, Palazuelo de las Cuevas, Las Torres de Aliste, Pobladura de Aliste, Mahíde, San Pedro de las Herrerías y Flecha.
Y a última hora de la madrugada, se produjo un fenómeno de gran peligro, una tormenta ígnea, donde el fuego generaba sus propias corrientes de viento a través de una fuerte columna convectiva. Una circunstancia que provocó que calcinara absolutamente toda masa forestal existente. En este punto más de 220 efectivos intentaban desesperadamente y sin éxito controlar este incendio desatado en la Culebra.
Ya por la mañana, el viento de componente sur obligó a evacuar las localidades de Boya y Villardeciervos. Unas rachas que fueron aumentando a lo largo del día, con vientos cosntantes de 30 kilómetros por hora, a los que se sumaron rachas de 70 kilómetros hora con comportamientos erráticos. Un fenómeno que empeoró aún más la propagación del fuego y volvía inútiles los intentos de cortafuegos y los trabajos de fuego técnico.
Ya a las 19 horas, la amenaza de las llamas llegó a la base de Villardeciervos, que fue desalojada junto a las localidades de Villanueva de Valrojo, Sagallos, Codesal y Cional. A esta hora, los efectivos ya superaban los 400, con un centenar de autobombas, maquinaria, buldócer, carrocetas y 23 medios aéreos. Una situación que aún iría a peor cuando el fuego se descontroló en Ferreras de Abajo, y obligó a desalojar dicho municipio más Ferreras de Arriba, además de proceder al corte de la N-631.
Para el 18 de junio, las estimaciones oficiales apuntaban a 19.700 hectáreas quemadas y trabajaban en el incendio 111 medios y 480 profesionales de la Junta (Infocal), Ministerio para la Transición Ecológica, la UME, y efectivos de Galicia, Cantabria, Extremadura, Madrid y Castilla-La Mancha. Pero al final de este día los efectivos ya superarían el medio millar porque la jornada se complicaría aún más.
Las rachas de viento oscilaban entre los 50 a 70 kilómetros por hora y desplazaron las llamas hacia el norte provocando que el fuego saltara a la N-631 a la altura de Val de Santa María. Una situación que acabó obligando cortar la línea férrea del AVE de Orense a Zamora, por motivos de seguridad. Además se evacuaron los municipios de Melgar de Tera, Olleros de Tera, Calzadilla de Tera, Pumarejo de Tera, Junquera de Tera, Milla de Tera, Vega de Tera, Val de Santa María, Villanueva de las Peras, Litos, y Calzada de Tera fue confinada.
No fue hasta el 19 de junio, que las autoridades dieron por estabilizado el brutal incendio tras una mejora en las condiciones meteorológicas en la zona. Para entonces, el fuego había arrasado ya 30.000 hectáreas, aunque se pudo retomar la circulación en la N-631 y la línea del AVE y vecinos de los 19 localidades zamoranas desalojados fueron regresando a sus hogares.
Aún con esto, el incendio se mantuvo en Nivel 2, que se mantuvo hasta su control con el enfriamiento total de su perímetro. Un total de 665 profesionales de INFOCAL, Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico MITECO, la UME, y las comunidades de Asturias, Cantabria, Castilla la Mancha, Galicia, Extremadura y Madrid continuaban por tanto en las labores de extinción.
No fue hasta el 21 de junio, que la Junta informó de que el incendio se encontraba "sin llama viva" y rebajaba al Nivel 1 su alerta. Finalmente, el fuego se dio controlado el 24 de junio a las 21.00 horas, diez días después de su inicio. Eso sí, no dio tiempo ni a declararlo extinguido, ya que un mes después, el 17 de julio, la pesadilla volvía a la Sierra de la Culebra con un nuevo incendio, esta vez con inicio de Losacio.
Si el primero había sido violento, el segundo superaría todo lo imaginable y con el peor de los desenlaces: cuatro muertos. Eran las 18 horas de ese 17 de julio cuando otra tormenta seca iniciaba un nuevo fuego en Losacio que se propagó con gran virulencia hacia el norte de la Culebra.
El incendio se declaró de nivel 2 sobre las 20 horas, cuando obligó al al corte en la carretera nacional N-631 en el tramo de Moreruela de Tábara y Litos; así como el tramo entre Sanabria AV y Zamora en el AVE Madrid - Zamora. Además, volvieron a producirse desalojos en las localidades de Sesnández de Tábara, Ferreruela de Tábara, Escober de Tábara, San Martín de Tábara, Olmillos de Castro, Tábara, Abejera y Riofrío de Aliste.
Al igual que en el primero, el fuego alcanzó tal magnitud que generó su propio sistema de vientos, provocando una nueva tormenta ígnea, lo cual favoreció que se propagase con gran virulencia, encontrándose fuera de toda capacidad de extinción. En solo cuatro horas, el fuego acabó con más de 10.000 hectáreas. La Junta de Castilla y León solicitó ayuda de nuevo a la Unidad Militar de Emergencias, que se trasladó a la zona y durante los trabajos se produjo el primero de los fallecimientos.
Daniel Gullón Varas, brigadista de una autobomba que luchaba contra el fuego, quedó atrapado por las llamas por el rápido avance de estas en la zona. En esa misma jornada, nueve efectivos resultaron heridos por quemaduras e inhalación de humo y otras dos personas resultaron heridas graves en un accidente de tráfico provocado por el incendio.
De hecho, como se supo más tarde, también sufría un accidente ese mismo día Eugenio Ratón, de 65 años y vecino de Sesnández de Tábara, sorprendido por el fuego cuando huía del incendio en coche, junto a su padre de 100 años. Este hombre se convertiría en la tercera víctima mortal del incendio, tras fallecer el 18 de agosto en la Unidad de Quemados del Hospital de Getafe, por las quemaduras que tenía en el 80% de su cuerpo.
Ese desvastador primer día también sería el escenario de las imágenes más sobrecogedoras y duras de todo el incendio. Las de Ángel Martín, un empresario local de Tábara, que se adentró en las llamas con su máquina para intentar formar un cortafuegos que protegiera la gasolinera de su pueblo de las llamas y así evitar un desastre aún mayor. Las imágenes de su excavadora adentrándose en el fuego y de él mismo con la ropa y el cuerpo abrasadas dieron la vuelta al país. Un acto por el que sufrió gravísimas quemaduras en el 80% de su cuerpo y por las que fue ingresado en el Hospital Río Hortega de Valladolid, donde falleció el 25 de octubre a los 53 años.
A la mañana siguiente, el 18 de julio, se evacuaba Litos y se encontraba la segunda víctima mortal del incendio: Victoriano Antón, un pastor de Escober de Tábara al que las llamas alcanzaron en Ferreruela cuando había salido con sus ovejas en la tarde del domingo. Su cuerpo fue encontrado en el paraje llamado 'Raya de los Pozones'. Mientras, a lo largo de la mañana y a primera hora de la tarde, el fuego acanzaba con tal violencia que 45 localidades fueron desalojadas a lo largo de la jornada. Unas evacuaciones sin precedentes, donde se desplazó a Zamora capital y otros municipios a más de 5.800 personas.
El 19 de julio durante el mediodía, las condiciones del incendio mejoraron y solo 14 pueblos continuaron evacuados. Al final de la tarde, una mejor climatología permitió controlar el avance del fuego, menos en la zona de Pueblica de Valverde. Durante la madrugada del 20 de julio, los efectivos lograron avanzar con el control del incendio y por la mañana la N-601 volvía a abrirse, así como la línea de AVE entre Zamora y Sanabria.
Pero no fue hasta el 14 de agosto, un mes después, que la Junta de Castilla y León declaró que el incendio de Losacio se daba por controlado, tras quemar 31.471 hectáreas en la Culebra y otras zonas limítrofes. Y cuarenta y cinco días después, el 31 de agosto, a las 09.45 horas, el incendio se daba finalmente por extinguido, cerrando así uno de los capítulos más duros de la historia de la provincia.