La tecnología ha llegado a nuestras vidas para quedarse, en todos los ámbitos de la misma. También para hacer más fácil el trabajo de, entre otros, personas que viven del vino con utilización de drones o en explotaciones ganaderas para buscar el máximo rendimiento de estas, siempre teniendo muy en cuenta el bienestar animal.

Este es el caso del Rancho Guareña Hermanos Olea, ubicado en el municipio zamorano de Castrillo de la Guareña, que utiliza esta tecnología para innovar en el sistema de ordeño, y también en el de recogida de estiércol, ventilación e incluso en el de riego solar de la explotación.

El Español Noticias de Castilla y León charla con Enrique Olea Alonso (51 años. Nacido en Zamora y residente en Castellanos de Moriscos (Salamanca)) que nos explica estos sistemas que buscan el bienestar animal para contar con una vaca feliz que acaba por ser, además, más productiva y rentable.

Historia y actividad



Este rancho pasa por ser una empresa agrícola ganadera familiar cuya historia arranca, en Castrillo de la Guareña (Zamora), en los años 60 por “la unión de varios amigos emprendedores que montaron una ganadería de vacas de leche”, asegura Olea. Con el tiempo varios socios se fueron retirando para quedarse dos hermanos al frente de esta y en el año 2.000 decidieron crear una Sociedad Limitada incorporando dos hijos cada hermano a la sociedad aportando también las parcelas agrícolas que llevaban en común, por lo que finalmente se constituyó esta sociedad con seis socios y dedicación agrícola-ganadera.

“La actividad principal es la producción láctea que aportamos a Leche GAZA, empresa de la que somos socios fundadores, habiendo sido Serafín Olea, uno de los dos hermanos Olea Losa, presidente de GAZA durante muchos años. Se trata de una actividad que proporciona aproximadamente el 70% de los ingresos de la empresa. El resto vienen de la actividad agrícola”, cuenta nuestro entrevistado en declaraciones a El Español Noticias de Castilla y León.

En la actualidad cuentan con un censo de 210 vacas reproductoras, 185 de las cuales en ordeño, y 25 secas y tienen también 170 novillas de recría en un centro externo, al que marchan cuando tienen dos semanas de vida para volver al rancho cuando les falta un mes para parir.

El administrador del lugar añade que  la crisis por el coronavirus no les ha afectado “en cuanto a la producción de leche”, en parte también por los novedosos métodos que utilizan para obtener el producto y que analizaremos a continuación, pero “sí y mucho” en el precio de la carne de las vacas de devieje debido “al descenso del consumo provocado por el cierre de la hostelería”.

Enrique Olea Alonso 

Sistemas novedosos 

El sistema de ordeño, nos explica Enrique Olea Alonso, se hace en “una sala informatizada” y con “retiradores automáticos” que “cuando detectan un flujo bajo de leche corta el vacío y retira la unidad de ordeño” evitando, por un lado, este “sobreordeño” y por otro “el sufrimiento animal”.

Además, las vacas son identificadas con un collar que “proporciona datos sobre su salud” como “cuánto tiempo se han movido o cuánto han estado comiendo” con el fin de anticiparse a “los síntomas de cualquier alteración que sufran y poder actuar con premura”.

El rancho, en esta apuesta por implantar las nuevas tecnologías para aumentar su eficiencia, cuenta con “sistemas de recogida de estiércol automático” que es transportado hasta “un foso en el que se almacena” para “su aportación final a los terrenos de cultivo como fertilizante”.

“Este año hemos invertido en un sistema de ventilación automático para reducir el estrés por calor que sufren las vacas durante el verano”, añade el ganadero, que nos explica que consiste en “unos ventiladores de gran tamaño y bajas revoluciones que mueven un gran caudal de aire generando una ligera y continua brisa de aire que mejora el bienestar animal y reduce su estrés”.

También están realizando este año una inversión importante en lo que a la agricultura se refiere, en concreto en el sistema de riego solar. Con una instalación fotovoltaica que saca el agua del subsuelo para almacenarla en una balsa para, a continuación y a partir de un colector común, colocar cinco bombas de pequeño consumo, una para cada uno de los cuatro pívots de riego y otra para “un nuevo sistema de riego por goteo subterráneo” que van a poner en marcha en breve para evitar un consumo elevado de electricidad y proceder al regado.

En busca de la felicidad de la vaca



“Con estos novedosos sistemas basados en la tecnología obtenemos un control exhaustivo de los animales, tanto de su salud como de su producción, lo que ayuda, y mucho, a nuestra labor de gestión”, asegura el administrador del rancho que añade que “son sistemas caros” pero que acaban por ser rentables en busca del bienestar del animal.

“La conclusión que sacamos y la que nos motivó a hacer las mejoras en bienestar animal  es que una vaca feliz es una vaca productiva y rentable. Parece algo evidente pero no lo es ya que en otros animales esto no sucede porque aguantan niveles muy altos de hacinamiento antes de perder productividad”, asegura tajante nuestro entrevistado.

Además, no duda en afirmar también que las vacas de leche “te devuelven rápidamente cualquier euro que gastes en mejorar su bienestar” en algo que “conocen muy bien los ganaderos. “Las inversiones son caras y se pagan con la leche, por tanto los ganaderos que cobren un precio bajo de la leche tienen muy limitada esta vía. Al final el consumidor tiene que darse cuenta que si compra una leche que pague bien al productor, seguramente está pagando para que esas vacas sean felices”, añade.

Bienestar animal



Aumento de la productividad, sí. Bienestar animal, también. Todas estas técnicas basadas en las nuevas tecnologías tienen, como telón de fondo, este segundo aspecto ya que, como apunta Enrique Olea, tanto el rancho como Leche GAZA están “muy centrados en el bienestar animal” pero también en “el desarrollo rural” tanto de Castrillo de la Guareña en particular como de la provincia de Zamora en general para “fijar población”.

De momento, aseguran, no tienen pensado instaurar ninguna otra novedosa mejora “a corto plazo” aunque sí se pensó en el “robot de ordeño” que fue finalmente desechado tomando la decisión de “contratar más gente” para ayudar a fomentar el empleo en el medio rural en lugar de “invertir en un robot que ordeña solo”.

El objetivo futuro de esta explotación pasa por “reducir el número de vacas en producción sin bajar la misma” gracias a la “mejor genética” y el deseo por “conseguir un buen precio para el productor de leche” pidiendo al consumidor que se dé cuenta de que “sus decisiones en la compra son muy importantes” para “determinar el sector primario de un país”.