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Villalar de los Comuneros es un municipio de la provincia de Valladolid conocido en toda España por ser el escenario de la batalla de Villalar en 1521, que supuso la derrota de los Comuneros de Castilla.

Integrado en la comarca de Tierra del Vino, este pueblo, declarado Bien de Interés Cultural con categoría de Sitio Histórico, cuenta con una gran historia y con una senda ecológica Batalla de Villalar, que a lo largo de dos kilómetros recorre los principales escenarios del acontecimiento.

La localidad pucelana que, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), cuenta con una población de 490 habitantes tiene también un Centro de Interpretación sobre la naturaleza, la etnografía y la historia del municipio y la comarca.

Allí se ubica también La Posada del Agua. Un bar en el que trabaja, cada día, Triana José Nieves Ruiz, de 48 años. El destino le ha llevado a la localidad pucelana después de un cúmulo de casualidades y tras una bonita historia de amor.

Interior del Bar La Posada del Agua en Villalar de los Comuneros Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Triana y una bonita historia de amor

“Me considero una persona sencilla, humilde, muy familiar e innovadora. Recuerdo con mucho cariño y nostalgia mi infancia. Crecí con unos padres maravillosos y soy la quinta de siete hermanos. Siempre iba al colegio cuidando de mis dos hermanos pequeños”, asegura nuestra entrevistada en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León.

Triana disfruta cantando, viajando y conociendo la gastronomía de todos los pueblos de España y del mundo. A sus 48 años, nació en Venezuela por cuestiones de trabajo de su padre, que posteriormente sería destinado a Madrid y ella acabaría en Valladolid.

Su pareja, desde hace diez años, es Ángel Manuel Rodríguez Centeno. Él nació en San Sebastián hace 54 primaveras, pero con 24 años aterrizó en la ciudad del Pisuerga para trabajar como técnico de reparación de aires acondicionados.

“Desde pequeña me ha gustado todo lo relacionado con la cocina y la hostelería. Con 22 años empecé a trabajar en bares y discotecas hasta hace 10 años, cuando empecé a ser dueña de negocios hosteleros con mi pareja tras conocerle cuando él tenía el bar de Villanueva de Duero”, explica Triana.

Allí surgió una bonita historia de amor. Cuando Ángel Manuel necesitaba una camarera para trabajar en Nochevieja en dicho establecimiento hostelero y se presentó en el lugar. Desde entonces no se han separado sacando adelante diferentes bares en pueblos de la provincia hasta que llegaron a Villalar de los Comuneros.

La Posada del Agua en Villalar

“Ahora estamos centrados en el Bar La Posada del Agua de Villalar. Salió a concurso y nos pusimos al frente el pasado 20 de septiembre de 2024. Estaremos, al menos, uno más porque nos hemos quedado con la nueva licitación hace escasos días al no presentarse nadie más que nosotros al concurso”, nos explica nuestra protagonista.

Se trata, como ella misma relata, de un “bar de paso con mucho ambiente, sobre todo en verano”. Se ubica en las piscinas municipales y allí, cuando el buen tiempo reina, la gente de Villalar disfruta de las dos terrazas y también del trato familiar que se vive en el lugar.

“Es un bar que tiene 41-42 años de historia. Se llama La Posada del Agua, pero la gente lo conoce como el bar de la piscina. Los días de diario, las señoras del pueblo bajan a jugar la partida de brisca”, añade Triana.

El Bar La Posada del Agua junto a las piscinas de Villalar Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Es el único bar del pueblo y está situado en la Carretera a Pedrosa sin número. 80 metros cuadrados con dos terrazas y una zona de comedor con un total de ocho mesas en su salón.

Allí trabajan nuestra protagonista, su pareja Ángel que es el cocinero, además de otros dos empleados. Venden desde cafés, hasta infusiones, pasando por refrescos, vino o cervezas.

“También operamos como quiosco. Vendemos chucherías o snacks. Pero, sobre todo, nuestras especialidades son los callos, la oreja, la careta y los cocidos por encargo”, explica la hostelera.

Amor por lo rural

“No es difícil sacar adelante un negocio hostelero en el mundo rural. Es más familiar. No te haces rico, pero aquí se vive mejor. Conoces a cada cliente y el trabajo ayuda a pagar los gastos del día a día”, señala Triana.

La barra del bar Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Tiene claro que quiere “mantener en el futuro lo que hace en el presente” pero “sin mirar atrás” y pide “más ayudas” a las administraciones con el fin de fomentar el “emprendimiento rural”.

“Quiero seguir adelante con mi negocio. Buscar ideas para motivar a los clientes e innovar en las raciones y comidas con buenas elaboraciones. La vida en Villalar es muy tranquila, alegre y familiar. Soy muy feliz aquí”, finaliza orgullosa nuestra protagonista.

Larga vida a nuestra entrevistada y a su bar en un pueblo histórico de la provincia de Valladolid como es Villalar de los Comuneros.