Publicada

La vivienda se ha convertido en un grave problema para los españoles y, en concreto, para los jóvenes, quienes ven como un imposible el hecho de poder comprarse una casa.

Esta situación se agrava todavía más en ciudades como Madrid, donde los precios, en constante aumento, alcanzan cifras que, en la mayoría de los casos, resultan inasumibles.

Esta crítica situación ha llevado a muchos jóvenes a retrasar su emancipación y a otros tantos a compartir casa para poder asumir todos los gastos.

Es el caso de Aritz Durán (23), un joven vallisoletano afincado en Madrid desde hace cinco años que, a partir de su propia experiencia personal y de la de muchos allegados, se ha convertido en el altavoz de las nuevas generaciones para denunciar esta realidad que tanto les frustra y les preocupa.

Él se considera vallisoletano y zamorano a partes iguales, ya que su vida ha transcurrido entre las dos ciudades. Si bien, a los 18 años se mudó a Madrid para cursar sus estudios universitarios y como consecuencia del "abandono" que sufre Castilla y León.

Durante el primer curso se instaló en Getafe, en una vivienda de alquiler compartida con otras dos personas, en la que pagaba 300 euros mensuales con gastos incluidos por una habitación.

Un precio que, a su juicio, ya era caro, pero nada comparado con lo que ha pagado por sus siguientes casas.

En segundo, decidió mudarse junto a otros dos compañeros a un piso, también ubicado en el municipio de Getafe, en el que el alquiler de una habitación ya le pasó a costar 400 euros al mes.

En él también estuvo solo un curso, puesto que al año siguiente se fue de Erasmus a Países Bajos.

Fue a su vuelta cuando se llevó la gran sorpresa y empezó a ver más el problema. Aritz tenía que quedarse en Madrid al menos hasta completar sus estudios, por lo que debía buscarse otro hogar en el que poder vivir. Entonces, ya no encontró nada por menos de 500 euros la habitación en el mismo pueblo.

Pero la cosa no quedó ahí. Pasado el curso, el joven optó por trasladarse al centro de Madrid y allí fue donde se encontró "la selva", tal y como ha confesado en declaraciones a EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León.

"Me di cuenta de que eso ya era como la ley del más fuerte y yo me tuve que meter en un cuchitril muy malo en un piso interior de Lavapiés en el que entraba una cama, un armario y medio escritorio, y por el que pagaba 500 euros al mes solo por mi habitación", revela.

Así, en cuanto tuvo ocasión decidió cambiarse a la que es su casa actual. Un piso ubicado en la zona de Goya y que comparte con otras cuatro personas."Pago 600 euros por una habitación y es un chollo", afirma.

Si bien, añade: "La gente se sorprende cuando digo que he encontrado una ganga pagando 600 euros por una habitación, pero es que proporcionalmente estoy pagando menos en un barrio muy bueno que en Lavapiés, porque ahora tengo una buena habitación con terraza y allí una habitación de mierda me costaba 50 euros menos".

Además, Aritz revela que "es el primer alquiler que encuentro que me permite quedarme durante cinco años".

"Porque últimamente en Madrid solo te hacen contrato por 11 meses y luego te echan obligándote a pagar los gastos de agencia. Una manera con la que el propietario consigue eludir la ley que le obliga a asumir el gasto de la inmobiliaria en contratos de alquiler", explica.

No obstante, el joven es consciente de que "en Madrid estoy pagando por una habitación lo mismo que pagaría en Zamora por un piso entero".

Y puede hacerlo gracias al dinero que ha ganado durante el tiempo que ha estado trabajando como extra en bares y restaurantes, a la cuantía que ahora percibe por sus prácticas y a la ayuda que recibe de sus padres. Porque si no, "sería imposible", confiesa.

Esto explica sus dudas de si quedarse en Madrid o regresar a Zamora porque, "aunque me gustaría quedarme, no voy a estar toda la vida pagándole la casa a otro sin posibilidad de comprarme una casa".

"En Madrid no hay capacidad de ahorro y es muy frustrante estudiar durante tantos años para ver cómo te borran las oportunidades de futuro", lamenta.

Por todo ello y mucho más, Aritz denuncia la realidad que se vive en Madrid con el tema de la vivienda, donde, asegura, "no se está aplicando la ley y el mercado de la oferta y la demanda está destruido".

"No para de llegar gente, pero tampoco hay nuevas viviendas y hay muchos pisos turísticos ilegales". "Y eso forma un cóctel molotov que ya ha explotado", añade.

Además, exige la aplicación de medidas que consigan paliar este problema y "que se dé garantía a todas aquellas personas que lo están pasando mal por este tema".

Lo hace de manera habitual a través de sus redes sociales y en diferentes intervenciones televisivas "por hartazgo", tras ver "desesperanza en tanta gente por un futuro que nos está siendo robado" y con la idea de "llegar hasta donde sea necesario" con tal de que "las cosas empiecen a solucionarse".

"Yo siempre he tenido vocación de ayudar a la gente y por eso denuncio un problema que nos afecta a todos indistintamente y no solo en Madrid. Esto ya ha llegado a todos los niveles de la sociedad y no puede ser, por eso mi objetivo es que la vivienda esté todos los días en la agenda pública", sostiene.

Duda de si con ello va a conseguir algo o no, pero mantiene la esperanza al pensar que "en este país cuando tocas las narices, se consiguen cosas".

"Los españoles somos personas duras, luchadoras y muy consecuentes en lo que pensamos, y creo que es nuestro deber dar la cara y decir basta ya. Si hace falta convocar una huelga general y hacer un parón para que se nos escuche, se hará", concluye.