El arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, se ha pronunciado ante el asesinato de una mujer de 45 años y su hija de 8 años en Valladolid, que tenía lugar en la madrugada de este lunes en el Paseo de Zorrilla.

Ante ello, ha asegurado que siente un gran "asombro e indignación" y que, este suceso, se convierte en una "llamada que hace caer en la cuenta del misterio del mal y de cómo arraiga en corazones, personalidades" que, Argüello, no sabía "cómo denominar". Ante estas situaciones, afirma, las leyes o la policía intentan dar "una repuesta" pero "no basta" porque está en juego "una cultura, una forma de entender las relaciones, una comprensión de la libertad". 

Debajo, añade, hay un "misterio de la iniquidad, del mal" que "solo humanamente no lo podemos combatir". "Si una sociedad está desvinculada o si hay personas perdiendo los vínculos porque social o personalmente se rompen- no encuentran manera de vivir, un hogar o un trabajo- pueden verse abocados a la intemperie", asegura el arzobispo de Valladolid. Este hecho considera que "hace caer en la cuenta de las consecuencias y la falta de vínculos". 

Finalmente, ha mostrado sus condolencias a las "personas que lo sufren" y ha hecho una llamada a la sociedad para dar una "respuesta adecuada al triple nivel": personal, ambiental e institucional. 

Primer museo sin hogar del mundo

Desde Cáritas han creado el primer museo sin hogar del mundo. Una muestra que "toca las emociones", según afirma Argüello. Con ella quieren que las personas "tomen conciencia" y que remueva esas emociones. Solo de esta forma podrán garantizar que "el objetivo se ha cumplido".

Se trata de un museo "hecho por y para las personas". Los museos se encargan de guardar cosas bellas y valiosas. Por ende, en Cáritas consideran que sus participantes y recursos "lo son". Ellos creían que las personas a las que ayudan se "merecían algo que guarde la belleza y el valor de nuestra gente". Todos, afirman, han puesto su "ilusión y entrega". 

Para ir a verlo, tienen unos consejos: venir con los ojos abiertos para contemplar la belleza de las piezas y dejarse tocar por todas ellas, porque guarda "mucho sentimiento".

Para realizarlo, han trabajo desde Cáritas de Salamanca, Burgos y Valladolid. Un total de 120 personas y 50 sin hogar. "Teníamos que pensar como las personas que viven en la calle y cómo ellos ven esta realidad", afirma Beatriz, una de las voluntarias. Han sido seis meses de arduo trabajo, de junio hasta Navidad.

Uno de los usuarios de Cáritas, Víctor, ha participado y cree que es una buena forma de "mostrar lo que sufrimos y pasamos las personas que vivimos en la calle". Considera que sirve para "mostrarle a todos las situaciones y procesos" por los que pasan y agradece la función que realizan porque sin ellos: "No nos podríamos duchar, cambiar, comer o no tendríamos un techo". 

Mientras montaban el museo han tenido que revivir situaciones "dolorosas" del pasado. Y pide que "la gente nos vea" porque cree que, la mayoría de las veces, son "invisibles" y esperan que sirva para "cambiar algo de la sociedad". 

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