Ataviado con su inseparable camiseta del Real Valladolid, Fernando del Valle Parra ha sido protagonista de diversas curiosas e impactantes estampas en medios y televisiones en diversas celebraciones y festejos taurinos, en encierros e incluso en San Fermín, con los pitones de los toros pasándole a escasos centímetros de su cuerpo.

Este boecillano de 43 años sumaba 25 corriendo los toros en estos festejos a lo largo y ancho de todo el territorio nacional, aunque la pandemia le ha obligado a parar ante la prohibición de la celebración de estos festejos que serían protagonistas en muchos pueblos de Castilla y León en este mes de agosto.

Maldita pandemia



“Llevo sin pisar las calles y sin correr los toros en un encierro un año y medio más o menos. Hace poco corrimos unos toros en una finca pero no es lo mismo que hacerlo como antes de que llegara el coronavirus a nuestras vidas”, asegura Del Valle en declaraciones a este periódico.

Los últimos encierros que corrió este vallisoletano, amante del fútbol, del running y de los toros, hobbies que aúna cuando porta la camisola del Pucela y sortea en los encierros, corriendo, los ataques de los toros, fueron en Valdemorillo y Ciudad Rodrigo, en Salamanca, allá por el mes de febrero del 2020 y asegura que “guarda un gran recuerdo” ya que “disfrutó mucho y fueron unos encierros muy bonitos”.

“Tenía una especial ilusión en esa 25ª temporada pero todo lo truncó el maldito COVID-19. Echo muchísimo de menos la tensión y la adrenalina que me da correr delante de un toro y todo lo que significa el antes y el después del encierro”, añade.

San Fermín y supersticiones



El hecho de quedarse por segundo año consecutivo sin San Fermín es “duro” para Fernando ya que por su cabeza pasa el hecho de que “son dos años perdidos que nunca volverán” en un evento que “es especial” y que “disfruta con una pasión única” por el escenario y el significado que tiene este importante festejo que se desarrolla en Pamplona.

Antes de cada encierro el pucelano tiene “mil manías y supersticiones”, desde llevar una camiseta debajo de la del Valladolid, casi siempre la misma, hasta hacer el mismo recorrido antes del festejo o entrar por el mismo sitio antes de que dé comienzo el encierro además de besarse sus estampitas y medallas o no entrenar el día antes de una buena carrera.

Después de cada encierro llega el tercer tiempo, momento de disfrutar del almuerzo y el vermut comentando las jugadas y estando de fiesta con los amigos. Fernando mata el gusanillo en capeas, en fincas con vacas y novillos en algo que “no es lo mismo” pero “su afición al toro le hace buscar otras alternativas”.

De blanco y violeta



“Cuando iba a los encierros del pueblo, en Madrid, la gente me preguntaba de dónde era. Así surgió la idea de llevar la camiseta del Valladolid, para que se me reconociera y presumir con orgullo de mi tierra ya que nadie más la llevaba”, añade el de Boecillo.

Fernando no duda en que este año el Real Valladolid conseguirá retornar a la máxima categoría del fútbol español ya que es un equipo de primera y asegura que el mejor chupinazo de su vida no ha sido el de unas fiestas sino “el nacimiento de su hijo Bruno” del que dice que “le haría ilusión que fuera un gran aficionado a los toros” pero siempre “con respeto”.

“San Fermín 2022 sería un bonito objetivo a cumplir el próximo año. El deseo, que vuelvan los encierros y los toros a las calles lo antes posible”, finaliza nuestro entrevistado que espera con ansia ese momento.