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A las afueras de Almazán, en plena comarca soriana, un recinto industrial discreto convive con campos de cereal, pequeñas explotaciones ganaderas y caminos donde apenas circulan tractores y bicicletas.

Aquí, donde el silencio pesa más que el viento y la despoblación es un desafío cotidiano, se ha encendido una chispa inesperada: energía verde, producida con los residuos de ese mismo entorno rural.

La planta Biored Almazán, propiedad de Redexis Renovables desde 2023, ha pasado en apenas dos años de ser una instalación de biogás a convertirse en un referente nacional de economía circular y transición energética.

La modernización técnica ha sido tan profunda como silenciosa: desde abril de 2025, el biometano que se produce aquí ya circula por la red gasista nacional como energía renovable lista para el uso doméstico e industrial.

La planta procesa cada año 58.000 toneladas de residuos agroganaderos y subproductos animales, de los que más del 90% proceden del entorno inmediato.

Con ellos, genera 18,9 GWh anuales de biometano, energía suficiente para abastecer 5.000 hogares.

Desulfurador

Nada se trae de fuera, nada se desperdicia. Lo que antes era un problema ambiental —purines, restos orgánicos, excedentes ganaderos— hoy es fuente de energía, empleo y oportunidades.

La instalación incorpora un sistema de upgrading de última generación, capaz de depurar 400 Nm³/h de biogás hasta obtener biometano con una calidad equiparable al gas natural convencional.

Junto a ello, se han optimizado los tanques de digestión, implantado sistemas de automatización y control avanzado, y modernizado balsas, fosos y áreas de desinfección.

Desde diciembre de 2024, la planta cuenta además con certificación ISCC, que garantiza la sostenibilidad y trazabilidad del proceso bajo estándares europeos.

Pero el proyecto no se queda ahí. La planta cuenta con autorización para la aplicación a campo de los digestatos, lo que permite cerrar el círculo completo: de la granja a la energía y de la energía a la tierra.

Un impacto que sí se nota

El proyecto ha generado y consolidado 35 empleos directos e indirectos. Muchos de ellos vinculados a la operación, mantenimiento y logística de la planta, pero también asociados a proveedores locales: transportistas, talleres, empresas de limpieza industrial, laboratorios ambientales, servicios de automatización. No es una “fábrica de energía”, sino una infraestructura arraigada en la comarca.

“El gas verde es una oportunidad de país”, afirma Miguel Mayrata, director de Redexis Renovables. Una frase que cobra dimensión cuando se mira más allá de Almazán. España dispone de una red gasista de 96.000 kilómetros, una de las más extensas y sólidas de Europa.

Solo Redexis aporta cerca de 12.000 kilómetros, que permiten transportar el biometano desde este pequeño municipio soriano hasta cualquier hogar del país sin necesidad de nuevas infraestructuras.

Bascula de pesaje

Mayrata insiste: “España cuenta con uno de los mayores potenciales de producción de biometano de Europa. Su desarrollo nos permite generar energía renovable en territorio nacional, reducir la dependencia exterior y fortalecer la seguridad de suministro. Es una auténtica oportunidad de país y especialmente una gran oportunidad para Soria”.

Y añade una dimensión humana: “Biored Almazán es un ejemplo de cómo la innovación y la economía circular pueden transformar el medio rural. Convertimos residuos de proximidad en energía verde, generamos empleo y contribuimos a fijar población. Y lo hacemos apoyándonos en una red gasista que es un activo estratégico para España.”

Una transición realista

El biometano aporta algo que otras energías renovables aún no garantizan: previsibilidad y coste asumible. No requiere obras en las viviendas, ni cambios de caldera, ni inversiones de más de 12.800 euros por hogar —como ocurre con otras soluciones térmicas—.

Se utiliza en los sistemas actuales, con la ventaja de reducir la huella de carbono sin alterar hábitos ni infraestructuras.

Según fuentes del sector, el biometano ya es, incluso con precios actuales, más competitivo que la bomba de calor para buena parte de los hogares españoles. Y los modelos híbridos —gas renovable y electricidad— se posicionan como solución equilibrada, sostenible y técnicamente viable.

El gas renovable ya no es futuro: es presente

Redexis Renovables gestiona más de 30 proyectos de biometano en distintas fases de maduración, y dos plantas ya inyectan energía renovable en la red.

Además, la distribuidora tiene firmados 44 contratos de inyección que suman alrededor de 3 TWh, el equivalente al 100% del consumo residencial de su red.

No es un laboratorio ni un ensayo piloto. Es industria, es energía, y ya funciona.

Ocurre, precisamente, en un lugar donde todo parecía estar ya dicho. Entre campos, pueblos diminutos y camiones de purines, allí donde la España rural lucha por sobrevivir, emerge un modelo que convierte residuos en energía y tradición en futuro.

Y lo hace con una ventaja que ningún plan a gran escala puede replicar: aquí, la transición energética tiene rostro, tiene raíz y tiene pueblo.