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Shafuan Duekat nació hace ya 79 años en Balata, un pequeño pueblo cercano a Nablus, en Palestina. Llegó a España en 1969 para estudiar, primero en Madrid y más tarde en Salamanca, donde echó raíces tras casarse con una salmantina. Ahora, con casi 80 años, vive jubilado, pero su corazón sigue en Palestina.

Desde su casa en Salamanca habla a diario con sus hermanas y sobrinos. "Prácticamente todos los días me llaman o los llamo. Ellos intentan tranquilizarme, en vez de ser yo quien les tranquilice a ellos", explica. Pero la calma es imposible. "No se puede vivir tranquilo en Palestina, en ninguna parte. Israel quiere absolutamente todo y siempre nos tienen en vilo", añade.

Su relato se entrelaza con la historia de un conflicto que comenzó mucho antes de que él naciera. "Israel lleva atacando Palestina desde 1947 y no ha parado. El destino del palestino siempre ha sido la persecución. No sé por qué. Es nuestro destino", lamenta.

A pesar de la dureza de sus palabras, insiste en que nunca se resignaron: "Por eso nos odian, porque un palestino no se resigna. Antes de rendirse, se levanta y muere de pie".

Shafuan habla con claridad sobre cómo se siente al ver que a los palestinos se les retrata como terroristas. "Eso lo marca la política internacional. Es América la que dicta quién es terrorista y quién no", se lamenta.

Duekat asegura que a los palestinos les da igual "que Trump nos llame terroristas, que lo haga. Nosotros sabemos lo que somos". Además, se alegra de que, aunque durante décadas muchos creyeron esa imagen, hoy "la gente usa la cabeza y sabe que el pueblo palestino es un pueblo normal y corriente, como cualquier otro".

También recuerda que no todos los ciudadanos de Israel están de acuerdo con la ocupación. "He conocido israelíes que se rebelaron contra ello. Algunos vinieron aquí, incluso estuvieron viviendo conmigo. Pero no tienen poder. La mayoría no puede hacer nada", relata.

"Con Sánchez estoy encantado de la vida"

Pero sí considera que la postura política de España es un buen aliento para la defensa internacional de Israel. "Con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, estoy encantado de la vida. No soy de ningún partido, pero al menos ha reconocido a Palestina", explica.

Cabe recordar que en las últimas semanas, España, bajo el liderazgo del presidente Pedro Sánchez, ha intensificado su apoyo a Palestina mediante acciones políticas y diplomáticas concretas.

Una de las medidas más destacadas ha sido la aprobación de un Real Decreto-ley que consolida el embargo total de armas a Israel, vigente desde octubre de 2023, y prohíbe la importación de productos de asentamientos ilegales israelíes en Palestina, así como el tránsito de combustibles con destino militar a Israel.

Además, Sánchez ha defendido públicamente el reconocimiento de Palestina como Estado miembro de pleno derecho en la Asamblea General de la ONU, subrayando que "no hay una solución posible cuando la población de uno de esos dos estados es víctima de un genocidio".

En sus intervenciones, el presidente del Gobierno también ha denunciado lo que calificó como un "genocidio" en Gaza y ha criticado el doble rasero internacional ante la muerte de más de 60.000 palestinos, comparando la respuesta global con la unánime condena frente a la invasión rusa de Ucrania.

España ha promovido, además, una resolución en la Asamblea General de la ONU que exige el fin del bloqueo humanitario en Gaza y garantiza el acceso sin restricciones a la asistencia humanitaria.

Sánchez también ha hecho un llamamiento a la comunidad internacional para que actúe de manera inmediata, frenando la violencia y completando el ingreso de Palestina como Estado miembro de pleno derecho en la ONU.

Pero Shafuan tiene muy presente el origen de todo este conflicto, que ahora estremece al mundo. Este hombre recuerda que después de la Segunda Guerra Mundial, Gran Bretaña dominaba Palestina, donde decidieron crear un hogar nacional para los judíos.

"Podía haber sido Holanda, Argentina o Sudáfrica, pero eligieron Palestina porque era la mejor tierra. Al principio convivimos en paz, pero luego el israelí quiso más y más. El judío siempre vivió en paz con nosotros, el israelí no", explica.

Por lo que también se alegra de que Reino Unido "empiece a reconocer su error", al igual que multitud de países en Europa y el resto del planeta. "Ya era hora de que el mundo se diera cuenta del cáncer que es Israel", asegura.

Aun así, cree que Europa tiene poco margen: "Las palabras son bonitas, pero Estados Unidos lo controla todo. El mundo occidental lo maneja América. Aquí los gobiernos pueden hablar, pero poco más".

"El final de Israel será Gaza"

Cabe recordar que el número de muertos en Palestina, especialmente en la Franja de Gaza, supera ya los 65.000 según los últimos datos del Ministerio de Salud de Gaza. A estas muertes directas se suman miles de fallecimientos indirectos provocados por la falta de alimentos, atención médica y el colapso de los servicios básicos.

Además, un informe conjunto del Banco Mundial y Naciones Unidas calculó en enero de 2024 que los daños a las infraestructuras de Palestina ascendían a 18.500 millones de dólares, de los cuales un 73 % correspondía a viviendas.

Mientras que su sistema sanitario se encuentra prácticamente colapsado, con más del 80 % de los centros destruidos o dañados, según datos de Al Jazeera.

En cuanto a las estructuras, los informes de Naciones Unidas y análisis satelitales ofrecen una radiografía aún más dura. Se calcula que unos 360.000 edificios han sido parcial o totalmente dañados en Gaza.

Según el programa Unosat de la ONU, alrededor del 66% de todas las construcciones de la Franja presentan algún grado de destrucción, desde daños moderados hasta la ruina total. Esta devastación ha dejado a la mayor parte de la población sin hogares, sin hospitales y sin servicios esenciales, agravando así la crisis humanitaria.

Pese al incalculable sufrimiento que acumula Palestina, Shafuan asegura que tiene esperanza en el final de la guerra. Eso sí, cree que no será a través de la paz.

"Cada día más me convenzo de que el final de Israel está próximo. Sus soldados no quieren ir a Gaza, se disparan entre ellos para no entrar. Muchos han enloquecido y más de un millón de judíos se han marchado. El final de ellos será allí, en Gaza", asegura.

Shafuan está convencido de que con Israel no es posible llegar a ningún tipo de acuerdo de paz. Y pone como ejemplo los acuerdos firmados en 1947. "Desde entonces hemos pasado de tener el 47% del territorio palestino al 17%. Con ellos no se puede acordar nada porque lo quieren todo", explica.

"Palestina era la joya de Oriente Medio"

El recuerdo de cómo era su tierra antes de la ocupación contrasta con el presente. "Palestina era la joya de Oriente Medio. En Haifa teníamos las mejores naranjas del mundo. Llegamos a pagar Mercedes con cajas de naranjas. Era el país de la leche y la miel. Gaza era la zona más rica, ahora está destrozada y desconocida".

La frustración la resume en una frase: "No puedes ir a ver a tu hermano que vive a diez kilómetros. Hay carreteras solo para ellos y muros que se tragan tierras palestinas. No es viable un Estado así. No queda tierra. No hay libertad".

Desde Salamanca participa en actos y coordinadoras en apoyo a Palestina. "La gente de Salamanca es una maravilla. La acampada por Palestina ha hecho mucho. Incluso logramos que no trajeran a dar charlas a una profesora israelí invitada por la Universidad. Antes todo se escondía, ahora no. Las matanzas se ven en directo por televisión e internet".

Shafuan rechaza que el rechazo a Israel sea antisemitismo. "Es mentira. Ellos mismos no son semitas, han venido de Rusia, Ucrania, Alemania o América. Los únicos semitas somos nosotros, los árabes. Ellos hablan de antisemitismo para justificar el genocidio que cometen. Es genocidio auténtico, a ojos vistos".

Pese a los miles de muertos, pese a la destrucción de Gaza y al exilio forzado de millones de palestinos, insiste en que hay futuro. "Ganaremos. No sé si en uno, dos o tres años, pero ganaremos. Aunque hayamos perdido cientos de miles de vidas, la lucha sigue. Nadie quiere la guerra, pero es imposible otra salida. Hasta un gato acorralado salta. Nosotros saltaremos también".

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