Dice Valeria Castro que no hay mayor enemiga que una misma. Y lo dice sin dramatismo.
La artista canaria vuelve a Salamanca mañana, 17 de mayo, para presentar ‘El cuerpo después de todo’, un disco tan íntimo como valiente con el que ha conseguido ponerle música a lo que cuesta decir: el malestar, la presión estética, la autocrítica, la salud mental. Todo eso que muchas veces se calla, ella lo canta.
No es la primera vez que pisa el CAEM, pero sí es la más personal. En esta gira, Castro no viene a hacer canciones bonitas: viene a compartir lo que duele y, al mismo tiempo, lo que salva.
Pregunta: ¿Qué te llevó a explorar una faceta más oscura e introspectiva en este disco?
Respuesta: La necesidad de solucionar la oscuridad, de hablar de cosas que ni siquiera me había atrevido a mirar. La autoestima, la relación con el cuerpo, esa mirada ajena que a veces se vuelve enemiga… Yo compongo para quitarme el nudo de la garganta, para cuidarme, para sanar. El cuerpo después de todo es exactamente eso.
Las canciones nacen en la intimidad, pero se vuelven colectivas. “Lo escribo para mí, pero luego la gente se reconoce en ello. Y eso te hace sentir menos sola”, cuenta.
Uno de los temas centrales del disco es la presión estética y la autoexigencia, algo con lo que ha aprendido a convivir. En ‘Tiene que ser más fácil’ canta sin rodeos: “tiene que ser más fácil quererse”. Una frase sencilla que, en su voz, se vuelve un acto de resistencia.
“He tenido mucho cuidado con las palabras que uso porque sé que se van a repetir, que van a quedarse. Quería que sirvieran como un recordatorio amable, como un abrazo”
P: ¿Cómo gestionas esos momentos de autocrítica?
R: Con terapia. Y con música. Para mí, la música es una herramienta preciosa, pero también tengo la suerte de poder permitirme ayuda profesional. Es muy duro cuando tu mayor enemiga eres tú misma. A veces nos falta lenguaje para hablar de lo que sentimos, pero las canciones te permiten transitar esas emociones de forma más bonita, más dulce.
También hay espacio en el disco para hablar del mundo que la rodea. De hecho, comenta que “el capitalismo va afilando los cuchillos para nuestra generación”. No lo dice como consigna política, sino como constatación generacional.
P: ¿Cómo ves el papel de los jóvenes en la sociedad actual?
R: Creo que estamos en el momento de hacernos conscientes. Tenemos muchísima información al alcance, y eso nos lleva a analizar y enfrentarnos a los problemas. No quiere decir que sepamos resolverlos, pero sí que ya no los ignoramos. Estamos intentando que la habitación no se nos llene de monstruos.
Y ahí, otra vez, aparece la música como herramienta. “Es un arma muy poderosa y muy inocua para hablar de lo que importa. Yo siempre he usado las canciones para poner en foco las cosas que me remueven, ya sea la salud mental o el compromiso social”.
La cantautora Valeria Castro
Aunque ahora suene en todos lados, no olvida de dónde viene. En su música siguen latiendo las raíces canarias: el timple, los ritmos folclóricos, el mar. “Crecí viendo el horizonte como un límite y una posibilidad. Mi tierra me define. No solo la música que escuché, también los valores que me dieron mis padres, que son mis verdaderas raíces”.
La gira ‘El cuerpo después de todo’ acaba de empezar, pero ya hay imágenes que se quedan. Como la de Barcelona, primer concierto del tour. “Una amiga me dijo al salir: ‘cuando encendieron las luces, el suelo estaba lleno de pañuelos’. Eso significa que hubo emoción. Y para mí, eso ya lo vale todo”.
P: ¿Qué esperas del concierto en Salamanca?
R: Que quien venga lo disfrute, se emocione, cante o baile si quiere. Le tengo mucho cariño a esta ciudad, volver significa que alguien me espera ahí. Y eso me hace mucha ilusión.
P: ¿Y ahora qué? ¿Hacia dónde te gustaría llevar tu música después de un disco tan personal?
R: Seguiré explorando lo que vivo y lo que siento. Hay muchas historias que aún no he contado. La música es una vida preciosa para hacerlo.
Entre sus sueños próximos, menciona una colaboración con Leiva. “Estoy obsesionada con su último disco”, confiesa entre risas. Aunque ya ha cumplido uno de sus grandes deseos: cantar junto a Silvia Pérez Cruz, que participa en este álbum.
Y antes de despedirse, lanza un último mensaje a los salmantinos: “Ojalá se animen a compartir esta noche conmigo. Vamos con el corazón abierto. Que quien venga, se sienta acompañado. Que sepa que no está solo”.