Sentirse solo no es lo mismo que estar solo. A veces, ni siquiera importa cuánta gente haya alrededor: la soledad no deseada puede instalarse como un ruido de fondo que no cesa.
En Cruz Roja Salamanca lo saben bien, y por eso llevan años trabajando para que ninguna persona mayor se quede aislada emocional o socialmente. Lo hacen a través de visitas a domicilio, talleres de memoria, actividades en grupo y hasta con grupos de WhatsApp que mantienen el contacto diario. Porque a veces, una conversación puede ser la diferencia entre un día más o un buen día.
"Hay personas que viven solas y están bien, y otras que se sienten solas incluso estando acompañadas", explica Rubén García, técnico del programa de atención a mayores.
Esa es la clave: el trabajo de Cruz Roja se centra en combatir el sentimiento de vacío, de desconexión, de invisibilidad. Y lo hacen sin fórmulas mágicas, pero con algo igual de poderoso: tiempo, compañía y escucha.
En Salamanca capital, cada semana se realizan talleres de todo tipo: memoria los lunes, paseos los martes, tecnología y manualidades los miércoles, y un segundo grupo de nuevas tecnologías los viernes.
La lista de espera para participar en algunos de ellos habla por sí sola del impacto del proyecto. Y es que el objetivo no es sólo entretener: es activar, empoderar, romper rutinas de aislamiento y fomentar la autonomía.
Lo que empieza como una visita, acaba siendo un vínculo
A los ojos de quienes participan como voluntarios, esta labor deja huella. Inés Juanes lleva casi veinte años como voluntaria. Empezó sin tenerlo claro, "pensé en trabajar con niños, pero eran demasiado vulnerables para mí", y hoy es una de las figuras clave del equipo.
Recuerda con especial cariño a una mujer de cien años que, en su fiesta de cumpleaños, les regaló a los tres voluntarios habituales una foto suya soplando las velas. "Era su manera de decirnos que estábamos en su vida", cuenta con emoción.
Jesús Gómez, lleva doce años como voluntario y confiesa que le ha cambiado por dentro. "Desde que estoy en Cruz Roja, hasta cruzar un semáforo lo hago de otra forma", dice entre sonrisas.
Para él, lo importante no es lo que uno da, sino lo que recibe: aprendizaje, humildad, sentido. "Sales de una visita distinto. Y al llegar a casa, te lo sigues llevando contigo".
Acompañamiento de mayores en zona rurales de Salamanca
El acompañamiento va más allá de la charla. Los voluntarios observan el entorno, valoran si la persona está bien cuidada, si la temperatura es adecuada, si hay redes vecinales o familiares activas.
Con el paso del tiempo, muchas de esas visitas se convierten en amistades, donde se comparten recuerdos, preocupaciones y anécdotas de vida.
Pero el trabajo de Cruz Roja no se limita a la ciudad. Una de sus fortalezas es la red de asambleas comarcales que permite llegar a decenas de pueblos de la provincia, donde muchas veces la cercanía entre vecinos facilita detectar cuándo alguien necesita ayuda.
"En los pueblos, si alguien no ha subido la persiana en días, alguien se da cuenta"
El enfoque digital también gana peso
Se prestan tablets, se enseñan herramientas básicas, se fomenta el contacto a través de grupos online. Porque también desde la tecnología se puede combatir la soledad. Y la demanda crece: "Tenemos personas esperando para entrar en los talleres, cada vez se interesa más gente", cuenta Rubén.
Asistentes de voz para personas mayores en domicilios
Por eso, desde Cruz Roja hacen un llamamiento: necesitan más voluntarios. No hace falta un compromiso de tiempo abrumador. "Con una hora a la semana ya se puede hacer mucho", asegura Inés. "El día tiene 24 horas y siempre se puede organizar para dedicar un ratito a los demás".
Porque a veces, una simple conversación es todo lo que alguien necesita para volver a sentirse parte del mundo.