La Escuela de Tauromaquia de Salamanca culminó este sábado, que también cerraba las fiestas de santa Teresa de Jesús en Alba de Tormes, el 35 aniversario de su creación, que se celebró el pasado año. Dadas las circunstancias de pandemia, algunos de los eventos tuvieron que ser suspendidos o aplazados. Es el caso de la 'Clase Magistral' que acogió la plaza de toros cubierta de la Villa Ducal.

No es día para crónicas taurinas ni tampoco el protagonismo de los políticos, aunque de todo podría haber, y mucho. El protagonismo fue para los seis matadores, que fueron alumnos de la Escuela de Tauromaquia, Domingo López-Chaves, Javier Castaño, Eduardo Gallo, Juan del Álamo, Damián Castaño y Alejandro Marcos. Como también de las ganaderías El Sierro, Santiago López-Chaves, El Collado, Montalvo, Rollanejo y Hermanos Mateos. Y, cómo no, de los alumnos más aventajados, o de más edad, de la Escuela de Tauromaquia, que acompañaron a los matadores, bien como peones, banderilleros e, incluso, realizar algún quite, con el permiso... O de los mismos profesores y personal administrativo del centro. Y, finalmente, los espectadores, que llenaron la plaza de toros albense, como hacía varios años -con el permiso del COVID- no se veía.

Finalmente, sí, los políticos, que también tuvieron su protagonismo, al principio, con el saludo de rigor a los participantes y, al final, con la entrega de recuerdos. El presidente de las Cortes de Castilla y León, Luis Fuentes; el presidente de la Diputación de Salamanca, Javier Iglesias; el secretario general de la Consejería de Cultura y Turismo, Gregorio Muñoz; la alcaldesa de Alba de Tormes, Concepción Miguélez, así como los diputados Jesús María Ortiz, Jesús de San Antonio o Antonio Luis Sánchez.

Matadores y novillos

Como en la viña del Señor, hubo de todo. Para todos los gustos y para todas las maneras de entender el toreo, que, como todo en la vida, también tiene paladares. Una grata sorpresa ver de nuevo por estos lares, su tierra, a Eduardo Gallo, una pena no poder disfrutarlo en más ocasiones, porque el toreo viaja con él. Pena también no disfrutar del toreo de pellizco de Alejandro Marcos, con un novillo imposible. Al López-Chaves maduro, hecho, que se gusta y hace gustar. A los hermanos Castaño, de los que el mayor cortó dos orejas que se le negaron al pequeño por eso de los aceros. A Juan del Álamo con todas sus ganas ante un peligroso novillo al que logró vencer. Y a los alumnos de la Escuela, qué gran par de banderillas puso Ismael con un quiebro en tablas... y los muletazos de Jarocho -que resultó herido en la mano-, y el buen banderillero que será Benito, el paisano.

De los novillos, lo mismo que con los matadores, de todo un poco. Unos mejores otros peores, unos mansos y otros peligrosos... Qué más se puede pedir. Variedad y colores para todos los gustos.

Por cierto, este tipo de festejos son los que levantan la fiesta de los toros, no los empresarios fenicios, ni los ganaderos vendidos, ni las figuras sanguijuelas, ni los moscones que viven del mismo toro. Eventos taurinos que atraen al público a las plazas. Bien por la Diputación de Salamanca y el Ayuntamiento de Alba de Tormes. Ojalá la fiesta se fundamentara en la diversión y el espectáculo, y no tanto en intereses espurios, ay!

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