La Universidad de Salamanca (USAL) y la Junta de Castilla han publicado 'Pasión por el juego', un libro de 848 páginas que repasa la trayectoria del cineasta Basilio Martín Patino y que sirve de catálogo de la exposición que abrió sus puertas con el mismo nombre en la Hospedería Fonseca de Salamanca.

Esta nueva publicación sobre la biofilmografía de Basilio Martín Patino, coordinada por Ignacio Francia, periodista y comisario de la muestra, y por Alberto Martín Expósito, técnico del Servicio de Actividades Culturales de la institución académica, ofrece "un nuevo testimonio documental sobre la obra del director salmantino que se convertirá en referencia necesaria para el estudio de su obra", según la USAL.

El libro, prologado por el rector de la Universidad de Salamanca, Ricardo Rivero; el consejero de Cultura y Turismo, Javier Ortega Álvarez; y la presidenta de la Fundación BMP, Pilar Doblado, ofrece al lector que desee profundizar en las aportaciones de Patino al cine, cinco "artículos de fondo".

Esos textos han sido elaborados por Carlos F. Heredero, Fernando González García, Pilar García Jiménez, Laura Bueno González e Ignacio Francia; junto a una sección dedicada a los recuerdos de las personas con quien compartió rodajes, trabajo y reflexiones: José Luis García Sánchez, Arantxa Aguirre, Macu Vicente, Emilio Gutiérrez Caba, Fernando Arribas y Martin Eller; diez entrevistas, dos de ellas inéditas, y 64 artículos, escritos por el propio director entre 1953 y 2011; su filmografía y el material que ha parecido expuesto en la muestra, fundamentalmente fotografías y documentos impresos.

Cuando falleció en el verano de 2017, la Filmoteca de la Junta de Castilla y León estaba trabajando con Ignacio Francia en una recopilación de sus textos sobre cine, para que quedara agrupada una selección de los escritos del director sobre el cine.

Según la USAL, la oportunidad que representó la exposición antológica que preparaba la Universidad de Salamanca hizo que ambas instituciones unificaran los esfuerzos en una única publicación, que ha sido presentada por el rector; el director general de Políticas Culturales de la Junta de Castilla y León, José Ramón González García; y el periodista Ignacio Francia, en la sala dedicada a las linternas mágicas de la colección de Patino, custodiada por la Filmoteca.

MARTÍN PATINO



Basilio Martín Patino (Lumbrales 1930 - Madrid 2017) nació en el seno de una familia de maestros. En su pueblo natal apreció el sentido del juego, que desarrollaría a lo largo de su recorrido creativo como "uno de los puntales fundamentales de su obra".

Según la información facilitada con motivo del nuevo libro, en 1940 la familia se trasladó a Salamanca, donde Basilio Martín Patino cursó sus estudios, que en la Universidad se especializaron en Filología Moderna.

En esa etapa destacó por su participación en diferentes iniciativas culturales, que centró en el cine a partir de la creación del Cineclub Universitario en 1953, desde donde organizó, en 1955, las Conversaciones Cinematográficas Nacionales, que se desarrollaron en un ámbito de convergencia de diferentes ideologías y removieron el cine español.

En 1955 ingresó en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas (IIEC), donde cursó los estudios de dirección. Desde ese momento, la escritura cinematográfica, como crítico y autor de guiones, impulsó su actividad, al tiempo que comenzó la realización de anuncios publicitarios.

Tras dirigir los cortometrajes 'El Noveno' (1961) y 'Torerillos' (1962) realizó su primer largometraje, 'Nueve cartas a Berta' (1965). A causa de los problemas en torno a su segunda obra, 'Del amor y otras soledades' (1969), el cineasta decidió romper con el entramado de la industria y planteó un sistema propio de producción con "un perfil muy creativo a partir de materiales de archivo articulados con su dominio del montaje", lo que se tradujo en 'Canciones para después de una guerra' (1971). La película fue prohibida por la censura e incluso el régimen dictatorial intentó su destrucción, se estrenó en 1976.

Martín Patino pasó a trabajar en la clandestinidad, donde generó piezas como 'Queridísimos verdugos' (1973) y 'Caudillo' (1974). Siguió una etapa en la que el cineasta desarrolló diferentes proyectos audiovisuales y figuró como pionero en el manejo del soporte vídeo.

Con 'Los paraísos perdidos' (1985) volvió al mundo de su primera obra desde la crisis de una mujer en los espacios de la memoria. Desde ahí, siguió con 'Madrid' (1987) y 'La seducción del caos' (1991), junto con los siete capítulos que configuran 'Andalucía, un siglo de fascinación' (1995-1996).

Después, les siguieron 'Octavia' (2002), de nuevo en torno al ámbito de los regresos y la memoria, el ensayo audiovisual 'Espejos en la niebla' (2008) y 'Libre te quiero' (2012).