Más de un cuarto de siglo. En concreto, 25 años y cuatro meses. Esa es la pena de prisión que deberá cumplir A.M.B. por el crimen de la calle Obispo Almarcha al inicio de la pandemia de la Covid-19. Una condena que llega cuatro años después de que el acusado asestase 52 puñaladas para acabar con la vida de su casera en León.

Tras el veredicto del jurado, que considera culpable al acusado, la Audiencia Provincial de León ha decidido imponer una pena de 21 años de prisión por un delito de asesinato con alevosía y enseñamiento, además de otros cuatro años y cuatro meses por un delito de robo con violencia en casa habitada.

Asimismo, en calidad de responsabilidad civil, A.M.B. deberá abonar más de 108.000 euros a los hijos y a la pareja. También ha de hacerse cargo de las costas del juicio. No obstante, contra la sentencia, que aún no es firme, todavía cabe interponer recurso de apelación ante el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León.

El crimen

La víctima recibió una veintena de puñaladas cuando aún estaba viva y el resto ya fallecida, infringidas con una navaja o cuchillo de al menos 2,5 centímetros de ancho y de longitud desconocida. El acusado fue detenido en febrero de 2022, tras comprobarse la coincidencia de su ADN con el de las muestras de sangre recogidas en el lugar de los hechos.



Entonces, reconoció haber apuñalado en dos ocasiones a la mujer, de 65 años, y dijo no recordar el resto. Sí relató que había perdido los nervios tras mantener previamente con ella una discusión, dado que según su relato, le habría amenazado “tirarle del piso” que le tenía alquilado.

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