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León, Zamora, Palencia, Ávila y Salamanca atraviesan desde hace dos semanas una de las peores crisis medioambientales y turísticas de los últimos años.

Los incendios forestales, que han calcinado miles de hectáreas en espacios protegidos y reservas de la biosfera, han puesto contra las cuerdas al turismo rural, un sector estratégico en la economía de estas provincias.

El impacto es devastador. Cancelaciones en cascada, visitantes que acortan sus estancias y empresarios que han visto cómo sus alojamientos quedaban reducidos a cenizas. Así lo describe Jesús del Río Posada, Secretario de ASETUR (Asociación Española de Turismo Rural) y miembro de ALETUR.

“Lo que es el sector del turismo rural en León está muy tocado. Hay socios con daños totalmente materiales y cuantificables. Dos o tres lo han perdido todo, literalmente. Y aunque en algunos casos los incendios no llegan hasta la puerta, el miedo y la incertidumbre hacen que los clientes cancelen”, explica.

Además reconoce que tiene alojados que han acortado su estancia, otros que directamente no han venido y “muchas reservas de septiembre y octubre que desaparecen con un simple clic en la cancelación gratuita”.

Como se ha podido comprobar estos días en la provincia de León, las zonas más castigadas son El Bierzo —cercano a Las Médulas y el lago de Carucedo—, Picos de Europa y la reserva de la biosfera de Omaña-Luna. “Estamos hablando de que se está quemando un parque nacional, un patrimonio mundial de la UNESCO y varias reservas de la biosfera. Es más grave de lo que parece”, alerta Del Río.

El daño no solo es económico, aunque las cifras son millonarias, una casa rural puede suponer pérdidas de hasta 300.000 euros y un hotel superar el millón, sino también medioambiental y patrimonial. “Yo no veré recuperado el paisaje de Las Médulas. Quizá lo vean mis nietos”, lamenta.

Más allá del fuego, el temor se ha convertido en un freno decisivo para los visitantes. “Aunque aún queda mucho León por descubrir, nadie quiere pasar sus vacaciones pendiente del viento, del humo o de una posible evacuación”, explica con lógica Del Río.

Esta percepción ha provocado un golpe directo a la confianza del viajero, uno de los activos más valiosos del turismo rural.

“No queremos ayudas a largo plazo, necesitamos rapidez”

Los empresarios piden medidas urgentes y critican la falta de previsión. “A lo mejor no haría falta tanta ayuda si se hubieran puesto los medios adecuados de prevención. No sirve que lleguen subvenciones dentro de cuatro años: para entonces muchos ya estaremos en la ruina. Necesitamos rapidez en seguros, gestiones y subvenciones”, reclama Del Río.

Jesús del Río regenta la Casa Rural Aguas Frías, en La Omañuela Peio García ICAL

También denuncia la escasez de recursos para combatir las llamas. “Estamos defendiendo pueblos con apenas dos brigadas de ocho personas y una motobomba. Muchos vecinos se han visto obligados a hacer zanjas con sus propios tractores para salvar sus casas”, asegura.

La pérdida no se limita a los alojamientos. Afecta también al turismo activo, a los guías de naturaleza, a la restauración, a los productores locales y a toda la economía que gira en torno a este sector.

“Hay un compañero que se dedica al avistamiento de aves y rutas por hayedos. Aunque su oficina no se haya quemado, su herramienta de trabajo, que era el territorio, ya no existe”, relata el presidente de Aletur.

Un problema de toda Castilla y León

La situación no se limita a León. Luis Chico Duque, presidente de la Federación de Turismo Rural de Castilla y León (Acaltur), confirma que el panorama se repite en otras provincias.

“Las áreas más afectadas han sido Las Médulas, El Bierzo, la Montaña Palentina y la Sierra de la Culebra en Zamora. Los clientes, ante la inseguridad, buscan otros destinos y anulan reservas en masa. Esto no solo golpea al turismo rural, sino también a museos, patrimonio y recursos vinculados al sector. Cuando el atractivo es un paisaje y ese paisaje desaparece, ponerlo de nuevo en marcha va a costar mucho tiempo”.

A pesar de la devastación, los empresarios insisten en que aún hay motivos para visitar la región. “Es cierto que algunas zonas han quedado dañadas, pero León y Castilla y León tienen mucho más que ofrecer. Si no se puede ir a Las Médulas, se puede visitar el Valle del Silencio, Ponferrada o las Cuevas de Valporquero. El mensaje es claro: no abandonen a la provincia”, concluye Del Río.

Ambos dirigentes coinciden en que el gran reto no será solo apagar las llamas, sino evitar que la tragedia caiga en el olvido mediático y político. “Hoy hablamos de León, mañana será Toledo, y la noticia se diluye. Pero aquí quedan familias que viven de esto y que necesitan apoyo real, no promesas”, advierte el presidente de Aletur.