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En septiembre de 2024 se cumplieron 50 años de uno de los episodios más oscuros de la historia de la organización terrorista Euskadi Ta Askatasuna (ETA). El día 13 de septiembre de 1974, una bomba de dinamita y metralla colocada en la cafetería Rolando de Madrid acabó con la vida de 13 personas y dejó más de 70 heridos.

Durante los últimos meses, está recorriendo Castilla y León una exposición que lleva el nombre de 'Rolando 2:15-2:45. 50 años de la primera masacre de ETA', con ocasión del medio siglo de la matanza, que ya se ha podido visitar en Palencia, Burgos y Valladolid. Una forma de no dejar que caiga en el olvido aquel sangriento atentado.

La capital de España fue la ciudad en la que más víctimas mortales registró la organización terrorista durante sus 43 años de actividad armada, y el atentado de la cafetería Rolando, que tuvo lugar a las 14:35 horas de aquel triste 13 de septiembre, fue el acto terrorista en la ciudad en el que más personas fueron asesinadas.

Los precedentes

La cruel matanza madrileña se produjo en un momento de absoluta tensión e inestabilidad en España. El régimen del dictador Francisco Franco, que había regido España desde abril de 1939, daba sus últimos coletazos, mientras la vida del gobernante se extinguía y las protestas sociales se propagaban como la pólvora.

La organización terrorista ETA, que había iniciado su actividad armada en 1968, había asesinado ya a 13 personas y se había convertido en una seria amenaza, especialmente para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado del régimen franquista.

Menos de un año antes del atentado de la cafetería Rolando, el 20 de diciembre de 1973, el grupo armado había acabado con la vida del entonces presidente del Gobierno, Luis Carrero Blanco, un asesinato que se encuentra estrechamente vinculado a la sangrienta masacre de septiembre de 1974.

Fue durante la preparación del asesinato de Carrero Blanco cuando ETA pensó en la posibilidad de atentar contra la sede de la Dirección General de Seguridad (DGS) franquista, ubicada en el edificio de la Real Casa de Correos de la madrileña Puerta del Sol, actual sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid.

Ante la evidencia de que las fuertes medidas de seguridad de la sede de la DGS hacían imposible atentar contra ella, ETA se fijó en la cercana cafetería Rolando, que era frecuentada por policías que trabajaban en el organismo y que se consideró un objetivo más accesible. Y decidió pasar a la acción.

El atentado

En septiembre de 1974, dos jóvenes militantes de ETA, Bernard Oyarzábal y María Lourdes Cristóbal, se trasladaron en automóvil con la bomba que pretendían utilizar hasta la ciudad de Madrid, donde fueron alojados por la novelista y ensayista Eva Forest, pareja del dramaturgo vinculado a la izquierda abertzale Alfonso Sastre.

Interior de la cafetería Rolando de Madrid tras el atentado del 13 de septiembre de 1974 Covite

El día 13, Oyarzábal y Cristóbal se dirigieron a la cafetería Rolando, en la calle de Correos de la capital madrileña, entraron haciéndose pasar por clientes y colocaron debajo de la mesa la bomba conectada con un temporizador. A continuación, salieron del local y la misma Forest les llevó a un piso franco ubicado en Alcorcón.

La bomba explotó a las 14:35 horas, en plena hora del almuerzo, y la hora escogida no fue casual. De hecho, el nombre de la exposición que está recorriendo varias ciudades de Castilla y León durante las últimas semanas, 'Rolando 2:15-2:45', hace referencia a un terrible hecho.

Se trata de una anotación que la policía encontró en la agenda del etarra José María Arruabarrena Esnaola, Tanqueseñalando la franja horaria del mediodía con mayor afluencia de público a la cafetería. Tenían el objetivo, pues, de causar el mayor número de víctimas posible, y lo lograron.

La bomba constaba de un total de 30 kilogramos de dinamita, reforzada con tuercas que hacían las veces de metralla para aumentar el daño. El techo de la cafetería cayó sobre las personas que se encontraban en su interior y la tremenda explosión causó daños estructurales en el edificio. 

Además, la onda expansiva provocó daños en otras plantas del edificio y en los edificios contiguos y penetró en el vecino Restaurante Tobogán, que se encontraba en aquellos momentos repleto de clientes.

Las víctimas

Como consecuencia del atentado de la cafetería Rolando de Madrid, murieron, en un primer momento, 11 personas y más de 70 resultaron heridas, pero el número de víctimas se incrementaría durante las semanas siguientes.

Exterior de la cafetería Rolando tras el sangriento atentado de ETA Covite

El atentado provocó la muerte en el acto del mecánico aragonés Antonio Alonso, de la telefonista aragonesa María Jesús Arcos, de 28 años, de la maestra manchega Francisca Baeza, de 45 años, del panadero gallego Baldomero Barral, de 24 años, y de su esposa, María Josefina Pérez, de 21.

También del ferroviario sevillano Antonio Lobo, de 55 años, del agente comercial vallisoletano Luis Martínez, de 78 años, de la administrativa Concepción Pérez, de 65 años, de la estudiante burgalesa María Ángeles Rey, de 20 años, del cocinero de la cafetería, Francisco Gómez, de 31 años, y del camarero Manuel Llanos, de 26 años.

Además, debido a las secuelas físicas, el cliente Gerardo García falleció el 29 de septiembre de 1974 y el inspector de Policía Félix Ayuso, de 46 años, el único policía de la lista de víctimas, murió el 11 de enero de 1977. De ese modo, el balance final de la matanza de Rolando ascendió a 13 víctimas mortales, 12 de ellas civiles.

La reivindicación

La masacre de la cafetería Rolando fue el primer atentado masivo e indiscriminado de la larga historia de ETA y sus consecuencias horrorizaron a la población española. Se trataba del primer acto de este tipo que se producía en España desde la Guerra Civil y supuso un antes y un después en la historia de la banda.

De hecho, siguió siendo el atentado más sangriento de la historia de ETA hasta que perpetró la masacre del supermercado Hipercor en Barcelona, el 19 de junio de 1987, que dejó 21 muertos y 45 heridos. Solo con el atentado de septiembre de 1974, la banda igualó el número total de víctimas que había dejado entre 1968 y 1974.

La organización terrorista, en un inicio, no reivindicó el crimen de la cafetería Rolando y culpó del atentado a la extrema derecha, un relato que fue comprado por algunos sectores de la opinión pública en España y por muchos en el exterior, ante la situación de régimen dictatorial que aún vivía el país.

ETA no reconocería su responsabilidad en estos terribles hechos hasta 44 años después, en el mes de abril de 2018, en su último boletín Zutabe antes de anunciar su disolución en el mes de mayo de ese mismo año y casi siete años después del cese definitivo de la actividad armada del 20 de octubre de 2011.

"Es creencia firme de ETA hoy que aquella acción fue responsabilidad de la organización. No podemos desmentir lo afirmado entonces por la dirección, pero ese es nuestro parecer hoy", señalaba la organización en aquel último boletín Zutabe. Y calificaba el atentado como un "error".

"No vamos a atribuir aquello a ninguna mano negra. Si lo hicimos nosotros y la dirección decidió no asumirlo, ETA cometió dos graves errores: colocar la bomba y no haber asumido haberlo hecho". Un tardío reconocimiento de una terrible masacre que marcó para siempre a la sociedad española.

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