La prohibición de la caza del lobo en toda España. Probablemente el tema más comentado y opinado en Castilla y León desde hace meses. La inclusión de esta especie en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y del Catálogo Español de Especies Amenazadas desde el pasado 21 de septiembre ha provocado reacciones en bloque de multitud de estratos de la sociedad española, y con especial incidencia en nuestra Comunidad y las vecinas Galicia, Asturias o Cantabria. Una polémica con multitud de aristas que podemos denominar el poliedro del lobo. Una problemática que tiene todo tipo de voces tremendamente alejadas unas de otras y que han ido resonando de forma dispar a lo largo de este último año.

Si nos situamos en la raíz del asunto, el aumento de la protección al lobo ha atacado directamente a un sector muy arraigado y económicamente muy potente de Castilla y León: la caza. En 2019, la Junta autorizaba 113 cupos de caza en cada una de las tres temporadas de actividad cinegética en un total de 28 comarcas loberas que se reparten por el territorio de la Comunidad. Estas se situaban en las provincias de León (51), Zamora (29), Palencia (20), Burgos (9) y Valladolid (4), e iban a estar vigentes hasta 2022. En estas se autorizaba el abatimiento de 42 ejemplares: quince en la zona de Riaño y Mampodre, doce en la Sierra de la Culebra, diez en Fuentes Carrionas y cinco en Ancares. El precio de salida de las piezas lo establece la Junta de Castilla y León a 1.200 euros, pero su precio medio alcanzaba los 5.300 euros por lobo, lo cual generaba 131.000 euros de beneficios a las entidades locales a través de las subastas. Una cuantía que no solo se quedan estos, sino que están obligados por el Gobierno Autonómico a revertir el 15% de lo cobrado en desbroces, arreglo de caminos, miradores y ayudas al ganado.

Una importante inyección económica en las arcas de los ayuntamientos de estos territorios, si bien los representantes de los cazadores en Castilla y León prefieren poner el foco en el impacto ambiental de esta medida y en cómo va a afectar a la ganadería extensiva de la Comunidad. El presidente de la Federación de Caza de Castilla y León, Santiago Iturmendi, califica esta decisión del Ministerio para la Transición Ecológica “un atropello” y considera que la medida se ha tomado “desde el punto de vista ideológico, sin soporte científico ni técnico”. El presidente de los cazadores echa mano de los datos para sacar pecho por la buena gestión en España que se ha hecho hasta ahora de los lobos, “que desde hace diez años han multiplicado por cinco sus poblaciones”. España es la zona de Europa que más lobos contabiliza con 2.500 ejemplares y un control de población, hasta ahora, de cien de ellos anualmente.

"Ningún ganadero ve cómo matan a sus terneros y se queda con los brazos cruzados"

Y pese a que los cazadores son los afectados directos de esta nueva protección del lobo porque se prohíbe directamente su actividad, Santiago Iturmendi prefiere poner en foco en los ganaderos y en las posibles pérdidas económicas que pueden derivar de que los ataques de lobo al ganado vayan en aumento al cortar el control poblacional a través de la actividad cinegética y las posibles reacciones de los ganaderos. El presidente de los cazadores de Castilla y León se teme lo peor. “Cuando a la gente le tocas su bolsillo y su modo de vida por una medida que va en contra del sentido común, le obligas a hacer cosas no deseables”, avisa Iturmendi. Si bien confía en que los ganaderos “estén por encima de estas medidas ideológicas”. 

Pero los ganaderos no están nada tranquilos. El responsable de medioambiente de COAG en Castilla y León, José Manuel Soto ejemplifica con sus siempre duras declaraciones contra la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, el hartazgo mayúsculo de su sector. Mientras Iturmendi apela a la calma de los ganaderos, Soto pone un ejemplo muy gráfico sobre el sentir de los ganaderos: “Si estás en tu casa y un ladrón viene a robarte, tomas medidas. Pero si aun tomando medidas, al final entra en tu casa, tienes que tomar otras más duras”. Al responsable de COAG no le cabe en la cabeza que ningún ganadero “vaya a ver como se mata a sus terneros y se quede con los brazos cruzados”. Es más, José Manuel Soto prevé un aumento de los ataques de lobo ahora que se elimina el control poblacional mediante la actividad cinegética, y ante lo que parece una decisión irrevocable del Gobierno de España, el ganadero advierte que “estará prohibido cazar el lobo, pero no espantarlo y lo haremos de cualquier forma. Si hace falta lo ahuyentaremos hasta Inglaterra”.

Desde COAG se deja más que claro que no van a dejar su actividad ganadera sin luchar. “No nos vamos a poner de rodillas”, advierte. De hecho, en paralelo al recurso que Castilla y León, Cantabria, Asturias y Galicia han presentado ante la Audiencia Nacional para revocar esta medida, COAG anuncia que va a presentar su propio recurso, para lo que consideran “un plan muy talibán, en el que se ha cogido la calle de en medio y no se ha pensado en la guerra que se va a montar”. No hay palabras bonitas para la ministra Ribera. Soto califica su medida de “caprichosa” y considera que ha sido negociada con “delincuentes” (en referencia a algunos grupos ecologistas). Una prohibición esta que hace que defina a este Ministerio de Transición Ecológica como “los verdaderos farsantes de la democracia, que han aprovechado la libertad para montarse en la burra”. Pero el representante de COAG está convencido de que esto “no les va a salir gratis”. El ganadero zamorano cree firmemente que será Pedro Sánchez quien pague políticamente la decisión de Teresa Ribera en las próximas elecciones y “se lo haremos saber cómo se le ocurra venir por nuestra zona”. Algo que la ministra de Transición Ecológica conoce ya de cerca. En los últimos anuncios de viajes oficiales de Teresa Ribera a provincias como Zamora, COAG anunciaba movilizaciones allá donde estuviera. “Tenemos un pacto entre las organizaciones agrarias y allá donde aparezca le montaremos movidas, porque es inútil intentar razonar con ellos”, apunta.

Volviendo a la reflexión sobre el daño que puede provocar en la ganadería de Castilla y León el aumento de los ataques de lobos, este va a ir más allá del claramente económico, según el presidente de la Federación de Caza de Castilla y León. Para Iturmendi esta medida va a terminar por afectar nuestros ecosistemas y va a ser “imposible” mantener los terrenos “privilegiados” de Castilla y León con los mecanismos actuales. “El ganado extensivo realiza una labor de limpieza del campo insustituible y dudo mucho que los ecologistas, que tanto aplauden esta medida, vayan a ir a cortar nuestros montes cuando crezca la maleza”, relata. Algo sobre lo que también reflexiona dentro de la propia cadena predadora. El presidente de la Federación de Caza de Castilla y León asegura que “la depredación tanto en el campo como en la naturaleza es normal. Y dentro de esa cadena el hombre se erige como el eslabón más alto”. Al igual que el lobo hace control poblacional de otras especies como el ciervo, el ser humano hace que el lobo “tenga poblaciones ajustadas al medio en el que viven”. Esa es la reflexión de los cazadores, que creen que la conversión de cada vez más territorios en reservas naturales “son la mejor forma de cargarte generaciones de equilibrio natural”. En resumen, para este sector, prohibir a los humanos cazar lobos tiene el mismo sentido que prohibirle al lobo cazar ciervos, conejos o cualquier otro animal silvestre. Y aquí es donde entra en juego Portugal.

Portugal, ¿ejemplo del éxito o del desastre de la prohibición de la caza de lobos?

El país vecino tiene prohibida su caza en todo el territorio desde el 13 de agosto 1988 y el ejemplo de su gestión tiene dos análisis completamente dispares entre el sector cinegético y los grupos ecologistas. El gobierno luso tomaba esta medida como método de recuperación de la especie, que se encontraba en peligro de extinción. Más de treinta años de una medida que, para los cazadores y ganaderos, ejemplifica el desastre que se espera en España con la misma decisión. Portugal tiene apenas 300 ejemplares de lobo ibérico en su territorio, un número que ha ido en descenso desde 1986 hasta 2014, cuando ya había entrado en vigor la medida. De hecho, el responsable de COAG asegura que, muchos de los ejemplares de lobo que se avistan en Portugal son lobos españoles, que cruzan La Raya desde Zamora, Salamanca o Galicia. Ejemplares de nuestro censo nacional que, en ocasiones, sufren la mayor consecuencia que trajo consigo la medida lusa: la caza furtiva. El Instituto da Conservação da Natureza e das Florestas de Portugal tiene contabilizado que 31 de las 100 muertes de lobos registradas en su territorio entre 1999 y 2014 fueron causadas por disparos, trampas o envenenamientos. “A la gente no se le puede poner en situaciones límites como estas. Al final comienzan a actuar con desesperación y no son formas. Aquí hay un choque de intereses que hay que negociar y dejar a un lado la demagogia que esgrimen los movimientos ecologistas”, relata Santiago Iturmendi.

Pero en el extremo contrario está el sector ecologista, que celebra y pone como ejemplo a Portugal de una excelente protección del lobo en su país. El presidente de la asociación Lobo Marley. Ciudadanos por el Lobo y por el Mundo Rural, Luis Miguel Domínguez es una de las personas que más ha celebrado la prohibición de la caza del lobo en España y defiende que “lo que no tenía sentido es que Portugal estuviera protegiendo los lobos con fondos europeos y si estos cruzaban a España se les matara”.

Lógicamente, la visión de Lobo Marley y el resto de los grupos ecologistas de nuestro país pinta un panorama completamente distinto al defendido por cazadores y ganaderos de Castilla y León. Para Luis Miguel Domínguez esta nueva normativa es un “hecho histórico” del progreso y la defensa de la naturaleza. “Nuestro lobo es una especie única en Europa, es un endemismo ibérico que había que proteger como joya única de la naturaleza”, detalla el presidente de Lobo Marley. Domínguez define esta medida como una inversión para la sociedad del futuro y cree firmemente que la mayor parte de la sociedad española “está feliz” con que el Gobierno de España haya reforzado su protección. Lobo Marley considera que España “tenía que estar a la altura de un Europa moderna” y defiende que la actividad cinegética o “los intereses ganaderos” no podían estar por encima de “salvaguardar para las generaciones venideras un patrimonio maravilloso”.

Mientras que ganaderos y cazadores tachan al Gobierno central de haber tomado la medida sin consenso, los ecologistas alaban “el interesante y participativo proceso” que ha supuesto para ellos esta medida. “Cualquier ciudadano puede entender que si el Gobierno no protegía a los lobos, ¿quién lo iba a hacer?”, remarca. Por ello, el presidente de Lobo Marley anima a los gobiernos de Castilla y León, Cantabria, Asturias y Galicia a deponer sus movimientos judiciales en contra de esta medida y a que se reflexione sobre el hecho de que “ir en contra del lobo es estar en contra de su propia historia, porque es imposible imaginar a estas comunidades autónomas sin lobos”.

“Lo que es un 1% casi ni existe”

La Junta de Castilla y León hacía público que los ataques de lobo a la ganadería se cifraban en 2.578, los cuales habían provocado la muerte a 3.685 animales en 2020. De ellos, 3.049 se habían producido al Sur del Duero (donde la caza ya estaba prohibida) y los otros 637 al Norte del Duero, donde todavía se permitía la actividad cinegética. La peor parte se la lleva la provincia de Ávila con 1.594 reses muertas, seguida de Segovia con 840 y Zamora (única al Norte del Duero) con 550 fallecimientos. De ahí que las protestas se hagan especialmente llamativas en tierras zamoranas. El pasado 14 de abril, las organizaciones agrarias UPA y COAG ‘tomaban’ la principal calle comercial de Zamora capital (con tractor incluido) y literalmente mandaban “a la mierda” a la ministra Ribera. Y el protagonista de ese mensaje no era otro que José Manuel Soto. Una muestra más del hartazgo que se traduce de esos fríos números que para algunos los ganaderos supone la pérdida de la producción de un año y su modo de vida en la ya maltrecha economía del corazón de la España Vaciada.

Por otro lado, Lobo Marley asegura que es consciente de que “de vez en cuando” el lobo provoca algún daño a la ganadería, pero aseguran haber verificado datos técnicos de esta problemática para finalmente sentenciar que el lobo no es el gran problema del ganadero. “Los ataques no llegan ni a un 1% de las cabezas de ganado español afectadas y las cosas que no son ni un 1% casi no existen. Hay que tener en cuenta todas las quejas, pero basados en datos científicos y no en cuentos y chascarrillos medievales”, defiende el naturalista. Es más, Luis Miguel Domínguez considera que los ganaderos españoles “deberían estar contentos” porque la nueva protección del lobo “no les afecta directamente en nada, sino más bien al contrario”. El naturalista explica que el control poblacional de la caza se realiza a base de matar a los alfas de la manada, lo cual provoca que el grupo quede descabezado y sean incapaces de capturar presas silvestres, por lo que acaben cazando ganado. “Si matas a los líderes y ejemplares más experimentados es como si dejas al Barça sin Messi”, ejemplifica. Para Lobo Marley permitir el control poblacional a través de la caza es “uno de los mayores fiascos de la historia de Castilla y León”.

El turismo: la cuarta pata de este lobo

Que el turismo de naturaleza es todo un éxito en Castilla y León es innegable, y que el lobo es uno de los grandes atractivos tampoco. Es más, la propia Junta de Castilla y León financia a través de su Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León el Centro del Lobo Ibérico en Robledo (Zamora), cuyas visitas guiadas se llenan con semanas de antelación por turistas de toda España.

Un revulsivo turístico que conocen bien en la Sierra de la Culebra, que concentra la mayor parte de ejemplares de lobo de la provincia de Zamora, uno de los centros neurálgicos del lobo en Castilla y León y un referente a nivel mundial del conocimiento del lobo. Localidades como Villardeciervos (Zamora) han hecho de este turismo de naturaleza casi su única forma de supervivencia y tanto el lobo como los ciervos han transformado la economía de este municipio de menos de 500 habitantes. Su alcalde, Lorenzo Jiménez también le ve la parte positiva a esta prohibición por una sencilla razón: “Cuando el animal no es perseguido su tiempo de poder ser visto aumenta. Los lobos tendrían menos miedo al hombre y estarían más tiempo expuestos, ya pasó con el lince y otros animales, que antes no podía verse y ahora son menos esquivos”. Unos avistamientos que suponen para Villardeciervos visitas diarias al municipio, con pernoctaciones y un desarrollo empresarial en torno a este tipo de turismo que, según calcula el alcalde, “nos hace ingresar mucho más que la caza”, donde ganaban una media de 2.000 a 3.000 euros durante la temporada. “Quienes quieren ver al lobo traen dinero al pueblo, comen en nuestros restaurantes, compran en las tiendas y es casi nuestro único ingreso porque no tenemos industria”, remarca.

Por supuesto, el alcalde de Villardeciervos defiende igualmente la protección a los ganaderos, que también coexisten con el lobo en la Sierra de la Culebra y a los cuales pone como ejemplo de la cohabitación de ambos. “Sobre lo que yo conozco de los ganaderos de la Sierra de la Culebra, son profesionales que han logrado que los ataques del lobo sean escasos. Están acostumbrados a ellos, llevan toda la vida conviviendo con lobos, y saben ponerle remedio cerrando al ganado por las noches, teniendo mastines…”, relata. Pero Lorenzo Jiménez entiende las circunstancias de otros territorios que “están menos acostumbradas y los ganaderos tienen motivos para sufrir”. Por eso cree que el propio artífice de esta nueva ley, el Gobierno de España, debería realizar una labor de prevención, donde se destinen ayudas a cerramientos y cría de mastines, además del pago de los posibles ataques. “Si lo ganaderos están haciendo bien su trabajo y aún así sufren un ataque de lobo tienen que pagarles inmediatamente”. Y es que, hasta ahora, la Junta de Castilla y León se hacía cargo del pago de reses perdidas por ataques de lobo al Sur del Duero, con precios que van desde los 30 (ovino o caprino de más de siete años) a los 300 euros (con carneros de más de 3 años). Precios que llegan hasta los 845 euros en el caso de yeguas preñadas y 600 euros en cerdo ibérico reproductor macho. Unas compensaciones que se suman a las de los propios seguros agrarios, pero que las organizaciones siempre reivindican que tardan más de un año en ser compensadas.

Pero el turismo natural como parte positiva de esta prohibición no parece convencer a todos. El responsable de Medioambiente de COAG en Castilla y León ve en este asunto un agravio comparativo para los ganaderos de la Comunidad. “La Sierra de la Culebra es el lugar donde más lobos de España habitan, es también la zona donde más se han cazado y estaba controlado. Siempre se han visto y se ha hecho turismo. Ganábamos todos”, relata José Manuel Soto. Pero con esta prohibición “ya solo ganan unos mientras los demás nos ponemos de rodillas”, asegura el representante agrario. Soto augura que esta desigualdad que presenta la nueva normativa va a terminar con la buena armonía que, hasta ahora, existía entre ganaderos y dueños de las fincas donde habita el lobo y las propias empresas que hacen negocio con estos avistamientos. “Vamos a empezar a enseñar nosotros a los lobos gratis desde nuestras tierras, ya que estas empresas pasean por nuestras fincas y no pagan nada, pero se meten el dinero en el bolsillo”, advierte el responsable de COAG en Castilla y León.

Compleja armonía entre todas las facciones implicadas la que se vislumbra en Castilla y León en torno a la protección del lobo. Muchos intereses cruzados respecto a este animal por el cual el eterno Félix Rodríguez de la Fuente luchó a brazo partido para que se protegiera con la colaboración de todos. Porque como el propio divulgador dijo: “La Catedral de León o las Pirámides de Egipto las podemos destruir cuando queramos, todo es cuestión de dinamita y reconstruirlas cuestión de tiempo; pero cuando desaparece una sola especie animal, la hemos perdido para siempre, porque crear sólo Dios puede hacerlo”.

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