Antaño, pasear por las calles de los pueblos era encontrarse con todo lleno de cagalutas. Ahora, al contrario, están 'limpias como la patena', dirían los mayores. Es la triste realidad de que los pueblos, también, se quedan vacíos de ovejas. Es la España ganadera vaciada, de la que apenas nadie dice nada. El Español de Castilla y León habla con diversos ganaderos y ganaderas y todos dejan claro que el trabajo de pastor es "muy esclavo". Por eso, con respecto al ovino, aseguran que "nadie joven quiere venir a seguir la tradición del pastoreo, porque, además de ser muy esclavo, los 365 días del año, los precios de los productos del ovino no ofrecen rentabilidad". 

Al margen de lo que supone trabajar todos los días del año, "a no ser por amor a las ovejas", los precios van a pérdidas. Asegura José Manuel, uno de los últimos pastores de la provincia de Salamanca, que lo ideal sería "cargar los corderos, montarse en el camión, venderlos y ver quién los consume". Ya que, explica, "no se sabe si el cordero que se come es el propio de la tierra, o alguno que ha venido del extranjero". A esta situación de "sospecha" ha llegado el sector. Y, con la leche, pues pasa "tres cuartos de lo mismo". Explica que su abuelo vendía la leche más cara que hoy en día, y ya son años. Además, los piensos han triplicado el precio en cuestión de unos años. Se puede llegar al punto de que, en unos 10 años, o menos, no habrá leche autóctona.

Un reciente informe del Ministerio de Agricultura constató que entre 2018 y 2020, las remuneraciones recibidas por los ganaderos fueron inferiores a los costes de producción. Lo que muestra este informe es que el 56% de la leche se vende entre 55 y 60 céntimos el litro. A ese precio, según ese estudio, la distribución tiene un margen negativo de 7 céntimos/litro. ¿Cómo se financia este margen? Pues marginando otras categorías. Para ello, hay que luchar por que la ley de la cadena alimentaria primero cubra los costes de producción.

Es más, entre los meses de diciembre y mayo, el precio de la leche de oveja ha bajado alrededor del 35% pasando de 0,80 céntimos/hectogrado a los 0,66 céntimos/hectogrado que se están pagando en la actualidad. Hay que tener en cuenta que un precio inferior a 0,72 céntimos está por debajo de los costes de producción. Si bien todos los años, los precios de la leche en origen tienden a bajar, este año el descenso ha sido mucho más acusado.

Los ganaderos transmiten las dificultades que están encontrando a la hora de vender su producción láctea y cómo, a consecuencia de la crisis vivida por el vacuno de leche tras la desaparición de las cuotas lácteas, las empresas han ido bajando paulatinamente los precios también en ovino y caprino hasta situarse en muchos casos por debajo de los costes de producción, y muy por debajo del umbral mínimo de rentabilidad, como se reflejó con anterioridad.



Pérdida paulatina de ganaderos

Esta situación ha llevado a que, pueblos como Hinojosa de Duero, caracterizado por su importante cabaña de ovino, y municipio quesero por excelencia, en diez años se ha llegado a perder la casi totalidad del censo ganadero lanar. En ese periodo de tiempo había unos 50 ganaderos de ovino en el municipio, con una media de 800 ovejas por explotación. En estos momentos, no llegan a cinco con 200 cabezas, a lo máximo. ¿Por qué esta situación? Simple y llanamente, explican los propios ganaderos, porque la leche "no vale dinero, porque el coste de producción es altísimo". Por ello, "interesa más comprarla a otros ganaderos, para hacer queso, o bien a cooperativas ganaderas". Es más, muchos productores se dedican al ganado para vida, es decir, para vender los machos y las hembras a otros países para reproducir.

Los precios de la leche de oveja confirman, explican desde ASAJA Castilla y León, las dificultades para subsistir de un sector que, en los últimos años, ve como desaparecen explotaciones al no existir relevo generacional. La dedicación necesaria para llevar una explotación los 365 días del año, las dificultades para acceder a trabajadores cualificados, el aumento de los costes de producción, y la nula capacidad del ganadero para repercutirlos en sus ventas, hacen que cada vez sea menos frecuente oír el balido de las ovejas al pasear por nuestros pueblos.

Según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el número de ganaderos de ovino de Castilla y León, que realiza entregas de leche, disminuye un mes sí y el otro también. Desde 2014, los ganaderos de ovino de leche se han reducido un 27,2%, ahora sólo quedan 1.891 repartidos en las nueve provincias de Castilla y León. Esta pérdida de ganaderos es paulatina y en los últimos cinco años la media de reducción anual de ganaderos supera el 5%. 

Falta de mano de obra



Falta mano de obra

Como consecuencia de la despoblación que asola las zonas rurales de gran parte de los territorios de Castilla y León, otro de los problemas que se están encontrando muchas de las granjas de ovino de leche es la dificultad para encontrar mano de obra que trabaje en ellas. "Es muy escasa, no sólo en este sector, sino en todas las tareas de la actividad agrícola y ganadera", subraya José Manuel.



Al final, lo que se está consiguiendo es que la actividad ganadera esté cada vez en menos manos, con explotaciones cada vez más grandes. Sin embargo, este comportamiento no es la primera vez que se da en el sector ovino, ya que en los años 2011-2012 pasó algo parecido a la situación actual, cuando desaparecieron muchas ganaderías de menos de 300 cabezas.



A todo ello, ahora se suma la nueva PAC, ya que el sector del ovino se juega su continuidad. Según UPA, se debería reconocer la importancia social y económica que tiene este tipo de ganadería en el medio rural. En ello se debe tener en cuenta que Castilla y León es la segunda Comunidad en cabezas de ganado ovino, con 2.689.415, tras Extremadura (3.690.179) y por delante de Castilla-La Mancha (2.340.347), Andalucía (2.182.845) y Aragón (1.653.859). 

Ante ello, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha publicado los datos definitivos de las Encuestas Ganaderas del ejercicio 2019. En el caso del ganado ovino, se cierra con un total de 15.478.615 ejemplares, lo que define un claro descenso del 2,4 frente a los 15.852.525 animales que había en el año anterior.

Además, hay que tener en cuenta, que el sector ovino se produce en zonas mayoritariamente desfavorecidas que no cuentan con otro tipo de alternativas, y se trata de uno de los sectores ganaderos que más empleo genera en las zonas rurales. Es el ejemplo de la producción de queso en las queserías artesanales, mayormente familiares, de los pueblos. "Sí, la venta de queso es una salida", asegura una joven empresaria quesera, Isabel Bartol, "pero las cooperativas, que parecían una solución, están haciendo la competencia a los propios ganaderos".

Finalmente, las soluciones, según concuerdan todos los afectados, pasan por las ayudas asociadas a la producción, y que se dirijan "prioritariamente" a las explotaciones familiares y profesionales, que son aquellas que asientan más población en el despoblado territorio rural. A las que debería sumarse "la solución al precio digno de la leche y los corderos". De lo contrario, dentro de muy poco, cuando vayamos a un pueblo, ni veremos cagalutas que manchan los zapatos y, lo que es peor, ni el bucólico paisaje con la musicalidad de las baladas de un rebaño de ovejas.

El queso, una alternativa de subsistencia a la explotación artesana y familiar