El estado de alarma decretado por el Gobierno de España en marzo del año pasado por la pandemia, que llevó a un confinamiento domiciliario de todo el país durante dos meses para frenar la transmisión del COVID-19, provocó que el consumo de electricidad en 2020 cayera en Castilla y León un 5,8 por ciento con respecto al ejercicio anterior. El aumento de la demanda de energía eléctrica en los hogares en el año de la pandemia, con un incremento del 2,9 por ciento, no compensó la caída del 8,6 por ciento experimentada en el sector industrial y servicios. De esta manera, 2020 rompió la tendencia de la subida del consumo de electricidad experimentada en los últimos seis años en la Comunidad y se situó en los niveles de 2014, cuando se alcanzaron los 11,7 millones de megavatios hora (MWh).

La demanda de energía eléctrica por parte de las fábricas y los comercios en la Comunidad se situó el ejercicio pasado en los 8,6 millones de megavatios hora (MWh) frente a los 9,4 millones registrados en 2019 y los 9,2 millones en 2018. Hay que remontarse a a los años 2013 y 2014 para ver un consumo tan bajo en estos sectores, cuando se registraron 8,3 y 8,4 millones, respectivamente.  

El consumo de energía de las empresas es uno de los mejores indicadores de la actividad económica. No en vano, una mayor demanda de electricidad suele estar relacionada con un incremento de la producción y una caída está provocada por un parón de las empresas, como ocurrió durante varios meses del año pasado.  

Y así lo atestigua el Índice de Producción Industrial (IPI) en Castilla y León que cerró 2020 con una bajada del 8,9 por ciento, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), después de reconocer que el COVID  generó que los sectores industriales sufrieran "intensamente".

El impacto del consumo de la electricidad en la industria fue brutal desde la declaración del estado de alarma por la pandemia, con retrocesos del 13,2 y del 29,5 por ciento en marzo y abril de 2020, respectivamente, que continuaron en mayo, con un 22,9 por ciento, y en junio, pese a la entrada en la nueva normalidad, con un 14,2 por ciento menos en comparación al periodo del año anterior.  

En el sector servicios, se repitió el patrón con cifras negativas en marzo (11,4 por ciento), abril (-27,9 por ciento) y mayo (-23,8 por ciento) con respecto a los mismos meses de 2019. La situación no comenzó a mejorar hasta verano, con pérdidas del 2,1 por ciento en julio y del 0,4 por ciento en agosto.

La última memoria del Ente Regional de la Energía (Eren) consultada por la Agencia Ical recoge que el consumo total de la energía eléctrica en la Comunidad en 2020 bajó un 5,8 por ciento con respecto al año anterior, un porcentaje que es ocho décimas más que la media nacional, donde la demanda de electricidad cayó un cinco por ciento, hasta los 236,2 millones de MWh.

Provincias



Todas las provincias experimentaron bajadas en el consumo total de electricidad a lo largo de 2020 en comparación con el ejercicio anterior, aunque destacó la caída de Soria (-13,5 por ciento, hasta los 682.132 MWh). También estuvieron por encima de la media autonómica Valladolid (-7,8 por ciento, hasta los 2,4 millones) y Burgos (-6,3 por ciento, hasta los 2,2 millones). El menor descenso tuvo lugar en Zamora, con un 1,5 por ciento menos (676.676 MWh), seguido de León (-3,1 por ciento, hasta 1,9 millones) y Segovia (-3,2 por ciento, hasta 8383.368 MWh). En la tónica regional, estuvieron Palencia (-5,8 por ciento, hasta 991.543 MWh), Ávila (-5,6 por ciento, hasta 584.276) y Salamanca (-4,4 por ciento, hasta los 1,3 millones de megavatios).

En cuanto a la caída de la demanda de electricidad para uso industrial y servicios,  sobresalió el descalabro sufrido por la provincia de Soria, donde bajó un 16,7 por ciento en el año de la pandemia, hasta los 541.090 megavatios, que contrasta con la bajada del 3,2 por ciento en Zamora (436.491 MWh).  

El peso industrial de las provincias de Valladolid y Burgos tiene su incidencia en el consumo total del sector en la Comunidad. No en vano, ambos territorios suman el 43 por ciento de la demanda eléctrica de las fábricas y los servicios.  En el caso de Valladolid, la demanda de electricidad entre las empresas cayó un 10,4 por ciento, hasta los 1,8 millones de megavatios mientras que en Burgos fue del ocho por ciento, hasta los 1,8 millones.  Ávila también sufrió un descenso importante del 10,2 por ciento (355.313 MWh) pero es el territorio de la Comunidad con menor consumo.

El listado se completa con Segovia (-7,8 por ciento y 563.843 MWh), Palencia (-7,5 por ciento y 804.669 MWh), León (-7,2 por ciento y 1,2 millones de MWh) y Salamanca (-6,9 por ciento y 906.666 MWh).

Pese a la caída del 8,6 por ciento consumo entre las industrias de la Comunidad, los clientes del sector empresarial y servicios acaparan el 73,1 por ciento del total de la demanda de electricidad de la región frente al 25,8 por ciento de los particulares.

Descenso de gas y los hidrocarburos



La memoria del Eren consultada por Ical también recoge el consumo de gas natural en la Comunidad, con una bajada total del 2,9 por ciento a lo largo de 2020, muy inferior al descenso experimentado en España, donde la demanda de esta energía bajó un 15,9 por ciento. Este tipo de energía bajó tanto en la industria de Castilla y León (-2,4 por ciento, hasta los 15,9 millones de MWh) como en lo doméstico (-3,7 por ciento, hasta los 5,2 millones).

La limitación de los movimientos y los cierres perimetrales durante buena parte del año pasado trajo consigo una bajada del 13,7 por ciento del consumo de hidrocarburos, al pasar de las 2,8 millones a las 2,4 millones de toneladas. Un descenso que en el conjunto de España fue del 15,4 por ciento.