Esta semana conocíamos que Javier Calvo y Javier Ambrossi, los Javis, preparan una nueva serie tras Veneno, que se estrena este mismo mes en ATRESplayer Premium. Según avanzaba El País, los guionistas y directores retratarán la vida de un juguete roto español a partir de varios personajes de la cultura pop española entre los que destacan Amparo Muñoz.

La serie, que se verá en TNT, contará la vida de una mujer que regresa a su pequeño pueblo después de conocer la gloria de la fama en los años 70 y las miserias de las adicciones.

Ciertamente, la vida de Amparo Muñoz fue muy intensa, y ella la narró en primera persona en el libro La vida es el precio, que firmó junto a Miguel Fernández. Unas memorias muy duras, en las que la actriz detallaba cómo se vio envuelta en un universo mediático que no le acababa de gustar, y cómo todo su deambular fue una búsqueda constante de la luz.

Entre otras anécdotas y vivencias, y partiendo de Amparo como base, en la nueva serie de Los Javis no pueden faltar los siguientes episodios.

El reinado de Miss España

Como el personaje ficticio (de inspiración real) de la nueva serie de los Javis, Amparo era una joven malagueña, vecina de la localidad de Vélez-Málaga, en la Costa del Sol Oriental. Su vida cambió al ser elegida reina de la belleza de su comarca; eso le abrió las llaves para ser Miss Málaga, luego Miss España, y más tarde, Miss Universo.

Cuando compitió en Miss España, Amparo coincidió con una joven que más tarde sería conocida como Norma Duval, y de la que las compañeras comentaban que era “un travestí” por el tamaño de sus manos y sus pies.

Ganar el certamen cambió la vida de Amparo, que con 18 años vivía en su pueblo bajo las directrices paternas. De la noche a la mañana se convirtió en una mujer que debía llevar sus propias riendas sin saber muy bien cómo.

Sus episodios como estrella de cine

Tras ganar el certamen de Miss España, Amparo se convirtió en una pronta estrella del séptimo arte nacional. Su primer trabajo fue en Vida conyugal sana, un papelito menor en esta producción protagonizada por José Sacristán y Ana Belén. Más tarde sería dirigida por Carlos Saura, Vicente Aranda o Eloy de la Iglesia, y compartió créditos con Fernando Fernán Gómez, Geraldine Chaplin, Lola Flores y Fernando Rey, entre tantos otros.

En algunas de sus películas Amparo aparecía desnuda (en Clara es el precio, por ejemplo, interpretaba a una profesional del porno) y esto le incomodaba; y tampoco ayudaba que otros actores como Juan Luis Galiardo la mirase más de la cuenta. También relató cómo en la película Sensualidad su director Germán Lorente no paraba de tirarle los tejos y hasta le prometía regalarle casas si accedía a sus peticiones. Hasta se metió en su vestuario en una ocasión. "A veces los desnudos se rodaban a lo bruto; era como una violación continua. La belleza me abrió puertas, pero también me acercó al precipicio" diría en una entrevista, años después.

En cierta ocasión, Amparo se reunió con unos productores mexicanos, famosos por tener aventuras con las actrices. Tras aquella cena, la malagueña descubrió que las esposas de los cineastas habían hecho jirones su abrigo, como señal de que no iban a consentir nada de nada.

 

La pesadilla de Miss Universo

Amparo fue elegida para representar a España en Miss Universo, y en La vida es el precio afirmaba recordar aquella experiencia le daba terror. Más allá de la competitividad entre las chicas, contaba cómo, por ejemplo, estaban todas las participantes descansando en una casa y de buenas a primeras entraban un montón de hombres, hijos de empresarios, dispuestos a ligar con las misses, sin venir a cuento.

En el mismo libro cuenta que, pese a no ser de las favoritas, puede que influyese en su elección como ganadora la “ambigua atracción” que sentía hacia ella Imelda Marcos, mujer del entonces dictador de Filipinas, país en el que se celebró el certamen.

La organización intentó cambiarle la vida, poniéndole estrictos horarios y compromisos, y llegó a sentir que la habían comprado como si fuese un objeto. “La mercancía era de primera calidad, ¿quién pagaba más? Mi salud, mi vida, es el precio". Se sentía tan controla que acabó renunciando al título y a los premios que conllevaba.

Como curiosidad, Amparo relató que aún conservaba su primera corona. La de Miss Universo, que era muy pesada, con diamantes incrustados, no: la tiró por una ventana, y acabó hecha añicos.

Sus noviazgos más sonados

En la vida de Amparo se mezclaron nombres de novios (o esposos) famosos con otros que no lo eran tanto. Entre las celebridades destacan Máximo Valverde, con el que vivía numerosos episodios de celos, ya fuese porque las mujeres se acercasen a él, o los hombres a ella; incluso recordaba cómo le regañaba por llevar, por ejemplo, faldas cortas. Dos décadas después de aquello, en Tómbola una vez entró por teléfono Máximo para decir que él le regaló su primera casa, algo que ella negó de forma rotunda.

A Patxi Andión lo conoció durante la filmación de La otra alcoba, con Eloy de la Iglesia, y se casaron bastante rápido. La crisis amorosa empezó de forma automática, y Amparo tuvo un aborto en el que se sintió sola, sin el apoyo del cantautor. También marcó su vida la relación con Elías Querejeta, que no estaba bien vista por Gracia, la hija del vasco.

Su descenso al infierno de la droga

Flavio Labarca fue otro de los amores de Amparo Muñoz, con el cual se casó por el rito balinés que fue vendido a la prensa por Maika Vergara y Ángel Llamazares. Flavio fue el hombre que la introdujo en el mundo de la droga durante un viaje a Venecia, en el que la malagueña esnifó por primera vez una mezcla de heroína y cocaína.

Amparo descubrió que en el mundo en el que se movía de fiestas, modelos y fotógrafos muchas personas célebres consumían, y así, terminó enganchada. Se intentó rehabilitar en una finca rural, apoyada por su familia, pero al volver a Madrid cayó de nuevo; le confesó a sus padres que no lo quería dejar, que le gustaba la heroína.

En 1987, cuando grababa la serie Vidas ajenas, la policía la detuvo con un cuarto de gramo de heroína en el bolso, y sus problemas de salud se hicieron públicos. Más tarde cambió a la cocaína, coincidiendo conque su segundo marido, Víctor Rubio, un amigo de celebridades como Pocholo Martínez-Bordiú y Cayetano Martínez de Irujo también la consumía.

Cuando tuvo que desmentir que tuviese sida

El sida fue durante los años 80 y parte de los 90 sinónimo de muerte anunciada, pues no se tenían los avances actuales para frenar al virus. El pánico al sida era tal que muchos famosos tenían que salir por televisión a mostrar sus análisis para acallar bocas.

Tal fue el caso Amparo Muñoz, que en 1990 vio cómo en la revista Tribuna había un reportaje diciendo que tenía sida, y una información del diario Ya, firmada por Rosa Villacastín, en la que se decía que estaba muriéndose debido a la inmunodeficiencia adquirida que conlleva el virus.

Amparo tuvo que desmentir esta información primero en la revista ¡Hola!, y en 1993, en el programa de Telecinco La Máquina de la Verdad. “Yo tengo unos análisis aquí que dicen, de una fundación tan prestigiosa como Jiménez Díaz, que no tengo sida ni anticuerpos” dijo en el programa que presentaba Julián Lago, director de la revista Tribuna cuando tres años atrás se afirmó esa misma información, y que fueron mostrados en la pantalla.

La malagueña se sometió a un detector de mentiras para demostrar que no tenía sida, e incluso volvió a hablar del tema en ¡Hola, Raffaella!, pero lo hizo de una forma peculiar: bajo hipnosis, mientras el hipnotizador Tony Kamo le preguntaba al respecto.

Su iniciación en el budismo

En su búsqueda de la luz, Amparo acabó un tiempo en un colectivo budista de su Málaga natal, Karma Guen, donde fue rebautizada con el nombre de Luz Luminosa de la Luz. Viajó por Nepal e India, y más tarde se trasladó a un centro en Pamplona.

Una aventura de tintes sectáreos que terminó porque el grupo no le permitía ir a ver a sus padres, ya que quería que no faltase a sus obligaciones. Acabó descubriendo que aquello que era un canto a la libertad no era más que otra cárcel similar a las que ya había vivido anteriormente.

Su regreso al pueblo

En sus últimos años, Amparo regresó a Málaga. Había tenido diferencias con uno de sus hermanos, pero todo cambió después de que le diagnosticasen un tumor cerebral en 2003. Moriría en 2011, con 56 años, como consecuencia del mismo.