"Toda historia tiene un final: puede ser feliz, triste, amargo… Depende de con qué ojos se mire", así comienza el episodio que marca el final de Las chicas del cable para siempre. Con estas palabras, Lidia Aguilar, personaje interpretado por Blanca Suárez, nos indicaba que su adiós no se trataba de un cuento de hadas.

Tras siete meses encerrada en el Centro de Reeducación, torturada por Doña Carmen (Concha Velasco), los planes de Francisco, Marga, Carlota y Óscar llevan a liberar a su protagonista. De ahí que parezca que todo irá bien en esta última entrega. Al comienzo, todo son soluciones y buenas noticias... hasta que emprenden su huida hacia la libertad.

No sería justo darle un final romántico a una serie así

A lo largo de los cinco episodios transcurren multitud de posibles desenlaces esperanzadores y al gusto de los espectadores, pero ninguno de ellos se convierte en realidad, ni se asemeja a ella. Cuando parecía que la historia llegaba a su final, con una escena de Francisco alcanzando con dificultad el tren que le permitiría vivir un futuro junto a Lidia, una imagen muy similar a la de la primera temporada, 20 años antes y cuando ella aún era Alba, la trama comenzaba a torcerse.

Éste habría sido un final idílico ya que cerraría el ciclo de esta torturada historia de amor. Pero no fue así, tal y como aclaró su protagonista, "el inicio y el final de la historia se tocaban, como un círculo infinito", que no acabó de cerrarse.

A pesar de los románticos seguidores de la ficción, no sería justo darle un final así a Las chicas del cable. Cabe recordar que la historia comenzó como una tragedia amorosa entre Alba y Francisco, con Carlos de por medio, pero que finalmente, se reorientó hacía un drama inundado de empoderamiento femenino, en el que sus personajes tuvieron que enfrentarse a multitud de situaciones que infravaloraban su género: abuso de poder, violencia de género, transexualidad, homosexualidad, ausencia de derechos...

Es por ello por lo que la historia debía continuar por esos derroteros, y el final feliz de la pareja no sería un cierre digno para sus protagonistas, las que llevan luchando durante seis temporadas para conseguir un mundo justo e igualitario.

Su camino hacia Burdeos continuaba y las vías del tren les iban acercando hacía su trágico destino, hacía ese digno final por el que iban a sufrir hasta el último suspiro. Tras pararse el tren por un grupo de policías, las cuatro deciden enfrentarse a ellos con un plan para que sus seres queridos sigan teniendo la oportunidad de cruzar las fronteras hacia su salvación.

Todo iba bien hasta que llegan los refuerzos de las autoridades. Marga, Óscar, Carlota y Lidia corren hasta perder el aliento para alcanzar el tren que les permitiría reunirse con sus familias, pero se frenan en seco cuando se dan cuenta que todo está perdido, aunque ellas, con una sonrisa, se despiden sabiendo que su sacrificio ha merecido la pena. "Nuestras compañeras son libres y nuestros hijos tendrán un futuro, esa es nuestra victoria", dicen.

Amenazadas con la ejecución por ir contra el régimen, las protagonistas se plantan frente a la policía franquista, con la mirada firme y preparadas para su verdadero final, siendo conscientes de que han salvado la vida de cientos de personas. Así nos regalan uno de los finales más trágicos, emocionantes y épicos, a la altura de su historia.

Empoderamiento femenino

Esta vez, la mujer es la protagonista, la heroína, quién sacrifica su vida para salvar a su familia y al amor de su vida. Esta vez no son ellas las que se quedan solas, desoladas, al cuidado de sus hijos mientras se secan las lágrimas con un pañuelo de seda, haciendo ver que sin su hombre la vida no tiene sentido.

En esta trama cambian las tornas, no para demostrar que el género femenino es el más fuerte, sino para hacer ver a la humanidad que las mujeres también han sido, y son, capaces de salvar vidas y mantenerse firmes ante la adversidad. Asimismo, pueden ayudar con su fortaleza e inteligencia.

De esta manera, esta historia, compuesta por 42 episodios, se convierte en un homenaje para todas las "mujeres que lucharon y aún luchan por la igualdad de derechos y por la libertad del ser humano", sus protagonistas representan un ejemplo de "los sacrificios que millones de mujeres han tenido que hacer a lo largo de la historia", en la sombra. De alguna forma, el final de Las chicas del cable convierte sus últimos episodios en un canto a la sororidad.