Ha sido una de las noticias de la semana: HBO Max iba a retirar de su catálogo en Estados Unidos Lo que el viento se llevó después de que la cinta de 1939 haya sido criticada durante años por ofrecer una visión idealizada de la esclavitud y perpetuar estereotipos racistas.

Según ha explicado un portavoz de la compañía, la cinta volverá a la plataforma “con un aviso de su contexto histórico y una denuncia de esas representaciones. No obstante, se presentará tal y como se creó originalmente porque hacerlo de lo contrario sería lo mismo que afirmar que estos prejuicios nunca existieron. Si queremos crear un futuro más justo, equitativo e inclusivo, primero debemos reconocer y comprender nuestra historia”.

Durante esta semana se han publicado numerosos e interesantes artículos analizando la situación. Sobre cómo debemos disfrutar obras audiovisuales en las que no se criticaba, sino que se ensalzaba (o edulcoraba) las diferencias étnicas y raciales en nombre del entretenimiento. Sobre si hay que poner o no mensajes que aclaren que hablamos de otra época, y que hay que mirar las obras con perspectiva, y sobre la necesidad o no de incluir advertencias (tal y como ya hace también, por ejemplo, Disney+ en cintas como Dumbo).

Con esta polémica todavía en auge, me vinieron a la cabeza algunos títulos del cine español que hoy no pasarían el tamiz de lo políticamente correcto, que tenían diálogos muy racistas, en los que se buscaba la risa a través de los prejuicios de la sociedad, y que podrían levantar casi tantas ampollas (o más) que Lo que el viento se llevó.

En 'Marisol rumbo a Río' una niña negra sueña con ser blanca

Por ejemplo, Marisol rumbo a Río, emitida en Cine de Barrio el pasado mes de enero, coincidiendo con el Goya de Honor que recibía su protagonista, Pepa Flores. En este largometraje nos encontramos al personaje de Copito (Joelle Rivero), una niña nera que trabaja criada en casa de Mariluz, la hermana gemela de Marisol; Copito es buena y dulce, pero sueña con algún día ser blanca. Al menos, así se deduce cuando cuenta a Marisol un cuento en el que un hombre negro se mete en la nieve, se vuelve blanco y se convierte en presidente de los Estados Unidos.

 

No está de más recordar que durante sus 25 años en pantalla en pantalla, en Cine de Barrio se han programado varias veces clásicos castizos que ahora nos harían rasgarnos las vestiduras, ya sea Marisol rumbo a Río, o Sor Citroen, en la que, entre otras cosas, una monja recrimina a una mujer maltratada que no tiene aguante, pese a que su marido la agreda por no hacer bien las tareas del hogar.

Del mismo modo, más de una vez se ha emitido La tonta del bote, donde Lina Morgan interpreta a una huérfana muy optimista que es sirvienta de la mujer que la recogió, y a la que vemos cómo abofetean o incluso le meten patadas en las costillas si no realiza bien una labor de costura o de cocina.

O cintas de alto contenido racista como Es peligroso casarse a los 60, en la que Paco Martínez Soria afirma que la gente de raza negra “le cae fatal”. El conflicto de la película surge al descubrir que su hija (Adriana Ozores) se ha enamorado de un chaval negro, príncipe de un país lejano y que califican como “Felipe González en oscuro” por lo bien que habla.

Antonio Ozores hacía 'blackface' en 'Es peligroso casarse a los 60'

En el cine y el entretenimiento, una cosa contra la que se ha luchado mucho es el blackface, es decir, pintar la cara de un actor de raza blanca para que interprete a un personaje negro. En la cinta que nos ocupa, Antonio Ozores aparece caracterizado como negro, hablando un idioma inventado, y llamando “Marrano” al protagonista, que respondía a la gracia de Mariano. Al final, Mariano acabará aceptando a su familia política, sobre todo, cuando descubre que tienen mucho petróleo en su país de origen.

Cuando se pidió que las películas de ‘Cine de Barrio’ “se contextualicen”

En España, hace unos años, ya vimos una queja por el contenido de las películas que emitían en este contenedor de cine familiar. Fue en 2014, en concreto, por la cinta El taxi de los conflictos, de 1969 en la que un personaje le dice a otro que dé palizas a su esposa.

Por ello, Elena Sánchez Caballero, la Defensora del Espectador, Oyente e Internauta, pedía a la dirección de TVE que se “contextualicen” las películas que se emiten en Cine de Barrio. “No es la primera vez que recibimos una comunicación al respecto, pues resulta ‘chocante’ encontrar este contenido en una TVE de 2013. Por eso volvemos a recomendar que se contextualicen los contenidos a lo largo del programa y que se explique la enorme diferencia sociológica entre el año de producción de las películas y de la actualidad”, señalaba entonces la Defensora.

Lo que no del todo claro es cómo se señalaría ese contexto. ¿Con reportajes? ¿Lo haría la propia Concha Velasco a través de un monólogo al inicio de cada programa para contextualizar al espectador? ¿O acabaremos viendo cualquier película de cine, de barrio o no, con una advertencia de No hagas esto en casa o en el colegio, como se muestra actualmente en los programas de lucha libre?