Lo que hizo anoche TVE con Operación Triunfo 2020 será algo que se recuerde en el futuro. Historia de la televisión. En estos momentos de crisis, de pesimismo, la televisión de todos ejerció como nunca su labor como servicio público sirviendo de entretenimiento, de evasión, de compañía.

Contra esa soledad que muchos pueden estar sintiendo en el confinamiento en sus casas, el talent show de La 1 se erigió anoche como un nexo de unión, reforzó una vez más un sentimiento de pertenecer a algo común. 

Hace unos días, el director de Contenidos Digitales de RTVE, Alberto Fernández, y el subdirector de Transmedia y Playz, Agustín Alonso, decían en estas mismas páginas que "hay una audiencia que se va de Clan y ya no crece con TVE. Se está rompiendo el vínculo emocional entre la radiotelevisión pública y los ciudadanos".

Anoche, Operación Triunfo 2020 luchó contra eso dando un chute de energía y positivismo a los jóvenes -y no tan jóvenes- ofreciéndoles una atípica y entretenida gala para desconectar, a la vez que contribuía a lanzar el mensaje de que, durante esta cuarentena, hay que quedarse en casa. 

RTVE y Gestmusic podrían haber realizado el programa desde el plató siguiendo los protocolos de prevención dictados por el Gobierno. Sin embargo, en un ejercicio de responsabilidad y concienciación, optaron por una versión del programa desde casa.

Así, a pesar de las dificultades técnicas, vimos a un ocurrente y sobresaliente Roberto Leal (”Mi mujer me está diciendo que se quiere acostar ya”) dando ejemplo presentando desde el sofá de su casa y acompañado por su perrita Pepa, y a los concursantes actuando desde la que consideran su casa, la Academia. 

También vimos a invitados virtuales como Rozalén, Alfred o Marwan actuando también desde sus casas demostrando que, como ya dijo en su día el ganador de Eurovisión 2017, Salvador Sobral, "la música no son luces y fuegos artificiales, sino sentimientos".

La televisión tampoco tiene que serlo. Y así se demostró anoche. De hecho, de este contratiempo, los responsables de OT pueden tomar nota de cara a futuras galas (o ediciones) para dotar al formato de una mayor frescura e imprevisión, como así se demostró con los planos de reacciones de los triunfitos o las conexiones con familiares.

Hacer televisión no es fácil. Hacerla en directo, menos. Y ya hacerla con las dificultades técnicas de anoche, ni qué decir. Por eso es justo reconocer el trabajo que realizó anoche el equipo de OT. Gracias. Muchos jóvenes (y no tan jóvenes) no lo olvidarán.