“Lo que te he visto es que tú disfrutas muchísimo con el personaje y has disfrutado mucho con la canción. Yo te voy a poner un cinco. Hay muchos concursantes y los números hay que ponerlos, hay que repartir juego todas las semanas. Simplemente porque yo he visto más a María Isabel cantante que a Isabel Pantoja”.

Así de dura valoraba Lolita Flores, hace unas semanas, a María Isabel en Tu cara me suena, cuando la joven andaluza cantó el tema ‘Así fue’ de su admirada Pantoja, un tema que significa mucho para ella.

María Isabel no quedó contenta con la valoración y soltó un espontáneo “discrepo”, que ya se ha convertido en una coletilla del programa. “Bueno, tú discrepa. Tú tienes todo el derecho del mundo a discrepar y yo tengo todo el derecho del mundo a ponerte un 5”.

Sin duda, la actuación de María Isabel fue buena y merecía algo más que esa puntuación y esa valoración. Del mismo modo, el jurado la puntó bajo cuando imitó a Lola Índigo, especialmente el presidente, Àngel Llàcer. “Tienes muchísimo talento y lo tienes que usar. He visto poco trabajo detrás, y a ti no te lo puedo permitir. Es un cuatro de castigo, si sigues trabajando poco como esta semana solo tendrás cuatros” le dijo.

¿Se valora mejor a Mario Vaquerizo que a otros?

Llàcer quería darle un toque de atención a María Isabel porque, según él, tiene todo lo necesario para ganar el programa, y de ahí que sea duro. Sin embargo, desde el primer día se mostró más generoso e indulgente con uno de los concursantes más débiles de la edición, Mario Vaquerizo, al que ya en su debut le dio un 12.

En el mismo programa Mario y María Isabel se equivocaron de letra, pero solo regañaron a ella

Vaquerizo (al que pronto veremos en Me resbala) es un gran showman, pero no tiene materia prima para Tu cara me suena. Sus imitaciones, hasta la fecha, no han sido épicas, su capacidad para imitar es más que limitada, tampoco hace grandes bailes ni da el do de pecho (a pesar de trabajar como cantante).

Su trabajo, si lo hiciese cualquier otro, nunca superaría el cinco o el seis. Ni siquiera parece gozar demasiado del escenario (cosa que sí hace, por ejemplo, El Monaguillo, el concursante con menor puntuación, y que jamás ha recibido un 12 hasta el momento).

Lo que para otros es bajos puntos y llamadas de atención, para Vaquerizo son halagos. Llàcer se escuda en que simplemente le encanta, hasta llegó a decir que es de las mejores imitaciones que ha habido de Raffaella Carrá (algo en lo que, como diría María Isabel, se podría discrepar).

El día que imitó a Jaime Urrutia le dio un 10, lo que lo puso por delante de otros que lo habían hecho mejor como Nerea. A María Isabel le regañaron por inventarse la letra como Lola Índigo, y Mario también lo hizo en la misma gala como David Civera, pero a él no le dijeron nada.

Que su Carrá sea catalogada como "de las mejores" es para discrepar

Lolita Flores le dio su 12 cuando imitó a Lola Flores por hacerlo con cariño y admiración, algo que no sirvió, por ejemplo, a María Isabel (y eso que lo de Mario no fue ni imitación, sino casi una sátira). Es llamativo, además, porque Lolita ha visto otras imitaciones de familiares suyos y rara vez queda contenta.

Por ejemplo, cuando Edu Soto hizo de Rosario, todo el jurado le dio un diez o más, pero ella le dio cinco puntos a pesar de hacerlo “con cariño”. “Te he dicho que no te gusta que imiten a tu hermana” le decía de broma el presentador Manel Fuentes al concursante.

Las patillas ocultas por el maquillaje

La caracterización es algo imprescindible en Tu cara me suena, y en muchas ocasiones hemos visto cómo los concursantes masculinos tenían que decir adiós a su vello facial para poder pasar con éxito por el clonador.

La excepción, de nuevo, la tenemos en Mario Vaquerizo, que no quiere renunciar a sus patillas, las cuales el equipo de peluquería y maquillaje le disimula como puede, generalmente, pintándolas de un tono similar al de su piel.

Esperemos que, para no indignar mucho al espectador, que suele andar calentito con este tema en Twitter, el jurado cambie pronto su forma de pensar y de valorar. Porque queda raro que a algunos se les pida tanto y a otros se les aplauda con tan poquito.