La tonadillera Isabel Pantoja se ha convertido en la reina de Honduras gracias a su participación en Supervivientes, y próximamente la veremos también como jurado en alguno de los programas de Telecinco. La de ‘Marinero de luces’ ha roto con su pasado enigmático y se ha convertido en un personaje televisivo puro que promete muchas horas de entretenimiento.

Así, Isabel ya ha limado todas las asperezas que tuvo en el pasado con Mediaset, sobre todo, en relación a la miniserie Mi gitana, que Telecinco estrenó en 2012 y que contaba la vida de Isabel Pantoja desde que enviudase de Paquirri hasta que acabase detenida en la Operación Malaya.

Una ficción que en agosto de 2018 el Tribunal de Primera Instancia de Alcobendas ordenaba retirar de la web de Telecinco y prohibía su comercialización en formato doméstico al dar la razón a Isabel Pantoja en la denuncia de de 2012 en la que se enfrentaba Telecinco y a Producciones Mandarina por "intromisión ilegítima en el derecho a la intimidad y a la propia imagen".

Mi gitana, como ya analizó este portal, destrozaba la imagen de Isabel Pantoja mostrando los aspectos más polémicos de su vida de Pantoja, como sus amistades con Encarna Sánchez o María del Monte, o su relación con Julián Muñoz.

Más que una serie, aquello era una sucesión de pinceladas de su vida en la que se le atacaba constantemente, dejándola de interesada, de pesetera, y hasta se burlaban de su aspecto; había frases de guion en la que se hacía hincapié, por ejemplo, en el vello facial del personaje y cómo algunos colores de trajes de faralaes que no le hacía bien por esto mismo.

La cuestión es que meses antes de Mi Gitana vimos en Antena 3 Hoy quiero confesar, una serie que tampoco contó con el permiso de la tonadillera, y que fue mucho menos polémica. ¿Por qué?

Fotograma de 'Mi gitana'

La omisión de nombres y apellidos, una de las claves

Como espectador, tú sabías que Hoy quiero confesar, protagonizada por Belén López, era la vida de Isabel. Pero si acudimos a la sinopsis de la serie, disponible en la web de Antena 3 o en FlixOlé, plataforma que la tiene en su catálogo, comprobamos que nos dicen que la protagonista es la folclórica Julia. Cuando te pones a ver la serie a la protagonista en ningún momento la llaman por su nombre, esa no es ni Isabel ni Pantoja, y tampoco la llaman constantemente Julia, para mantener esa fantasía de que esa es la Pantoja.

Hoy quiero confesar indica que está basada en hechos reales, pero con mucha sutileza. Tanta, que los personajes en ningún momento tienen apellidos. Allí está Paco y su ex Carmen, la locutora de la Cope Encarna, el actor Máximo que fue novio de la tonadillera en su juventud, el alcalde Julián… Pero no se nos dice específicamente que el personaje es Paquirri, Carmina Ordóñez, Encarna Sánchez, Máximo Valverde o Julián Muñoz.

Los apellidos los aporta el espectador, como cosecha propia, pero desde la productora no se pillaban los dedos. Vemos discos con canciones como ‘Marinero’ en los que no se indica el nombre de la cantante, y en prensa, se habla de la folclórica y el torero y no de Isabel y Paqurri, o se habla de la amistad de Isabel y María del Monte a través de un recorte de prensa en el que se lee que “las dos artistas disfrutan de la fiesta”, sin decir nombres.

El argumento de Hoy quiero confesar, al igual que el de Mi Gitana, no era más que una sucesión de pasajes de la vida de la protagonista, sin una historia clara. Pero sin duda era todo más blanco, más abierto, menos morboso (y quizá por ello un poco más aburrido).

Fotograma de 'Mi gitana'

El morbo de ‘Mi Gitana’

Porque en Mi Gitana el morbo era lo único que te invitaba a ver semana a semana lo que emitía Telecinco. Ver hasta dónde podían llegar, qué límites podían cruzar. Cuál sería la próxima mirada libidinosa, si habría más caricias entre mujeres que se definen como amigas, si alguien le volvería a soplar en la nuca a Isabel, o si le volverían a reprochar eso de “tú nos utilizas y después nos dejas”.

Y es que Mi Gitana estaba hecha no solo para ser vista sino para ser analizada en debates posteriores. Para rescatar audios de Encarna Sánchez, para que frases como el “somos amigas, mamá” pasasen a la posteridad como legado pop.

La sutileza y la prudencia de Hoy quiero confesar está ausente, allí era todo más salvaje, hasta te arrancaba alguna carcajada aunque su intención no era la de hacerte reír. ¿Consecuencia de esto? Que Mi Gitana ya solo viva en el recuerdo, con un halo de vídeo prohibido que solo hace que te den ganas de mirar si está disponible en mercado de segunda mano, para ver por qué la Pantoja quiso prohibirlo. Mientras, Hoy quiero confesar sigue disponible, al alcance de cualquiera a golpe de clic. Porque recordemos que aquella no es Isabel, que aquella es Julia, o más bien, como dice la copla, la que no tiene nombre.