Esta semana conocíamos que la cárcel de Vis a vis cerraría sus puertas. Que Zulema, Saray, Tere o Macarena (que vuelve este lunes al fin) nos dejarán para siempre. Echaremos de menos sus intentos de fuga, sus ajustes de cuentas, sus trapicheos con las drogas, sus amores dentro y fuera de Cruz del Norte (y antes Cruz del Sur).

Como ya analizó este portal, lo sensato es que la serie acabe. Desde el primer momento sabíamos que Cruz del Sur / Norte no era una cárcel real, sino una institución privada, y que quizá por eso tenía sus propias normas. Pero dentro de lo que cabía, era verosímil dentro del universo de la ficción creada por Daniel Écija, Álex Pina, Iván Escobar y Esther Martínez Lobato, que una funcionaria fuese una auténtica hija de Judas, o que escaparse fuese más fácil que la tabla del 1. 

Sin embargo, lo de esta cuarta temporada se pasaba un poco de madre, rozando lo granguiñolesco, sobre todo, aquel asesinato que presenciamos en el primer episodio, que se producía mientras Sandoval degustaba un filete casi crudo.

A eso le sumamos las drogas que se quedaban siempre en el suelo como aviso a navegantes,las cenas de Zulema con la dueña de la cárcel para pactar, la violación en grupo que presenciamos en el capítulo seis y que estuvo promovida por el mayor villano de la serie, que no es precisamente un preso.

Un estupro que llevaron a cabo los presos de otras cárceles, como la de Cruz del Oeste, y esto nos lleva a preguntarnos: ¿se podría hacer un spin off de Vis a vis en una nueva prisión, perteneciente al mismo grupo carcelario, pero con reclusos masculinos?

Pros: Un nuevo universo y personajes que se podrían rescatar

Si Fox decidiese seguir apostando por Vis a vis en una cárcel con presos masculinos, los guionistas tendrían un lienzo en blanco sobre el que configurar un universo completamente nuevo. Personajes que sean tan villanos y encantadores como lo ha sido Zulema o Saray, una hornada innovadora de mosquitas muertas como Macarena o Mercedes, o volubles como Sole y Tere.

¿Habría romances entre rejas como los de Rizos y Macarena, se reflejaría la homosexualidad con la misma naturalidad que en su antecesora? ¿Podría haber un hombre tan malvado y astuto como Zulema, quizá algún familiar de El Egipcio? ¿Cómo podría ser el alter ego varón de la difunta Anabel? ¿Habrá quizá hay algún antiguo socio suyo por Cruz del Oeste? ¿Estará pagando el hermano de Macarena por tomarse la justicia por su mano?

Para que siguiese dentro del mismo universo, un posible Vis a vis masculino podría seguir contando con algunos de los funcionarios que ya conocemos, desde Valbuena a Hierro, pasando por Palacios, o por qué no, por un regreso de Fabio, del que no sabemos nada desde que Macarena cortase con él. Por no hablar del insumergible inspector Castillo, quien consigue salir vivo de cualquier tiroteo (no así sus compañeros).

Contras: La pérdida de la visión femenina

Lo más interesante de Vis a vis ha sido, sin duda, el peso de las mujeres. Una serie en la que no representan el rol de madre, ni esposa, ni hija, ni abuela. Allí todas eran presas únicas y especiales, animales sedientos de sobrevivir, que tenían que sacar lo peor de sí para llegar vivas al día siguiente.

Ha permitido brillar a muchísimas actrices, sin importar el número de líneas que tuvieran en el guion. Sin querer desmerecer a Nawja Nimri, Alba Flores, Maggie Civantos, Laura Baena, Ruth Díaz y un largo etcétera, yo destacaría a Inma Cuevas y su Anabel, que me parece la mejor villana que ha pasado por la televisión en España. Un auténtico monstruo, que no necesita estar poseída para ser el mismo diablo, y que puede meterse en tus sueños y acabar contigo mientras duermes sin tener que convertirse en Freddy Kruegger.

Sabemos de sobra que la ficción televisiva ha relegado a la mujer a papeles principalmente secundarios, a veces con diálogos irrisorios, y con un Vis a vis de hombres, sería difícil que tuviesen el peso que les corresponderia.

Costaría imaginar un Cruz del Este con los papeles invertidos a los que estamos acostumbrados, con ellos convertidos en presos, y ellas convertidas en funcionarias, médicas y comisarias. Difícil, sí, aunque no imposible, claro. Y si lo lograran, sería tremendamente interesante.