Martiño Rivas y Andrés Velencoso fueron los invitados de El hormiguero este lunes. Los actores acudieron al programa de Pablo Motos para promocionar Nacho, la serie que llega este domingo, 5 de marzo, a Atresplayer Premium, y que gira en torno a la vida de Ignacio Jordà González, más conocido como Nacho Vidal.

El coruñés es el encargado de interpretar al productor y actor de cine para adultos. Martiño, que fue portada de la revista Men's Health en noviembre de 2021, contó que le fascinaba la idea de ser un actor porno, pero que lo más complicado fue mantener la figura: "Pasé mucho hambre y una de las herramientas para construir mi personaje fue mantenerme alejado del catering. La idea fue cafeína, nicotina y uñas".

Por su parte, Andrés Velencoso se mete en la piel de Toni Roca, la estrella del porno que fue desbancada a la llegada de Nacho Vidal a la industria. Y lo cierto es que tuvo sus dudas con el proyecto: "Me planteé algunos prejuicios como cuánto me iba a exponer o cuántos desnudos iba a haber y qué se iba a ver. Me hice muchas preguntas, pero tuve la suerte de dar con un personaje que es un bombón, porque es un idiota descarado pero al que después te lo quieres llevar a casa", contó.

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Pese a que desde un principio, tanto el presentador como los propios actores aclararon que Nacho no era una serie pornográfica, sus ocho episodios de 50 minutos están llenos de escenas de sexo, como es lógico. Para ello, Rivas y Velencoso acudieron a la sala Bagdad de Barcelona. La dueña de la sala, por cierto, ofreció trabajo al intérprete catalán.

El truco del calcetín

Metidos en faena, Motos les preguntó por cómo se enfrentan a las escenas más tórridas. "Te ponían un calcetín que llevaba una especie de goma arriba y hasta que alcanzabas la presión exacta era complicado. Y las escenas de sexo eran como nuestras escenas de acción en una película de superhéroes: las persecuciones, las peleas... Había una coordinadora de intimidad y todo estaba planificado", explicó Martiño.

"Cada escena de sexo era una isla en sí misma y cada una tenía que aportar algo a la historia. No era lo mismo cuando se acostaban en la privacidad de su habitación que cuando lo hacían en la Sala Bagdad delante de 400 espectadores o en un set de rodaje de una película", siguió el coruñés a lo que su compañero añadió: "La coach de intimidad te pasaba por WhatsApp uno o dos días antes las imágenes con las posturas que había que hacer en el rodaje y no había fallo, porque esas escenas eran algo incómodas para todo el equipo y cuanto antes se rodaran, mejor".

Por último, Martiño desveló su truco para lograr que su culo luciera moreno: "Mi herramienta de trabajo era la cinta kinesiológica de color carne y después me teñían el culo con un espray para que el aspecto cromático del mismo fuese un poco más homogéneo".

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"Pero en Ibiza, el director y la productora me dijeron que se notaba mucho la diferencia y me pidieron que me diera un poco el sol para que se igualara. Como estaba en un hotel y no disponía de mucho tiempo, me hice una especie de tanga, pero la marca era todavía más evidente que la anterior. Entonces, acabé tomando el sol en un barco, pero me quedé dormido y mi culo no tenía manchas al final, parecía la radio de un pintor", terminó de explicar entre risas.