Hasta el momento Tu cara me suena solo lo han ganado cantantes profesionales, ya sea con una carrera discográfica previa (Edurne, Angy, Ruth Lorenzo, Blas Cantó, Jorge González) o con experiencia en el teatro musical (Miquel Fernández, Roko). Y esta edición va por el mismo camino, pues por ahora los mejores puntuados son Agoney, María Peláe, Rasel y Nia Correia, y está claro que los cuatro serán finalistas probablemente junto a Eva Soriano, según las últimas estadísticas.

En la gala emitida el viernes de la pasada semana el imitador Carlos Latre quiso hacer una valoración muy interesante a Nia, a la que dio un mensaje que bien podía aplicarse al resto de compañeros. Y es que le dijo que la ganadora de Operación Triunfo sufre “el síndrome del cantante que viene a Tu cara me suena”. El miembro más veterano del jurado junto al presidente Àngel Llàcer empezó diciendo que Nia tiene “meticulosidad y profesionalidad” en su espectáculo, pero que a ella y a otros que han pasado por el concurso les pierde el cantar bien y hacer buenas coreografías por encima de emular al personaje elegido por el pulsador.

Hacéis todo lo envolvente para que quedéis bien en vuestro registro, y prima sobre sobre la imitación”, explicaba Latre, intentando ser “constructivo y positivo” en su comentario. “Creo que tienes que arriesgar un poquito más, no tenga miedo”, le pedía a la concursante canaria, a la que instaba a “soltarse”. “Si te hubieses arriesgado a buscar ese falsete, que canta como asustado, se hubiese desvirtuado el cantante, pero te habrías acercado a la imitación”, valoraba, en referencia al número de Correia como el rapero Usher con el tema de 2004 ‘Yeah’.

Ella reconoció que cuando fichó por el concurso pensaba que todo sería sencillo al tener buena técnica vocal, pero que luego en el escenario todo es más complicado, y en el caso del artista que le ha tocado imitar, ha explicado que ha jugado con su laringe y su forma de cantar, pero que hay cosas, como hacer un falsete de un hombre, que llega hasta donde puede. Y Latre entonces volvió a insistir en su valoración: si consigue imitar más que cantar bien será más bonito para este programa y para ti misma, que digas venga me lanzo al ruedo”.

La crítica de Carlos Latre está llena de verdad, aunque es algo que se podría haber dicho muchas más veces, tanto en esta competición como en otras temporadas. Y es que han sido muchos los grandes cantantes que se han escudado en su voz para hacer imitaciones, poniendo por encima su talento habitual que su capacidad para imitar vicios vocales, acentos o respiraciones.

De hecho, lo más común es que un cantante profesional que haga un gran número vocal gane la gala, se parezca o no. Conquista al público en el plató, y también a los jueces, que escuchan su voz por auriculares de forma limpia, para poder apreciar bien los matices de la imitación. Sin ir más lejos, Nia se llevó el gato al agua la semana anterior metida en la piel de Jennifer Hudson con el tema ‘One Night Only’, porque su fuerza, su talento y su garra estaba fuera de toda duda. Su capacidad de imitar quedó en un segundo plano ante semejante puesta en escena, aunque entonces nadie fue capaz de decir ni mu, porque la canción le permitía soltarse la melena y emocionar a cualquiera. Y a nadie pareció importarle. Sin embargo, cuando imitó a Concha Buika, de la que sí tenía muchos dejes, recibió palos por todas partes porque veían más a Nia que a Buika. 

Como ya analizamos en estas páginas, a menudo los que mejores imitaciones dan son los actores que no tienen gran preparación en canto. Como lo fue Rocío Madrid en la temporada anterior, o Lydia Bosch en esta, pues se nota el trabajo que le ponen y una gran capacidad para agarrarse a un punto interpretativo con el que construir el personaje, sin que el llegar a las notas más altas sea la clave.

Sería muy interesante que los jueces de Tu cara me suena de vez en cuando se atreviesen a soltar más críticas en este mismo sentido, pues a veces el chascarrillo humorístico, los piropos o frases como “me emociona el arte”, que Lolita usa por encima de sus posibilidades, ensombrece la crítica constructiva.

Del mismo modo, en otro programa, Latre podría hacer una crítica similar a Los Morancos o a David Fernández, que anteponen su papel de humoristas a la imitación en sí. Si Nia u otros cantantes tienen el vicio de impostar su propia voz en lugar de imitar, muchos humoristas han abusado de bromas y chascarrillos en plena actuación que meten de forma abrupta y con calzador. En sus primeras semanas, por ejemplo, Los Morancos iban tanto a hacer el ganso que ni se sabían la letra de la canción (‘Sopa de amor’), y David Fernández no quiere que olvidemos que él fue Rodolfo Chiquilikuatre y por eso mete alguno de sus gestos, como ponerse el dedo en la cara, sin venir a cuento (como cuando hizo de Franco Battiato). Tampoco pasaría nada si ellos desvirtúan el humorista y se acercan a la imitación. Sería más bonito para el programa y para los propios imitadores.

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