Este domingo, Telecinco emitió las dos primeras entregas de Rocío, contar la verdad para seguir viva. Una serie documental en la que Rocío Carrasco se abría en canal para contar el infierno personal en el que lleva años sumergida. Una vida, según su testimonio, marcada por su relación con Antonio David Flores, el padre de sus hijos.

La que fuese presentadora de Hable con ellas narró episodios de violencia física y psicológica. Desde golpes en la cabeza a insultos, o amenazas en la que los hijos serían la moneda de cambio. “Aprovechaba para insultarme, me increpaba, decía 'te los voy a quitar y te van a odiar, hija de puta”, relataba entre lágrimas Rocío Carrasco.

La emisión del documental fue un éxito de audiencias, tanto en cuota como en miles de espectadores. Es el tema de moda, está en boca de todos, cualquier detalle de la entrevista es susceptible de ser comentado.

En la charla, Carrasco explicó que muchas veces la han insultado por la calle, que le han dicho que es una mala madre, y cosas peores. Ahora hay quien se atreve a tirar por tierra su testimonio, dudando de su palabra. Ella llevó pruebas, pero no olvidemos que, según la ley, Antonio David, que fue juzgado, no es culpable de un delito de maltrato. Ahora tachan a Rocío de oportunista, de sentarse a contar su verdad por dinero, y hay quien cifra la exclusiva en un millón de euros.

El caso puede recordar a muchos espectadores a lo que vivió Carmina Ordoñez hace dos décadas, cuando dijo en directo, en una visita a Crónicas Marcianas, que su exmarido Ernesto Neyra le pegó una paliza. En una primera visita se mostró esquiva, aunque Coto Matamoros le invitaba a hablar. Una semana después volvía al mismo programa para confirmar que vivió maltrato dentro de su relación con el bailarín.

Uno de los momentos más recordados de aquella visita al late night de Telecinco presentado por Xavier Sardà fue cuando Carmen explicó que su hijo Julián, con 12 años, llegó a suplicar a Ernesto “por favor, no mates a mi madre”.

Como sucedió con Rocío, contar la verdad para seguir viva, se trataba un asunto tan delicado en un programa con mucha audiencia, y se criticaba a la protagonista por denunciar su caso delante de una cámara y previo pago (unos cinco millones de pesetas se dijo que había cobrado por sus dos intervenciones, 30.000 euros al cambio).

Y, al igual que a Rocío Carrasco, se cuestionó a Carmina Ordoñez por haber cobrado. En el programa Lazos de sangre, su hijo Julián Contreras recordó cómo mucha gente creyó “que mi madre vio una oportunidad para crear expectación” con el tema de la violencia machista, y que se catalogó su relato como una invención. Añadía que su madre fue víctima de “una opresión y una violencia casi institucional”.

Recordemos que Carmen Ordoñez llevó a Ernesto Neyra a los tribunales, pero un juez dijo en el auto que ella no tenía perfil de mujer maltratada, por lo que el caso se archivó, igual que también le pasó a Rocío.

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El despido de Antonio David

Tras la emisión del documental, Mediaset ha anunciado cesar cualquier vinculación laboral con Antonio David Flores, en cualquier programa. Una decisión correcta, pero que llega tarde y cargada de un exacerbado cinismo, tal como ya hemos analizado en estas páginas.

Con el relato de Carmina, sin embargo, la cosa fue diferente. Se dio por válido su testimonio, se le animó durante una semana a contar su verdad. Se demostró que cualquier mujer, famosa o anónima, sofisticada o del pueblo, podía verse envuelta en un infierno de palizas y malos tratos. Esos episodios de violencia dentro del hogar hasta se recogieron en la miniserie Carmina, emitida en 2012, y en la que Patricia Vico se metía en la piel de la divina.

Sin embargo, Ernesto Neyra nunca fue vetado como ha ocurrido ahora con Antonio David Flores. En 2006, por ejemplo, fue participante de Esta cocina es un infierno, y en los años siguientes le vimos en programas como el Deluxe.

En 2017 Neyra fue a Viva la vida a defender su inocencia, después de verse las caras con Kiko Matamoros en un juzgado porque el de Sálvame aseguró en 2010 que maltrató a Carmina. Neyra explicó que la denuncia por maltrato de Carmina Ordoñez fue desestimada, y que fue absuelto con la que le interpuso su exmujer Lely Céspedes. Se lamentaba de la imagen que los medios han dado de él, que le habían destrozado la vida.

El pasado 2020 el programa volvió a contar con su testimonio, después de haber pasado por la cárcel por el impago de la pensión a Céspedes, quien volvía a señalar a su ex como maltratador. “No puede ser que ella haya vuelto a hablar de los malos tratos y de que ha vivido un calvario conmigo porque eso no es verdad, ya me he cansado y ahora me vais a escuchar a mí” decía el bailaor, que quería derecho a réplica, aunque de momento nadie ha vuelto a escuchar su testimonio.

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