En la tarde de este lunes conocíamos la defunción del actor Quique San Francisco a los 65 años como consecuencia de una neumonía, que le hizo estar varias semanas en el hospital. Pronto las redes sociales y los medios de comunicación se llenaron de imágenes y testimonios en su recuerdo, e incluso Cuatro modificó su parrilla para emitir algunas de sus participaciones en Mi casa es la tuya y Chester.

También tuvo palabras de recuerdo para el actor y humorista Pablo Motos, pues Quique San Francisco era un personaje muy querido de El Hormiguero; incluso Motos y él trabajaron hace más de una década en un montaje teatral.

“Esta tarde se ha muerto mi amigo Enrique San Francisco y quiero hablar de él. Me enseñó a estar en un escenario, a sobrevivir en Madrid, a entender a los artistas y hasta qué extremo una persona puede ser libre. Puedes ir a trabajar, tener un horario, obedecer a tu jefe o no. Si no te da la gana no, y a Enrique no le daba la gana. Y como era libre, eligió vivir por el lado salvaje de la vida” señalaba el presentador al arrancar el programa nocturno de Antena 3.

Aseguraba que quienes estaban cerca de él nunca se aburrían. “A veces no tenía dinero, a veces le quitaban la luz, a veces se metía en problemas, pero si le preguntabas cómo estaba, siempre decía que bien” continuaba diciendo.

Pablo Motos definía a Quique San Francisco como un “genio y un sabio”. “Hubo una época quedábamos en su casa para beber cerveza y jugar a la Xbox y, de repente, cuando estábamos jugando y se ponía gracioso soltaba unos chistes... infinitamente mejores que los que le escribíamos nosotros para El Club de la Comedia” recordaba. “Un día, después de un chiste de esos brutales le dije: ‘Quique, si tú trabajases…’ y me respondió: ‘No digas barbaridades...’”.

El monólogo de Motos continuaba narrando cómo al actor evitaba hablar en serio, y que un día que San Francisco “la estaba liando muchísimo” le preguntó al actor si no se dio cuenta de que “eso iba a acabar fatal”. “Me contestó: 'Eso no pasará, porque siempre que estás desesperado aparece una buena persona y te ayuda'”.

Sobre las compañías del actor, Motos señaló que la casa de Quique San Francisco “estaba siempre llena de gente a veces muy dudosa y muy peligrosa. Pero él siempre me decía que tenía que conocer a gente de todas partes, que no necesitaba tener un barco como yo, solo tener un amigo con un barco”.

Señaló, del mismo modo, la poca capacidad del que fuese su compañero para administrar el dinero, e hizo referencia a una indemnización que tuvo después de que le atropellasen; Pablo Motos le recomendó que utilizase el montante para pagar las deudas, organizarse y tener el dinero en el banco, pero San Francisco le dijo que “si le pagaban 100 millones, él se gastaría 110”.

“Todos queríamos a Enrique porque te hacía sentir debilidad por él y por ahí entraba y te robaba el corazón para siempre ya. Era noble, buena persona, solidario y muy valiente. Delante de él jamás se cometía una injusticia. Le daba igual perder el trabajo o meterse en una pelea. Jamás nadie cometió una injusticia en su presencia porque también era un héroe” explicaba en la parte final del monólogo, contando al público que no ha conocido “a nadie que se haya cruzado cinco minutos con Enrique y no te cuente después una historia alucinante”.

“Mientras que hay otros actores a los que les dan premios, un Goya o un Óscar, a Enrique la vida le dio libertad, aventura, cuerpo y un espíritu indestructibles”, concluía el presentador. “Se ha marchado con esa elegancia que siempre fue su firma. Todos le recordaremos con la imagen más impresionante de esta Navidad, Enrique, con su capa y su guadaña riéndose de la muerte. Seguramente esa fue su última gamberrada”, apuntó, en referencia al anuncio de Campofrío.

“¿Sabéis lo que más le gustaba del mundo? Divertirse, y eso es lo que vamos a hacer esta noche para honrar su memoria, para hacerle el homenaje que se merece y como a él le gustaría que se lo hiciésemos”, concluía, dando paso al desarrollo habitual del programa, en el que el cantante C. Tangana acudió como invitado.