A lo largo de 505 entregas, ¡Boom! encontró una mina de oro en el equipo de concursantes llamados Los Lobos. Un grupo formado por Erundino, Valentín, Manu y Alberto (sustituto de José) que logró que el programa creciese en audiencias de forma imparable, con jornadas en las que se convertían en el concurso más visto de la televisión y con mejor target comercial.

Este equipo se ganó el cariño del público, tanto, que el día de su despedida (el 8 de julio de 2019) Antena 3 decidió mover el programa de su habitual franja de noche hasta el prime time, con un éxito arrollador. No era para menos: se llevaron el mayor bote entregado en la historia de la pequeña pantalla: 6.689.300 euros.

En una época en la que los concursos de cultura general buscan concursantes profesionales, que generen una sensación de familiaridad, el desafío de ¡Boom! para mantener a la gente de casa no era sencillo. Hasta que aparecieron en octubre de ese 2019 Los Dispersos, formados por Victoria, Manolo, Óscar y Miguel Ángel, Los Dispersos. Desde entonces no han encontrado rival que les eche del concurso, en el que hoy probarán suerte en su programa 290.

Hay que decir que, al igual que Los Lobos, Los Dispersos tienen en común que cada uno de sus miembros procede de un lugar diferente: Miguel Ángel es de Valencia, Manolo de Jerez, Óscar de Madrid, y Victoria de A Coruña.

Además, si Los Lobos vieron cómo José Pinto causaba baja y era sustituido por Alberto Sanfrutos, en las últimas semanas de enero vimos cómo Los Dispersos contaba con nuevos miembros, Laura y Joan, que sustituyeron a Victoria y Miguel Ángel (o M.A), que se ausentaron mientras superaban el coronavirus. “En cuanto estén bien y los protocolos lo permitan estarán de nuevo con nosotros, en el concurso. Así que, desde aquí, un beso muy fuerte de todo el equipo”, advertía Juanra Bonet, señalando que a diferencia de lo que sucedió con José Pinto el cambio de formación sería algo temporal.

De momento el equipo va de camino de los 1,4 millones de euros, aunque no desisten en el empeño de alcanzar el bote, que ya va por 2.265.000 euros.

A lo largo de este casi año y medio Los Dispersos se han convertido en alguien más de la casa, y cada tarde, entre acierto y acierto, te van contando pinceladas de su vida. Manolo, por ejemplo, contó cómo su padre se animaba viendo el programa cuando estuvo ingresado “muy malito” en el hospital, Óscar narró cómo una lesión de rodilla le sirvió para ver la vida de otro modo, Victoria ha narrado anécdotas de su infancia o M.A. ha hablado de cómo fue su etapa de Erasmus.

Como ocurre con otros concursantes queridos, como Pablo Díaz de Pasapalabra, las sensaciones del público se dividen. Por un lado están las ganas de que se lleven el premio, de que cumplan su propósito de resolver todas las preguntas y se vayan a casa con un buen pellizco. Sin embargo, también supone decirles adiós, y ver cómo el programa continuaría sin ellos, como cuando se despide a un personaje popular de una afama serie de televisión.

A pesar de que pronto se ganaron la etiqueta de Los Nuevos Lobos, lo cierto es que les queda un tiempo de rodaje para igualar la hazaña televisiva de Erundino, Valentín, Manu y Alberto, así como para emular el premio alcanzado. ¿Se llevarán el bote antes de los 500 programas, o se esperarán hasta que el mismo sume algún millón más?

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