Opinión

La educación nacional como salvación o derrota de España

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Desde mi humilde experiencia como profesor, he asistido con estupor a la degradación de la educación en las aulas a todos los niveles. La nueva LOMLOE del PSOE-Podemos, y la aquiescencia del resto de partidos del llamado arco parlamentario, ya que, aunque votasen en contra, si esto no va acompañado de hechos y de acción real es un simple brindis al sol.

En el siglo XXI se están cumpliendo todos y cada uno de los presagios que se atisbaban en el horizonte; véase nuestro siglo XVIII con el inicio de una cuesta abajo sin precedentes, impulsado por lo peor de la masonería inglesa, francesa y neerlandesa; el XIX, con los traidores actuando sin freno e impulsando la discordia entre españoles con las primeras guerras civiles entre carlistas e isabelinos, y un siglo XX, con el desastre de la guerra fratricida en la que izquierdas y derechas enfrentaron a los españoles bajo el negro hado de la falacia.

Igual que José Antonio Primo de Rivera advirtió: "Es la hora de los enanos”; enanos parlamentarios de circo, de bajeza moral y de una infamia que no merece más que el juicio por traidores a la Patria. A esto hay que añadir la Constitución de 1978, entregando todo; y lo más importante de todo: nuestra soberanía. Todo empezó a carcomerse desde dentro con la entrada en la OTAN, préstamos del FMI, la entrada en la Unión Europea, etc. Y ni izquierdas ni derechas nos han explicado aún por qué vendimos nuestra industria para convertirnos en los “ponecopas” de Europa. Como dijo Solchaga, ministro de economía del PSOE en el año 1985: “La mejor política industrial es la que no existe”. En fin.

Los burócratas de Europa nos endeudaron con el gesto cómplice de todos los partidos sin principios que abundaban en la Moncloa y sus cloacas. Al FMI le debemos el alma, pidiendo un dinero que no hubiera sido necesario de haber mantenido nuestra soberanía. Sin nada que ofrecer, España se convirtió en un país paria; desindustrializado, con tasas de paro insoportables, con gran parte de nuestras familias viviendo cerca del umbral de la pobreza. Y así seguimos, dando igual que gobiernen los unos o los otros. Ninguno cumple ni cumplió sus promesas.

Desgraciadamente, lo grave no termina aquí. Al haber permitido que todas estas élites parasitarias aniden en nuestra patria, se permiten las mayores rapiñas para destruirnos desde dentro. Asistimos a la eliminación de nuestros valores más elementales, empezando por la educación, de dónde se supone que van a salir nuestros mejores valores.

A pesar de todo lo anterior, veo un halo de esperanza. En el rango de 15 a 29 años se está produciendo un resurgir de la idea de España, un hacerse preguntas, un querer saber, que de eso se trata la Educación. La izquierda mira con estupor que ya no es toda suya la juventud. Ya no les puede vender la mentira del marxismo y su transformación en ideología de género, movimiento LGTBIQA+, un Ministerio de Igualdad inflado que, no se nos olvide, pagamos con nuestro bolsillo. Nuestra juventud ve como sus familias pagan impuestos abusivos para mantener esta fiesta. Ya no se creen todo, y eso me hace sentir nuevos bríos para seguir con mi tarea docente.

Por todo ello, la Educación se torna de suprema importancia; sobre todo la lectura de nuestros clásicos y la comprensión de nuestra Historia; ambas indeleblemente unidas, pues ahí van los Valores Eternos de todo Español. Pues no se puede comprender el alma de España sin leer a San Isidoro de Sevilla en época visigoda, pasando por Alfonso X el Sabio y todos sus conocimientos; Francisco de Vitoria, el creador del Derecho Internacional, y uno de los grandes olvidados por la Historia. A nivel de Literatura, en nuestro Siglo de Oro, tenemos desde Cervantes y nuestro Quijote hasta Lope de Vega, Calderón de la Barca, Francisco de Quevedo, Menéndez Pelayo, Moratín, etc. Necesitaría muchas páginas para explicar nuestra riqueza literaria.

Dicho todo lo anterior, asisto con un gesto de decepción a la sistemática eliminación de nuestra Historia. Las élites globalistas en su afán por destruir España han cerrado a cal y canto la boca de las editoriales. Algunos ilusos dicen que hay editoriales “de derechas” y que aún hablan de nuestra grandeza… No, es una falacia. Es una auténtica vergüenza y un deshonor para nuestra juventud ver cómo en Historia de España se pasa de soslayo y con vergüenza por los pueblos que estuvieron en nuestra Península: celtas, celtíberos, romanos, visigodos, etc. Una herencia de la que ya pocos conocen. Estamos perdiendo la batalla cultural y social frente a esta psicopatocracia que nos desgobierna.

No quiero cerrar este artículo sin decir alto y claro: España es incómoda para las élites globalistas, pues nuestra Patria representa los valores del Humanismo, poniendo al Hombre en el centro como portador de valores eternos. Desde el siglo XIX, la masonería inglesa y sus oscuros intereses continúan destruyendo a España sistemáticamente.