Opinión

La verdadera antipatria liquida nuestra juventud

Uno de los detenidos en Almadrones (Guadalajara) por tráfico de drogas. Foto: Guardia Civil

Uno de los detenidos en Almadrones (Guadalajara) por tráfico de drogas. Foto: Guardia Civil

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Tras escuchar cruzar declaraciones a unos y a otros de nuestros políticos, no he podido dejar de pensar en lo absurdo que resulta acusarse mutuamente de ser más o menos patriota. Sin embargo, no he escuchado a ninguno de nuestros representantes hacer una reflexión profunda sobre el cáncer que está destruyendo el valor más importante que toda sociedad tiene: su juventud.

No me refiero sino al tráfico de drogas. Vivimos en un país que es un auténtico paraíso para las mafias del tráfico de sustancias.

Sé, queridos lectores, que ustedes desean hechos y no palabras. Cada día que pasa el ambiente es más irrespirable, la situación más confusa y vemos una vuelta preocupante a drogas que parecían ya olvidadas en el imaginario colectivo: la heroína, la metanfetamina, el cristal y hasta una droga caníbal.

Pero lo más grave de todo es que estos seres que llevan la muerte a nuestra calles, y que tienen nombres y apellidos no habitan tierras muy lejanas. Se encuentran en nuestros barrios y calles, camuflados como ratas, esperando a la siguiente víctima que, desgraciadamente, será cada vez más joven.

Por eso, todos los ciudadanos verdaderamente preocupados por el devenir de nuestra Sociedad debemos pedir hechos concretos y no palabras. Llamemos a la movilización ciudadana, organizada, carente de dudas, para que sea ella, la auténtica depositaria de la soberanía popular la que actúe contra esta canalla.

Partidos de toda clase, organizaciones vecinales, sindicatos, esa famosa transversalidad. Queremos un programa fuerte y serio para acabar con esta lacra. Será por el bien de nuestra ciudadanía más joven, por tanto, por el bien de nuestra Patria.