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Putin, a un dictador le importa poco su pueblo

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 Los corredores humanitarios se están convirtiendo en flancos fáciles para el asesino de Putin, en una guerra de desgaste de los ucranianos. Intentando acabar con su moral y su capacidad de respuesta en una resistencia poco esperada por Putin.
Las sanciones económicas a Rusia no parecen tener efecto a corto plazo en la finalización de la guerra, no habrá por otra parte sanción que acabe con las andanzas de este sociópata que detiene a los manifestantes rusos en Rusia, inclusive a niños o ancianos.

Su único deseo es conseguir atemorizar al mundo bajo la amenaza de una tercera guerra mundial usando su arsenal nuclear. Así no puede haber ninguna involucración en la guerra por parte de Occidente, más allá de las consecuencias económicas para Rusia a través de las sanciones.

A un dictador le importa poco su pueblo, el deseo de Putin es mantenerse en el poder satisfaciendo su megalomanía con la conquista de Ucrania y estar poniendo en jaque a Occidente. Ahí reside la incapacidad de acción de las sanciones, Putin no teme por un pueblo ruso sometido y manipulado informativamente ni hambriento. Los oligarcas tampoco podrán ejercer influencia sobre él para que cese la guerra. Con el puño sobre la mesa y el control férreo de Rusia a través de su ejército y policía ya no precisará del apoyo de la oligarquía rusa para mantenerse en el poder

El objetivo último de Putin es el imperio ruso, quiere ser el primer zar del siglo XXI, no concibe a una Rusia rodeada por países pertenecientes a la OTAN o la Unión Europea, es con eso precisamente con lo que quiere acabar. Putin sabe de la dependencia de las materias primas de Ucrania y de Rusia por parte de occidente, así que aquellas medidas que vayan en contra de su economía también tendrán un efecto sobre nuestras economías, produciéndose inflación en los países occidentales necesitando a Venezuela o Irán, dictaduras poco fiables, para mantener el suministro de gas y petróleo.

Putin no puede perder la guerra, no está en su concepción ni llegará a un acuerdo de paz. El tiempo, su ejército obsoleto, y la resistencia, estas tres cosas que le dificulten la conquista para poner a un gobierno títere controlado por él en un corto periodo de tiempo, podría llevarle a emplear una bomba atómica táctica, para la rendición absoluta de Ucrania y el control completo del país. No temerá las sanciones que se deriven pues sabe que estrangular su economía es hacer lo propio con la de Occidente.
Ni tan siquiera en el escenario del uso de la bomba atómica táctica sobre Ucrania se podrían ejercer medidas militares contra Rusia. Podemos decir que la respuesta occidental militar es nula en esta guerra.

Putin no atacará Polonia, porque si consigue lo que se propone habrá ganado la guerra para él y no está en su deseo entrar en un conflicto con Occidente que podría acabar con su propia vida.

Se puede generar una inflación sin crecimiento económico paralizando la economía española, mientras Sánchez pone distancia con Unidas Podemos y sus socios nacionalistas con la justificación perfecta en caso de que vengan mal dadas por la deriva de la guerra, por otra parte con un PP que tiene que curar sus heridas, el PSOE acabará sin problemas esta legislatura para ganar las próximas elecciones en las que estará menos atado de pies y manos al conseguir una mayoría más amplia. Podemos, a pesar de Yolanda Diaz tiene el tiempo contado en España.

La guerra en Ucrania está uniendo a Europa, fortaleciéndola. Sólo políticas comunes fuertes y seguras podrán hacer de una unión económica una verdadera unión política.
Esperemos Putin no recurra a la bomba atómica táctica por el bien de Ucrania y del mundo.