Opinión

Sin noticias de Said Berraj dieciocho años después del 11-M

  1. Opinión
  2. Blog del suscriptor

¿Conocen otro atentado en el que de principio a fin aparezcan tantos confidentes de la Policía en el relato oficial? 

Nos dijeron que en los trenes se colocaron trece bombas, de ellas, diez estallaron y tres no, De esas tres, una, para sorpresa de todos, apareció en una comisaría de Vallecas después de que los TEDAX no la encontraran a pesar de buscar más explosivos inspeccionando los trenes dos veces y de cabeza a cola. Las otras dos bombas que no estallaron y que sí encontraron las desactivaron los TEDAX de Madrid a las órdenes de Cáceres Vadillo, el mayor experto en explosivos de la Comunidad.

Tras ver las consecuencias de las explosiones, tanto él como sus compañeros estaban convencidos de que responderían a un explosivo militar, por tanto, las intentaron desactivar de la manera que se desactiva un explosivo militar. Fracasaron. Su error en el modo de desactivarlas provocó que esas dos bombas volaran. No encontraron ningún explosivo militar, sí uno que podía ser dinamita Goma 2 ECO.

¿Con las diez bombas que sí estallaron se atentó en los trenes con un explosivo militar?

¿Son españolas las dos bombas que se colocaron en los trenes con intención de que no estallaran y la que nadie sabe cómo se encontró en una comisaría horas después?

¿En un plan que fracasó estaba la intención de volver acusar al Gobierno de entonces de inventarse fallidos atentados etarras en Madrid?

Recuerden que ya se había acusado a Aznar de inventarse el intento de atentado en la Estación de Chamartín y la detención en Cañaveras de una furgoneta etarra. Sé que les resultará muy difícil, pero sitúense en el escenario de esta hipótesis: no existen las diez bombas que estallan, sí dos que se dejan para no estallar en dos trenes de Cercanías. Aznar acusa a ETA de una vez más intentar atentar en el Corredor del Henares, pero pocas horas después detienen por ese intento a radicales islamistas, varios de ellos confidentes de la Policía.

Así se confirmarían las acusaciones que ya se habían hecho contra el entonces presidente, quedaría como un mentiroso que para ganar por mayoría las elecciones generales acusaba a ETA de lo que habían intentado islamistas radicales.

Sin abandonar la hipótesis del posible escenario con el que trato de explicar lo que dieciocho años después no explica un relato tan oficial como no creíble, ¿supo el confidente Said Berraj que se estaba preparando una trampa incruenta? ¿Acabaron siendo cazadores cazados por el marroquí los que confiaron en él para dejar a Aznar como el peor de los mentirosos? 

¿Por qué la Policía no desalojó hasta cuatro horas después de intercambiar disparos con los terroristas el edificio de Leganés en el que los encontraron solo gracias a un teléfono que relacionaron con Said Berraj?

¿Cómo pudo escapar Berraj que según la propia Policía es el más importante de los terroristas que perpetraron el peor atentado que hasta entonces, todavía no sabíamos de lo que Putin sería capaz de hacer en Ucrania, habíamos sufrido en Europa?

Nadie mejor que el marroquí podría contarnos lo que dieciocho años después no sabemos del 11-M. ¿Dónde está? ¿Qué fue de él? ¿Quién lo busca? ¿Dónde? ¿Cómo? 
¿Por qué no preguntamos qué está haciendo la Policía para detener a Said Berraj?