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Whatever it takes

El primer ministro italiano, Mario Draghi, durante una rueda de prensa.

El primer ministro italiano, Mario Draghi, durante una rueda de prensa. Reuters

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Después de más una década prestando dinero a todo el mundo, para que se compraran un adosado, un 4x4 y se fueran de vacaciones al Caribe, allá por 2012, con la prima de riesgo española en 600 puntos y la griega en 1000, Mario Draghi afirmó, que para salvar al euro haría "whatever it takes".

Lo cierto es que estamos en 2022 y el euro, que parecía descarrilar, sigue estando en nuestros bolsillos, pero ¿qué fue lo que hizo Mario Draghi, al frente del BCE, para salvar una moneda moribunda? Pues algo muy sencillo, que unos llaman política monetaria expansiva y otros simplemente definimos como "darle a la máquina de fabricar billetes".

Y el caso es que, según esos euros nuevecitos salían de la máquina en Fráncfort, servían para comprar las emisiones de deuda soberana de los manirrotos países del sur de Europa, que, como España, llevan décadas gastando más de lo que ingresan.

Dicho de otro modo, el adosado, el 4x4 y las vacaciones caribeñas de millones de personas, en vez de costearse con esfuerzo, productividad, riqueza, innovación, o activos reales, se pagaron con unos papelitos muy bonitos, con hologramas, hilos de seguridad y marcas de agua, fabricados en Alemania.

Por centrarnos en España, paradigma de país derrochador, la sed de billetitos prestados por el BCE, para seguir viviendo por encima de nuestras posibilidades, ha sido tan tremenda, que la deuda sobre PIB ha pasado del 7% en 1975, al 125% actual. Eso significa que debemos 1,5 billones de euros, nada menos que 30.000 euros per capita (recién nacidos incluidos). Lo más curioso es que a esta locura de fabricar billetes para endeudarse hasta el infinito, en el BCE, lo llaman "política de estímulos".

Pero cuando ante una crisis, en vez de apretarte el cinturón, fabricas billones de euros y se los prestas a la gente para que sigan creyendo que son ricos, aparece una inflación, que ya es muy elevada y que irá a más en los próximos tiempos, obligando a los violadores de las leyes económicas a elegir entre susto o muerte, o sea, tapering y subir tipos de interés, o seguir fabricando billetes a tipos cero y tener unos precios desorbitados. 

Durante una década se ha ocultado que el euro es inviable es su concepción, que los  indisciplinados e improductivos países del sur de Europa no pueden compartir moneda con los austeros y productivos países del norte. Que no se puede dopar la economía hasta el infinito. Que a los yonkis no se les cura con heroína. En fin, que nada malo había en vivir en un piso modesto, en vez de un chalet, en ir a trabajar en el metro, en vez de un SUV, o en ir de vacaciones al pueblo, en vez de al Caribe.

Mario Draghi hizo "whatever it takes" para ocultarnos la verdad. Ahora las consecuencias serán mucho peores.